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Trump-Putin: Triunfo diplomático

La atención mundial hoy está en Alaska, donde se reunirán los presidentes Donald Trump, de Estados Unidos, y Vladimir Putin, de Rusia. Hablarán sobre Ucrania y otros temas.

Son líderes muy diferentes. Putin es un exagente de inteligencia soviético, el estadista más experimentado del mundo, casi 25 años gobernando, pensador estratégico a largo plazo, acostumbrado a planes quinquenales y decenales.

Trump tiene menos de cinco años de experiencia de estado, es empresario y negociador experimentado, acostumbrado a buscar ventajas en el corto plazo, ambos pueden salir ganando.

El conflicto entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no empezó cuando Putin invadió a Ucrania; empezó cuando Bill Clinton autorizó expandir la OTAN. George W. Bush profundizó esa política. En 2014, Barack Obama autorizó un golpe de Estado en Ucrania.

Sustituyeron un gobierno que promovía la neutralidad ucraniana por un títere de la OTAN.

Putin se siente amenazado, y no aceptará “cese al fuego” sin detener la expansión de la OTAN, eso buscaba cuando invadió a Ucrania.

Y no entregará los territorios ucranianos que ocupa, porque antes prometieron no expandir la OTAN y la expandieron.

Los neoconservadores quieren ocupar Rusia, saquear y repartirse sus vastas riquezas. Trump parece preferir acuerdos comerciales para beneficiarse de esas riquezas sin guerras.

Retirándole su apoyo militar a Ucrania y firmando acuerdos comerciales con Rusia, Trump ganaría en el corto plazo; Europa no puede financiar esa guerra, Putin ganaría en el largo plazo. Ambos alcanzarán sus objetivos, será un gran triunfo diplomático.

Putin y Trump acordarán respetar sus mutuas áreas de influencia. Trump dejará que Putin maneje Ucrania, y él manejará Cuba y Venezuela a su antojo, al final, “ellos son blancos, ricos, y se entienden”, son los aliados naturales.

Si Ucrania rechaza un acuerdo desventajoso ahora, terminará aceptando una derrota humillante en el futuro inmediato, no tiene opciones.

Ucrania confirma hoy lo que dijo Henry Kissinger: “Ser enemigo de los Estados Unidos es peligroso, pero ser su aliado puede ser fatal”. Como aliada, ahora Ucrania tendrá que enfrentar la fatalidad.