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Tres enfermos que viven en la pobreza

Lugar. En una casa alquilada y a orillas de la cañada La Malanga se encuentra una familia de tres envejecientes.

Juana Montero y Miguel Jiménez derrochan siempre hospitalidad. JORGE CRUZ /LD

Juana Montero y Miguel Jiménez derrochan siempre hospitalidad. JORGE CRUZ /LD

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Lourdes AponteSanto Domingo, RD

Con una sonrisa y amabilidad particular, con muchas necesidades, pero en una casa donde predomina un ambiente de pureza, viven los esposos Miguel Jiménez y Juana Montero, junto a la hermana de Miguel, doña Juana Jiménez.

La vivienda, aunque hecha de blocks, deja mucho que desear para que alguien pueda vivir cómodamente.

Con edades de 87, 91 y 93 años, respectivamente, los humildes abuelitos pasan sus días en lo que hoy consideran su hogar.

Ese pequeño núcleo que ellos conforman y que llaman “hogar” y por el cual tienen que pagar. Paredes sin pintar y a medio talle, con ventanas de madera y un zinc que se ha oxidado debido al tiempo y hace que las goteras filtren la casa.

Anemia, hipertensión, diabetes, columna vertebral desviada y otras dolencias más son parte del conjunto de enfermedades que acumula el trío de abuelitos, quienes con todo y sus achaques reciben a sus visitantes con una calidez inimaginable.

La llegada de Miguel a la ciudad fue un tanto traumática, ya que sucedió por situaciones de salud.

“Vine a parar aquí por un accidente, yo caí de una mata muy alta en un conuco y cuando caí me quedé sin caja de dientes, se me partieron tres costillas y la mandíbula, yo no supe de mí en esa hora y mi compadre fue que me encontró, él me daba voces, pero yo no le podía responder y las hormigas en el suelo me picaban”, narró el adulto mayor sobre su llegada a la capital.

La cañada “Malanga”

En una casa alquilada y a las orillas de la cañada “Malanga”, se encuentra esta familia de tres envejecientes, quienes llegaron desde San Juan de la Maguana a Manoguayabo en busca de una mejoría en su vida.

Apenas iniciadas las lluvias y la cañada “Malanga” ya empezada su crecida penetrando en los hogares que la circundan; al ver esto Miguel Jiménez se preocupó por cómo pasaría los días tras ser informado sobre el paso de la tormenta Fiona por el país.

“La virgen santa, ojalá que eso no llegue muy duro, porque eso sube ahí y no hay para nadie”, con angustia exclamó Miguel.

Llena de basura y escombros e incluso en proceso de construcción, los vecinos ya están estableciendo sus propios protocolos para que, si llega a desatarse una inundación en lugar, no durar tantos días sacando el agua de sus residencias, situación que es un tanto habitual en temporada ciclónica.

Las paredes húmedas y con un techo casi cayendo en sus cabezas, así residen los “viejitos”, cuya sonrisa no se agota ante las adversidades de la vida.

Doña Juana Montero externó sus deseos de ir a la iglesia a rezar ante el paso del fenómeno atmosférico que se acerca al país.

“Mis hijos hay que orar, eso es bíblico, pero si uno se lo pide a Dios la cosa se calma, él nunca deja abandonado a sus hijos”, argumentó Montero.

A la llegada de los miembros de la prensa a su casa estos se cuestionaban qué cocinarían con lo poco que tenían en su hogar. Dentro del debate, al final se decidieron por un poco de arroz con huevo para las tres personas que residen en la vivienda.

Con el puñado que tenían en sus manos se preocuparon por invitar a los presentes a su humilde morada y uno de ellos se ofreció a quedarse sin comida para brindarles a quienes llegaban.

“De estos granitos podemos comer los dos jóvenes”, añadió Miguel Jiménez.

Al ser abordados respecto al inminente paso del huracán Fiona, estos no tenían la suficiente información, ya que no cuentan con televisión o celulares para poder comunicarse.

Presencia del huracán

A las 5:00 de la tarde de ayer, el ojo de Fiona, huracán que se había fortaleciendo y causaba inundaciones “catastróficas” en Puerto Rico y amenaza para República Dominicana, se encontraba muy cerca del suroeste puertorriqueño, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, en inglés).

El huracán había ganado fuerza y presenta vientos máximos sostenidos de 140 kilómetros por hora (km/h), según el último boletín del NHC, con sede en Miami. Fiona, el tercer ciclón de la temporada atlántica, estaba a 40 kilómetros al suroeste de Ponce (Puerto Rico), detalla.

El huracán presentaba “vientos muy peligrosos” que afectaban a Puerto Rico.

Según el NHC, el huracán podría producir inundaciones por marejadas ciclónicas de 30 a 90 centímetros sobre suelo normalmente seco a lo largo de la costa este y sur de Puerto Rico, como también en las islas Vieques y Culebra. De igual forma, Fiona podría producir de 30 a 40 centímetros de lluvia.

IMPACTO

Pobreza.

El 11 de abril Listín Diario publicó que la pobreza en la República Dominicana pasó del 23.36 % al 23.85 % en 2021, para un aumento de 0.49 puntos porcentuales con respecto a 2020, según datos divulgados por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.

Daños.

En temporada ciclónica es cuando más se evidencia el grado de pobreza y desigualdad en que viven muchos dominicanos. Las crecidas de ríos, arroyos y cañadas dejan al descubierto múltiples precariedades.

Reducción.

La pobreza extrema registró una reducción de 0.45 puntos porcentuales, tras pasar de 3.51 % en 2020 a 3,06 % en 2021, de acuerdo con los datos que forman parte del Boletín de Estadísticas Oficiales de Pobreza Monetaria.

En esta vivienda residen los tres adultos mayores. JORGE CRUZ/LD

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