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Lavemos las manchas de la jefa de la Misión ONU en Haití

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Jean Garry DenisPuerto Príncipe, Haití

En la cultura popular haitiana, especialmente en el campesinado, para despedir a un intruso, una persona no deseada o un huésped desagradable, se vierte al suelo tres gotas de agua para saludar la partida de esta persona. Básicamente, este acto pretende lavar las manchas, romper los vínculos, borrar los malos recuerdos, los sufrimientos, las pesadillas, las tristezas que esta persona ha causado a otras personas o una colectividad. Según los mitos de la sociología haitiana, esta persona tendrá que olvidar para siempre el camino de regreso para venir repetir sus maldades.

Aprovechamos esta oportunidad para rendir un vibrante homenaje a Maurice Sixto, uno de los más famosos escritores de nuestra literatura oral de las decadas 70 y 80. Hizo un enorme trabajo de promoción de la cultura haitiana, en particular la popularización de este mítico acto del Haití profundo en su obra titulada ‘Mét Zabelbok’. Manzé Sandrine, uno de los personajes de esta ficción popular, digna representante de la combatividad de la mujer haitiana, vertió tres gotas de agua tras la salida de la Casa Familiar de Zabelbok, su sobrino por matrimonio, abogado registrado al colegio de abogados de Puerto el Príncipe. El abogado tiene que olvidar el camino de regreso a la casa familiar y empezar el proceso de divorcio con su nieta.

Es con este mismo espíritu que muchos ciudadanos de diversos sectores desean despedir a la señora Helen La Lime, diplomática estadounidense, Jefa de la Misión Especial de Naciones Unidas en el marco del término de misión en Haití este 26 de marzo de 2023. Planean echar simbólicamente en todos los rincones del país tres gotas de agua al momento de la salida del país de esta sulfurosa y singular personalidad.

Su misión en Haití se caracterizó por un comportamiento muy poco diplomático al desviarse por completo de sus tareas que consisten a apoyar a las instituciones y fortalecer el proceso democrático. Sus prácticas manipuladoras más bien han contribuido a romper el tejido social haitiano al sembrar la división y la desconfianza en todos los sectores económicos y sociales. Suele ser objeto de denuncias de personalidades, organizaciones sociales y políticas del país. En varias ocasiones, miles de manifestantes exigieron que el secretario general de las Naciones Unidas pusiera fin a su misión.

La imagen de las Naciones Unidas en Haití nunca ha estado tan degradada aquí con las acciones de esta funcionaria a la jefatura de esta importante misión. El pueblo haitiano nunca ha sido tan unánime en reconocer la responsabilidad y la complicidad de la comunidad internacional en la inestabilidad política y el deterioro de su economía. En ese contexto, Madame La Lime es la personalidad con mayor tasa de rechazo en el país en los últimos años. Según el exenador Patrice Dumond, esta funcionaria no es digna para representar a una institución tan prestigiosa como las Naciones Unidas en Haití.

Tiene una gran responsabilidad en el deterioro del clima de violencia en el país. Es experta en el arte de la división y la manipulación política. Su habilidad para distorsionar la realidad, hacer inventos en provecho de sus planes ocultos, no tiene precedente. Sus informes nunca reflejan la realidad de la violencia de las bandas criminales que operan sobre el territorio. De hecho, en un informe al Consejo de Seguridad en el año 2020, incluso acogió con mucha satisfacción la formación de una federación de grupos armados (G-9) bajo el falso pretexto de una caída de los homicidios voluntarios denunciados por la Policía.

La proliferación de bandas criminales fue una respuesta de las autoridades de la época, apoyadas por Naciones Unidas, para contrarrestar los legítimos movimientos de la población en los barrios populares.

Las manipulaciones de Madame La Lime habrían sido una excelente fuente de inspiración para el Premio Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez. Habría cambiado el título de su novela “Crónica de una muerte anunciada” por “Crónica de un genocidio anunciado”. De hecho, el proyecto de genocidio ya se encuentra en una fase operativa avanzada.

Hoy, Haití está experimentando los resultados de este proyecto del caos. Puerto Prince está completamente rodeada por bandas criminales, a menudo mejor equipadas que las fuerzas policiales. Cada semana, violentos enfrentamientos entre bandas armadas terminan en masacres con cientos de muertos, desapariciones y desplazamientos. La complicidad en estas masacres de funcionarios oficiales apoyados por los Embajadores del Core Group y la Jefa de la Misión de las Naciones Unidas, siempre es evocada por observadores y organizaciones de derechos humanos. La última masacre a principios de marzo en Puerto Príncipe arroja un balance preliminar de 70 muertos, 50 desaparecidos y miles de desplazados. El miércoles 25 de enero de 2023, un enfrentamiento entre fuerzas policiales y bandas criminales en el departamento de Artibonite, resultó en la muerte de cinco policías.

No somos tan ingenuos como para creer que la representante actúa aisladamente, desempeña su papel en el equipo del Core Group con gran celo y es la digna representante de este grupo de diplomáticos extremistas que al parecer juran por el exterminio de Haití. Más allá de cualquier simbolismo, la expresión de los actos de protesta en el marco del fin de la misión de la esta funcionaria demuestra una voluntad de resistencia del pueblo haitiano de luchar contra las arrogancias del Grupo Núcleo para recuperar su soberanía y mejorar sus condiciones de existencia.

El autor es Director ejecutivo Instituto Haitiano para el Observatorio de Políticas Públicas (INHOPP)

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