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La reelección en la cuenta regresiva

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Ángel LockwardSanto Domingo, R. D.

La reelección, en República Dominicana, es parte de la cultura política y es legal por lo que a nadie extraña que se repostule el presidente Luis Abinader, quien, con el éxito en el manejo de la Pandemia del Covic-19 y el buen desempeño económico, liderado este último por el turismo, mantiene el primer lugar en las encuestas todavía, a pesar de los nubarrones que anuncian vientos huracanados de cambios en el ánimo de la gente.

El reloj electoral marca la partida del calendario el próximo 16 de octubre con la eliminación de múltiples aspirantes a la candidatura presidencial en el PLD, en una consulta cuyo único objetivo es concentrarse en la promoción de uno solo. Pero no es la elección del candidato, esta vendrá después y puede –si las circunstancias lo determinan– que no recaiga sobre el elegido en la consulta.

Recompuesto el panorama con los eventuales candidatos –Luis, Leonel y Abel-Margarita o Brito– presentados a la ciudadanía se abre la contienda por las simpatías… y más tarde, por el voto; el oficialista –si desea repetir– deberá recomponer el deterioro y dispersión del Gobierno y los otros dos, habrán de competir por la simpatía creciente entre los desafectos a las actuales políticas públicas a los fines de ver cuál de ellos enfrenta al actual mandatario. Hoy, esas posibilidades apuntan a Leonel, quien para poner distancia, habrá de hacer una oposición más firme y sobre todo continua.

Si en la consulta sale favorecido Abel Martínez, candidato natural del PLD, que algunos suponen más cercano a Leonel y, por eso le consideran más proclive a hacer fórmula electoral con este, es probable que estemos viendo una sola cara de la moneda; Abel quiere mostrar sus alas propias y tratará de reunir cierto control en el Comité Político y en el Ejecutivo, órganos que finalmente son los que elegirán al candidato y estaría –según algunos– en condiciones de tratar de bloquear cualquier acuerdo de la oposición.

En el Gobierno y muchos analistas piensan que las fuerzas de Danilo Medina apuestan a Margarita Cedeño, quien tiene el afianzamiento más débil en las estructura del partido y sería la alianza más incómoda –casi improbable– para aglutinar a la oposición; quizás por eso, si no Danilo, muchos de sus representantes la apoyan, pues no siendo candidata “oficialmente” es la más débil en el CP y en la Comisión Ejecutiva que proclama al candidato o hace los acuerdos electorales. Pero algunos piensan que si se “fue en contra de su marido” en el 2020, nadie asegura lo que –desairada– puede hacer en el 2024, incluso coquetear con el PRM: su mayor debilidad es la desconfianza que genera.

Domínguez Brito que marca en el tercer lugar en la mayoría de las encuestas a pesar de no ser un dirigente tradicional con raíces, tiene buena imagen, apoyo en algunos núcleos de la iglesia y tendría un comportamiento político predecible de lealtad partidaria, pues tiene poco que buscar fuera de la organización y una rebelión suya tendría poco efecto electoral.

En todo caso, cualquiera que sea el elegido tardará hasta principios del año próximo para organizar su equipo de campaña y empezar a ejecutar su programa de oposición, sobre todo, de organizar su financiamiento; en este último aspecto, los tres son muy débiles: Es en este tramo de cuatro meses que Luis y Leonel, cada uno en su rol, tratarán de poner distancia del PLD, el primero para reelegirse y el segundo para convertirse en eventual cabeza de una alianza opositora, si eso no se logra, Luis Abinader puede ser reelegido, aunque sea en segunda vuelta.

Jugarán en su contra, sin embargo, factores que él ha dejado, erradamente fuera de control, el primero la persecución política, sin criterio de oportunidad en el tiempo ¡Imagine que se dé un sometimiento masivo en la semana de consulta del PLD! Luciría como una intromisión en procura de afectar y deslucir dicho evento previsto desde hace más de un año y desde luego que tendría efectos políticos nocivos, pues uniría a dicha organización empujándola hacia una alianza temprana.

Algunas dificultades vendrán desde el sector energético, bandera de cambios del actual Gobierno, en una grave crisis, que ha sido mal manejada, tendrá efectos perversos en el ánimo de la gente a pesar de los esfuerzos del Presidente para inyectar más producción: el déficit acumulado de los últimos dos años de más de 300 megas en una Administración que se boicotea a sí misma, no es de fácil solución y en el 2023 podríamos tener apagones brutales y continuos.

De los éxitos del primer año de este Gobierno, uno que no ha desaparecido es el económico, que sin embargo se opaca, ante la gente común, por los aumentos de precios en los artículos básicos y una inflación general, que por elementos externos, no va a desaparecer en el año próximo al tiempo que se sentirán los efectos –no siempre saludables– de una apreciación del peso excesiva, en el turismo, las exportaciones y en las remesas.

Haití es un tema que Luis Abinader –en sentido general– ha manejado bien a pesar de que el equipo a cargo del mismo no es bueno y algunos representan intereses contrarios al país; fuera de control, como esta ese territorio, será fuente permanente de debates; ojalá él logre convertirlo en un tema nacional en el que todos emitamos la misma señal. Leonel, habiendo sido Presidente tres veces, lo utilizará y Abel, quien ha tenido una postura clara en Santiago, también.

Los demás temas de la agenda nacional, si bien importantes, excepto los que surjan coyuntural y efímeramente, tendrán su espacio pero no serán tan determinantes en la definición de las simpatías electorales de un Luis que la gente todavía piensa que “tiene buenas intenciones”, aunque pésima ayuda, de un Leonel que representó modernidad… bonanza económica y un Abel, a quien todavía no conocen: El resultado dependerá de quien juegue mejor el ajedrez político del momento.

¡Ah! Y desde luego, de quienes construyan mejor plataforma para la recaudación de fondos pues, Luis, desmontó las suyas provenientes del sector privado y no ha construido desde el Gobierno, las de Leonel – cuya movilidad es costosa–, deben pasar la prueba y renovarse con el empresariado actual y las de Abel, que todavía no nacen, es probable que no herede a todos los acaudalados del PLD: el financiamiento será un problema a resolver para los tres, aunque más fácil para el Presidente y Leonel.

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