LECTURA COMPRENSIVA
¡Colorín, colorado…!
“Disfruta de las cosas pequeñas. Es posible que un día mires hacia atrás y descubras que eran las cosas grandes”. (Anónimo). ¡Colorín, colorado, este cuento se ha acabado! Aunque la entrega de hoy no es el final de un cuento, me ha surgido esta expresión, con la cual, generalmente, terminamos uno, debido a la columna publicada el martes 10 de febrero. En ella hablaba de un rompimiento de relaciones entre un padre y su hija, por más de 10 años. Con eso, el abuelo no disfrutó de sus tres nietos, hoy dos adolescentes y una pequeña de dos años. Y la madrastra, tratando de revertir esa situación, le escribió a la joven una amorosa cartita, recordándole los momentos felices que pudieron compartir, sobre todo, junto a sus dos hermanastros. A todos, les arrebataron ese preciado tiempo. Hoy, padre e hija ya se reconciliaron. Y aunque no recuperarán el pasado, sí podrán retomar la senda del amor, que tantas veces recorrieron. Esa entrega me hizo volver a mis “libritos” de crecimiento personal, muy particularmente, a los de la autora cristiana Bárbara Johnson. Y encontré algunas expresiones que “vienen como anillo al dedo”. Entre ellas: “Como padres debemos recordar que no somos responsables de las decisiones de nuestros hijos. Pero debemos examinarnos a nosotros mismos en momentos de crisis, admitir nuestros fracasos y dejarlos de lado”. En su libro ¡Mamá, busca el martillo, hay una mosca en la cabeza de papá!, ella nos dice: No puedes cambiar el pasado, pero puedes controlar tu propia actitud. Luego, agrega: Si vas en sentido equivocado, recuerda que Dios permite giros en U. A continuación, ofrece algunos detalles para construir un puente hacia un futuro mejor, que permita encauzar el remordimiento y convertirlo en una herramienta positiva para la salud física y emocional. Asimismo, aconseja: Ponle un nuevo marco a tu perspectiva. Una de las mejores maneras de lograrlo es sintonizando tu sentido del humor. Cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos, reconocemos nuestra humanidad, nuestra imperfección. Continúa con: Entrega la necesidad de tener siempre la razón. ¡Doblégate! Con esta actitud, puedes ver la importancia de enmendar relaciones. Aún cuando se lastime tu ego, la restauración de una relación rota es una de las maneras más prácticas de lidiar con el remordimiento y la culpa. El mejor ejercicio para lograr una buena relación es doblegarse. Para cambiar una situación de derrota a victoria, casi siempre hace falta un cambio en tu actitud y en tu forma de percibirla. Por último, nos deja lo siguiente: Aprovecha la oportunidad de regar a otros. Hacer algo positivo por otra persona es considerar los sentimientos buenos sobre uno mismo. “Al regar a otros, tú también eres regado”. Cuando yo comencé a orientar a otras mujeres sobrevivientes de cáncer de seno, hace ya más de 5 años, me apropié de la llama de la esperanza, y la llevé a ellas y a sus familiares. ¡Y sigue encendida, iluminándolas e irradiando luz para mí! Mis apreciados lectores, padres, madres, hijos, nietos..., recuerden que no tenemos todas las respuestas, pero sí tenemos a Dios. Y es por eso que tenemos la capacidad de decidir si vamos a ser positivos o permitir que las diarias frustraciones de la vida roben nuestro gozo. Y como dice Bárbara Johnson: “La vida es un gran lienzo, échenle toda la pintura que puedan” Pero, sobre todo, llénenlo de colores que animen el alma, que den paz espiritual, que inunden sus corazones de mucho gozo. Para comunicarse con la autora.