DE LIBROS Y LIBRERÍAS
Terminó la Feria del Libro 2010
Siempre hay halagos y/o críticas para los realizadores. Cuando mis hijas estaban pequeñitas, siempre íbamos a las celebraciones que se hacían en la Fortaleza Ozama, la Plaza de la Cultura, etcétera, cuando don Rafael Herrera, pasado director del Listín Diario y don Raymundo Amaro Guzmán, eran de los principales organizadores, y colaboramos con el montaje escribiendo en el periódico, sobre el mismo. Nos divertíamos y comprábamos libros en cantidades muy importantes. Las embajadas de los países acreditados aquí tenían sus espacios donde mostraban al público algunos de sus productos y textos representativos. Igual que ahora, la gente acudía en masa, unos a comprar y otros a divertirse, a “botar el golpe”, que siempre lo hay. Las casetas se recomponían, se rehusaban. Ahora es distinto, son lujosas y por esa razón las más llamativas ganan premios. No siempre debemos estar en el fango, en lo sucio, en lo feo, ya hemos tenido o tenemos suficiente, que alguien se ocupe, por la razón que sea, de ofrecernos algo diferente, algo bonito, interesante, agradable, que nos ayude a soportar, además del tedio, el sufrimiento cotidiano, es encomiable, no debe ser tan criticable. Hay muchos otros, que hacen menos y sí deben ser criticados duramente, permanentemente. Estuve leyendo en un periódico de gran circulación, que ésta feria “no fue rentable”, que se hicieron muchas actividades que no correspondían a la naturaleza del evento. Yo considero que éstos actos enriquecen los festejos, inclusive los conciertos de los artistas músicos que durante el resto del año no tienen mucho trabajo, porque en el país no hay, sólo para algunos, los que de algún modo están pegados de algo o alguien, en este tiempo encuentran oportunidad de hacer algo, además, el lector, el real amante de los libros, no se distrae con esos asuntos y no tiene por qué esperar las ferias para adquirir los textos de su interés. **** Siguiendo con el tema de la columna anterior, que tanto ha gustado, les diré que el “donjuanismo”, se aplica a los hombres que corren sin aliento en constante búsqueda de nuevas parejas, en actitud obsesiva, casi patológica, signo de una sexualidad fallida. Los mensajes eróticos que reciben se debilitan con tal rapidez cuando mantienen una relación continuada con la misma mujer que apenas pueden escapar a la impotencia, por el mariposeo constante. Y se dice que es provocado por un desorden familliar en la niñez y adolescencia.