LA NIÑA DEL SIGLO

La primera bebé probeta cumple 30 años

LONDRES.- Hace tres décadas, los científicos retuvieron la respiración al "crear" al primer bebé probeta del mundo. Hoy aquel bebé milagro, que fue una niña, quiere sobre todo tranquilidad.

"Celebraré de forma muy silenciosa mis 30 años", afirma Louise Brown. Pero aunque a esta británica de rizos rubios le dé igual su cumpleaños, para muchos se trata de una fecha importante. Porque el nacimiento de Brown el 25 de julio de 1978 fue también el de la inseminación artificial, que dio a millones de parejas infértiles la esperanza de tener un hijo y generó a la vez críticas de la Iglesia y otros grupos.

Lo que entonces era un milagro, hoy forma parte del día a día de la medicina. Desde que Brown vio por primera vez la luz del día han sido concebidos unos 3,5 millones de bebés en todo el mundo mediante inseminación artificial fuera del útero materno. Y cada año se suman unos 200.000.

"Es un poco estremecedor ser la primera bebé probeta", afirma Brown, "pero vivo una vida muy normal". Lo único raro era que antes en la escuela algunos chicos le preguntaban cómo era que había cabido "en el tubo de ensayo". A fines de 2006, ella y su esposo Wesley tuvieron un hijo propio. "Pero Cameron surgió de forma natural", explica.

Por el contrario, sus padres, Lesley y John, intentaron tener descendencia durante nueve años. Al final, la pareja de Bristol decidió intentar junto con los médicos Patrick Steptoe y Robert Edwards un experimento que hasta entonces nunca había funcionado.

Estos dos especialistas en fertilidad consiguieron unir el óvulo al espermatozoide en el laboratorio y Lesley Brown fue la primera mujer en quedarse embarazada con la implantación de un óvulo fecundado.

La prensa mundial acampó frente al Hospital Oldham y de Distrito, cerca de Manchester, y fue testigo del nacimiento de Louise. "Todos los ánalisis han mostrado que el bebé es bastante normal", dijo entonces Steptoe aliviado, porque se temía que la niña pudiera sufrir anomalías.

El "Daily Express" la llamó el "bebé del siglo". "El nacimiento más esperado probablemente en los últimos 2.000 años", comentó la revista "Time" en alusión al nacimiento de Jesús.

Sin embargo, la Iglesia Católica vio en la llamada fertilización in vitro (FIV) un ataque contra la creación. Y otros temieron que faltara dar sólo un pequeño paso para la clonación de seres humanos. "Se les dice a los católicos que no lo hagan, y lo hacen en todas partes. Lo único que los Papas han conseguido es que la gente se niege a obedecerlos", afirma el profesor Edwards, hoy de 82 años.

En el Reino Unido la investigación va tan lejos que en mayo se aprobó una ley que permitirá la creación de embiones mixtos con genes humanos y animales.

Sin embargo, este tratamiento depende en muchos países del mundo del bolsillo de los futuros padres, ya que la sanidad pública no se hace cargo.

Y aunque el nacimiento de Brown dio muchas esperanzas a numerosas parejas, la inseminación artificial es aún una medida extrema. La tasa de éxito es de entre un 20 y un 30 por ciento, y muchas personas no aguantan la presión.

Eso lo sabe Mike Macnamee, jefe de la Clínica Bourn Hall en Cambridgeshire, fundada por Edwards y Steptoe. Pese a que el método ha mejorado mucho desde el nacimiento de Brown, la fertilización in vitro sigue siendo "todavía un procedimiento complicado, exigente a nivel emocional y corporal".

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