La vida en el ciberespacio

Inicio hoy un camino en el que honro la memoria de mis ancestros, pero, guardando las distancias, tratando de temas que ellos apenas atisbaron a imaginar. Sin embargo, al igual que ellos, escribo para todos.

Para empezar, siempre es bueno poner las cosas en contexto. Por eso es necesario definir los conceptos que estaremos empleando a menudo en esta columna.

En primer lugar, EL CIBERESPACIO: lugar que existía en la mente del hombre, y que, por lo tanto, creó dando vida a circuitos integrados, en forma de ceros y unos, bits y bytes, ausencia o presencia de energía. Es más grande que el mundo, y en él cabemos todos nosotros, nuestros diarios afanes, la vida y la muerte, el bien y el mal. El ciberespacio es donde reside el mundo digital.

EL MUNDO DIGITAL: es el conjunto de acciones, objetos, seres, que han pasado a ser (o son desde su creación) no materiales. No tangibles. Se suele llamar también mundo virtual.

En ese mundo viven, en forma de infinitas combinaciones numéricas, todo aquello que hemos digitalizado o creado digital.

LA DIGITALIZACIÓN de los procesos, servicios, bienes, juegos, libros, tiene ventajas y desventajas. Generalmente, se gana en eficiencia, se evitan tareas físicas y se ahorra mucho en materia prima y mano de obra.

¿Desventajas? Para mí, cierto dejo de nostalgia por la cosa física, que ya no es más.

CIUDADANO DEL MUNDO EN EL SIGLO XXI: nosotros, de la generación que sea, que luchamos por entender una realidad líquida, como decía el sociólogo Zygmunt Bauman a finales del siglo pasado, y que por lo tanto varía de forma, se adapta, y está en perpetuo cambio. ¿Vamos a hablar de tecnología? Sí, definitivamente.