ENVEJECIENTES

Una labor social a punto de sucumbir

ÉSTA SUBSISTE ANTE PRECARIEDADES DE LOCAL ALQUILADO, UBICACIÓN Y RECURSOS ECONÓMICOS

Santo Domingo.- Ana Bidó, junto a su familia e integrantes voluntarios de la Fundación Hogar Bet-El están viendo día a día desvanecer este proyecto que surgió hace 28 años, con el objetivo de servir a envejecientes de escasos recursos del país con familias o sin familias y así ofrecerles un lugar apto donde reciban amor, atención y actividades que los diviertan. En la actualidad, el hogar pasa por una de sus peores etapas asegura su presidenta Ana de Bidó, ya que no disponen de los recursos económicos necesarios para poder atender de manera adecuada a los ancianos que se encuentran internos en el hogar o que lo visitan. Por ello es que el próximo jueves primero de octubre que es el Día del Envejeciente, la fecha encontrará a esta fundación que es uno de los lugares que alberga a un grupo de ellos, en total deterioro. De los locales del hogar, ubicados en Monte Plata, en la Zona Colonial y en el María Auxiliadora, sólo está operando este último, el cual también apunta a desaparecer si no encuentran ayuda económica del Estado o del sector privado para rescatar esta labor en beneficio de los envejecientes. “Hemos tocado muchas puertas para que inviertan en esta labor sin fines de lucro, pero nos hemos encontrado con instituciones que sólo quieren ser retribuidas con la ayuda a ofrecer y que no entienden que su aporte se les devuelve en bendiciones”, afirma la fundadora del hogar Ana Bidó. Añade que anhela tener un local propio y no alquilado, amplio, limpio con un mobiliario apto y ubicado en una zona tranquila, donde puedan continuar con su labor altruista en favor de los ancianos de escasos recursos. Cantidad disminuyeDebido a las precariedades por la cual atraviesa la Fundación Hogar Bet-El, la nómina de ancianos ha disminuido alarmantemente, además de que muchos han fallecido en el transcurso del proceso. Según la directora general del hogar, antes contaban con 580 personas de cualquier raza, religión y color. Ahora sólo cuentan con nueve, las cuales se encuentran en estado de salud muy delicado propio de su edad. La mayoría de los envenjecientes que se encuentra internos en el hogar o que lo visitan en horas del almuerzo o de la tarde padecen de enfermedades crónicas como alzhaimer, parkinson, bronquitis crónicas e hipertensión arterial, destaca el director médico del hogar, José Bidó. Luces entre las sombras“Lo mejor es que hemos podido servir a muchas familias con sus envejecientes y a los que no tienen por igual” dice Bidó y agrega que han involucrado a tantas personas en esta misión de ayudar como son geriatras, personal de limpieza, enfermeras, generales, coroneles y otros para realizar esta labor de amor y entrega. De esta forma se han obtenido logros tan significativos como la realización del Diplomado en Asistencia Geriátrica, en el cual han formado técnicos para atender a enjevecientes tanto en el país como en el extranjero. Al igual han contado con el apoyo de subvenciones económicas, mobiliarias, alimentos y medicamentos de importatentes instituciones del sector privado y público que se han solidarizado con su causa. “Actualmente esas subvenciones no alcanzan para cubrir los costos, y en cuanto al mobiliario se encuentra en mal estado”, asegura Ana de Bidó. Aunque su objetivo principal son los ancianos, también realizan actividades educativas para niños de escasos recursos. Éstas se concentran en brindarle a los pequeños la oportunidad de encontrar y desarrollar sus talentos así como fomentar su fe en Dios. Generalmente los niños que visitan el local se les imparten clases de pintura. Asimismo se les enseña sobre la importancia del respeto hacía las personas mayores. El servicio se extiende más allá del hogarDesde que se conformó el 12 de febrero de 1983, los integrantes de la Fundación Hogar Bet-El han llevado sus servicios a los ancianos que no pueden dirigirse directamente al hogar pero de igual forma requieren la solidaridad de sus integrantes. En ese sentido un equipo entrenado en el área de rehabilitación y un asistente geriatra se encargan de atender al adulto mayor en su hogar, proporcinándole los cuidados en alimentos, medicamentos y las atenciones que requiere el envejeciente.

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