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Olas democratizadoras, crisis económicas, acuerdos políticos y lámparas mágicas

Cuando se aborda la década de los años 80 en el siglo XX, lo más probable es que el tema central sean las serias dificultades económicas vividas por la mayoría de países iberoamericanos, no por nada ganándose aquel decenio el calificativo de perdido. Con diversidad de intensidades, fue un período marcado por devaluaciones, inflación de hasta cinco dígitos, inestabilidad y estallidos que llenaron de ansiedad a la población en momentos supuestos a ser sumamente alegres. Fue esta la etapa democratizadora en que los gobiernos de fuerza uno por uno salían del poder hasta que en 1990 ya 18 de 19 naciones tenían administraciones salidas de las urnas en vez de los cuarteles.

Cada país tuvo sus propios desafíos, más el caso boliviano es uno especialmente ilustrativo de lo costoso que puede ser el forjar la institucionalidad democrática. Luego de 14 años bajo gobiernos militares, su primer intento de retorno a la constitucionalidad es en julio 1978, celebrando elecciones que por sus resultados altamente cuestionables como participación de 103% del padrón, terminan siendo anuladas. Al repetirse la votación en julio 1979, los principales candidatos son tres de los actores más influyentes del período post revolucionario, los ex Presidentes Hernán Siles Suazo y Víctor Paz Estenssoro, así como el ex caudillo militar, Hugo Banzer Suárez.

El resultado en voto popular fue 35.97% para Siles Suazo, 35.87% para Paz Estenssoro, 14.89% para Banzer y un testimonial 4.82% para el socialista Marcelo Quiroga de Santa Cruz, de modo que al no haber ninguno obtenido la mayoría absoluta, se requeriría un balotaje pero en el Congreso en vez de las urnas, siendo una mezcla de presidencialismo y parlamentarismo a la europea. Seis rondas no fueron suficientes para obtener el consenso entre los partidos y la solución propuesta fue nombrar gobierno interino y convocar a una tercera elección en junio de 1980. En ese interín, hubo tres presidentes, sumados a los dos que precedieron los comicios del 79.

Los mismos candidatos se presentaron a la segunda repetición electoral pero esta vez hubo un claro endoso popular a Siles Suazo que logró 38.74% contra 20.15% de Paz Estenssoro y 16.83% de Banzer. No obstante, el Congreso no llegaría a votar por la confirmación presidencial en ese momento puesto que en julio, el General Luis García Meza protagonizó un golpe de Estado que anuló el proceso. El régimen no duraría mucho y el trayecto 80-82 tuvo entonces tres gobernantes de facto hasta que finalmente se reconocen las elecciones de 1980 y el Congreso proclama a Siles Suazo como Presidente, asumiendo el 10 de octubre de 1982. Hicieron falta tres elecciones, tres golpes de Estado y ocho gobernantes para que los bolivianos pudieran alcanzar su democracia.

Pero tal como introdujimos, a los gobiernos democráticos de ese tiempo les tocaron terribles crisis económicas y Bolivia no fue ni de cerca la excepción, llegando a ver un índice anual de hasta 8,000%. Como el sentido del humor suele ser lo último que se pierde en nuestra región, los bolivianos bromeaban en esas circunstancias que un taxi era más barato que el autobús público ya que se paga al final cuando la moneda ya está devaluada mientras que el otro se paga al inicio cuando tiene más valor.

En medio de todo esto, la capacidad de gobernar del Presidente Siles Suazo se vio sumamente debilitada, por lo que al final se le computaron los dos años entre 1980-1982 para así poder convocar a nuevas elecciones en 1985, es decir, cortándole su periodo a tres años. Aquel certámen resultó en el General Hugo Banzer como el más votado con 32.83% de los sufragios tan solo 7 años después de derrocado, mientras que Víctor Paz Estenssoro quedó con 30.36%, 21 años después del pronunciamiento militar en contra suyo. Nuevamente le tocó al Congreso protagonizar la definición y fue el del segundo lugar quien logró coalición mayoritaria, jurando para un cuarto y último mandato el 6 de agosto a sus 78 años de edad.

Ese período implementó profundas reformas que lograron la deseada estabilidad económica, a lo cual le sacó provecho el dinámico Ministro de Planificación, Gonzalo Sánchez de Lozada quien se postuló como candidato oficialista en 1989, enfrentando a Banzer con quien queda en un semi empate de 25.65% de los votos para el primero y 25.24% el ex gobernante de facto. Complicando aún más este empate, Jaime Paz Zamora del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) quedó en un cercano tercer lugar con 21.83%. Ante ese mapa, con un candidato gubernamental que la oposición no apoyaría y un ex dictador que tampoco sumaría a la izquierda en ese contexto, sucede algo inédito que fue bautizado como el “Acuerdo Patriótico” mediante el cual el segundo lugar decide apoyar al tercero para la investidura.

Jaime Paz Zamora se juramentó el 6 de agosto de 1989 para encabezar un gobierno de coalición entre su MIR y la derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN), todo un hito pues se trataba de los dos sectores más antagónicos durante los siete años de mandato banzerista entre 1971-1978. El sentido del humor no estuvo ausente esta vez y los bolivianos repetían el siguiente chiste:

Gonzalo Sánchez de Lozada, Hugo Banzer y Jaime Paz Zamora estaban en una cueva cuando encontraron una lámpara mágica que al frotarla, de ella salió un genio maravilloso. Este dice que como agradecimiento por la liberación, le cumplirá un único deseo a cada uno, lo cual llenó de emoción a los candidatos.

“Goni” pidió ganar las elecciones,

Banzer pidió tener el poder,

Paz Zamora pidió ser Presidente.

Y el genio le cumplió el deseo a los tres.