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Henry Kissinger y el riesgo de la paz global

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Willians de Jesús SalvadorSanto Domingo, RD.

El ex secretario de Estado de EE. UU, Henry Kissinger, a sus 99 años, tiene su reloj en hora, y participa activamente en el debate de las relaciones internacionales, siempre con aportes tendentes a disminuir las tensiones entre las naciones en conflicto. Es un erudito en materia de relaciones internacionales, diplomacia y estrategia geopolítica.

Las preocupaciones del Premio Nobel de la Paz son que Estados Unidos, tiene abierto dos frentes, y se encuentra al borde de una guerra con Moscú y Pekín, según una entrevista publicada el día 12 de agosto 2022, en el diario The Wall Street Journal, aconsejó a EE. UU buscar un “equilibrio” con los dos países. Debemos subrayar, que la naturaleza de las confrontaciones es distinta, aunque en una guerra Rusia y China, se constituirían en un solo eje contra Occidente. El diplomático norteamericano más connotado desde hace medio siglo expresó, que “fue un error de la OTAN indicarle a Ucrania que eventualmente podría unirse a la alianza”, sus argumentos son lógicos porque Rusia no desea tener un miembro de la OTAN que haga frontera, por razones de seguridad, y obvio por la amenaza que esta representa para su seguridad.

Es importante citar el artículo del periodista Óscar Gutiérrez, periódico el País, del 13 de agosto 2022, titulado: Yulia Timoshenko, la ex primera ministra de Ucrania: “Putin no está loco, es el mal racionalizado con un plan definido”. Reseña que Yulia Timoshenko, visitó al presidente Volodímir Zelensky cuando se produjo la invasión rusa el 24 de febrero, y le expresó “Ucrania necesitará reformas, transformaciones profundas, una distribución de poderes diferentes para que sea un país digno de la OTAN y la Unión Europea; no vemos otro camino”.

Cuáles son las razones por las cuales Ucrania y aliados, no ven a Kissinger como un interlocutor válido para trazar la ruta de la paz, porque en su participación en el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), expresó la importancia de que Rusia y Ucrania regresen a la mesa de negociaciones y evitar que la crisis se agravara. Hasta ahí todo color de rosa, pero el experto en grandes negociaciones diplomáticas argumentó, que Ucrania tendrá que ceder parte de sus territorios a Rusia.

Contradiciendo su declaración del 24 de julio 2022, a la cadena alemana ZDF, manifestó que Ucrania y Occidente no cedan a Rusia ningún territorio ucraniano en una futura negociaciones de paz para poner fin al conflicto.

La reacción del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, fue que “parece como si el señor Kissinger no estuviera en 2022, sino en 1938 en su calendario”, hacía referencia al año que se firmaron los acuerdos de Múnich, que aprobaron la incorporación a Alemania de la región de los Sudestes, que pertenecía a Checoslovaquia.

Hay que entender la respuesta del presidente Zelenski, porque refrendar esta propuesta sería un acto de debilidad en medio de una guerra, no obstante, en una conversación con un ex embajador de la Federación Rusa, experto en relaciones internacionales, le pregunté ¿cuál usted cree que debe ser la de ruta para lograr la paz entre Rusia y Ucrania? Me hizo un amplio análisis de las causas de la ocupación, y manifestó la misma teoría de Kissinger, Rusia necesita tener su frontera despejada de cualquier amenaza de occidente, en tal virtud considera que Crimea sea reconocida como parte integral de Rusia, y que las nuevas repúblicas independizadas de Ucrania, pasen a ser regiones autónomas, que Ucrania se convierta en un Estado Federado constituido por regiones autónomas, un gobierno federal y adopte la postura de Estado neutral, para garantizar el equilibrio geopolítico de Europa del Este y Occidente.

La búsqueda de la paz en el conflicto ruso ucraniano, no debe partir de fórmulas preconcebidas, hay que encaminar esfuerzos diplomáticos, para que regresen a la mesa de las negociaciones, que las partes elaboren una hoja de ruta para disminuir las hostilidades, auspiciar la articulación de los intereses de cada parte, la continuación de esta guerra hibrida, producirá más destrucción en Ucrania, y un saldo de muertes de ambos lados, y daño a la economía rusa y de los países integrantes de la Unión Europea, con la suspensión del gas por la empresa energética rusa Gasprom.

Siendo susceptible de profundizarse las tensiones entre Rusia y Occidente, cuyas consecuencias son impredecibles. Ha llegado la hora de la paz, recordemos lo expresado por Tito Livio, emperador romano, “Es mejor una paz cierta que una victoria esperada”. Finalmente, como afirma Kissinger, el experimentado diplomático responsable de las negociaciones que puso fin a la guerra de Vietnam y con la guerra del Yom Kippur, también conocida como guerra árabe-israelí de 1973, hay que desactivar un posible enfrentamiento entre EE. UU y China, porque pondría en riesgo la paz mundial.

Los expertos opinan que se está gestando un nuevo orden mundial, por lo que Taiwán sería el pretexto ideal para China iniciar una escalada que arrastre a los EE. UU a una conflagración de grandes proporciones.

Quien mejor nos ilustra sobre este peligro, es Tucídides, que habla del riesgo de una guerra, por las tensiones que se generan cuando emerge un nuevo poder que reta al poder hegemónico. El historiador narra en la “Trampa de Tucídides” la guerra del Peloponeso, la cual es el resultado cuando Esparta se sintió amenazada por Atenas. En el caso que nos ocupa China es un nuevo polo de poder global y Estados Unidos de América, es de manera inequívoca el poder hegemónico, las guerras que inicia o participa, les ponen dos sellos, ius ad bellum (el derecho de hacer la guerra) y bellum iustum, es decir (guerra justa). Soy de opinión que las provocaciones de los congresistas norteamericanos aumentan la tensión, y enfurecen a China aumentando las tensiones entre Taiwán y China.

China no cruzará la línea roja, pienso que China no desafiará la soberanía imperial de los Estados Unidos de América, y de ocurrir se puede desencadenar un holocausto nuclear. Esperamos que tal y como ocurrió en 1971 en plena guerra fría, China y EE. UU, se animen a jugar una segunda partida de Ping Pong (Diplomacia del Ping Pong).

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