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Testigo del Tiempo

La inestabilidad, un destino ineludible

Pomaron las calles, saquearon, incendiaron, destruyeron, y durante tres días, eso se replicó en toda la República Dominicana, todavía ignoramos cuántos murieron protestando en abril del 1984. Eso se repitió, en mayor o menor medida, en varios países latinoamericanos.

En febrero del 1989, estalló el “Caracazo”, en Venezuela, los caraqueños primero, todos los venezolanos después, tomaron las calles durante nueve días, saquearon, incendiaron, destruyeron, mataron unos 300.

Esto puede repetirse en el futuro inmediato, pero será mucho peor, la crisis actual supera aquella. Aplican las mismas políticas que produjeron aquellos estallidos, que designaron los años 80 como “la década perdida latinoamericana”.

Ayer aumentaron los precios del petróleo, disparando la inflación mundial, hoy ocurre lo mismo. Ayer Estados Unidos y Europa aumentaron sus tasas de interés para controlar la inflación. Esos aumentos multiplicaron los intereses de la deuda externa latinoamericana, la crisis del endeudamiento, trajo los estallidos sociales.

Hoy Estados Unidos y Europa aumentaron sus tasas de interés para controlar la inflación, multiplicarán el costo del servicio de nuestra deuda externa, como ayer.

Hoy será muchísimo peor Ayer había un superávit, hoy un déficit alimenticio, la escasez alimenticia y la hambruna son un destino ineludible. Ayer la deuda externa era ridículamente baja, hoy es alucinantemente alta, ayer los corruptos eran moderados, hoy insaciables.

Un espejo reflejando el futuro inmediato está a16,000 kilómetros del Caribe, por eso pocos le prestan atención, pero hoy, ningún lugar queda lejos.

Sri-Lanka Tiene 21 millones de habitantes, casi el doble de la República Dominicana, su deuda externa de $50 mil millones, como la dominicana. Ambas naciones isleñas viven del turismo.

La corrupción corroe a Sri-Lanka, la agricultura se desmoronó, y no le prestan para importar comida, porque el gobierno no paga el servicio de su deuda externa.

Sri-Lanka se desintegra, con los estómagos vacíos, llenos de indignación, la gente tomó las calles; saquean, destruyen, el gobierno perdió el control, y surgió una novedosa protesta.

Las cacerías humanas, las turbas cazan ricos como ratas, con especial saña, contra los políticos ricos, gente que de la nada, es acaudalada, potentada, ostentosa.

El pueblo indignado tomó la justicia en sus manos, las turbas persiguen y linchan a los políticos corruptos.

Esto se puede replicar en Nepal y Bangladesh, en otras naciones hay protestas por alimentos, en varias hay manifestaciones diferentes del mismo fenómeno.

En Pakistán hay inestabilidad política por la deposición de un primer ministro, los precios de combustibles y alimentos se triplicaron, la gente tomó las calles. En Irán, aumentaron un 400 por ciento, la gente tomó las calles piden las cabezas del presidente y el ayatola.

En Latinoamérica, la inflación en Argentina se traga todo, los argentinos prefieren comprar autos viejos, para asegurar sus ahorros, porque el dinero se devalúa en los bancos.

La semana pasada, tomaron Buenos Aires protestando contra Monsanto y sus transgénicos, quieren controlar su propia seguridad alimenticia.

Esos vientos, traerán tempestades más severas, inevitables.

Destino ineludible Aumentando sus tasas de interés, hoy como ayer, Estados Unidos y Europa exportan su inflación a Latinoamérica y todo el tercer mundo. Nadie nos salvará de las consecuencias de la política monetaria estadounidense y europea, la inflación nos ahogará como ayer.

Ellos aumentarán sus tasas de interés hasta controlar la inflación, mientras tratan de garantizar la alimentación de su población.

Cada aumento multiplicará el servicio de nuestra deuda externa, Latinoamérica caerá en un agujero negro de inflación y escasez alimenticia, repitiendo las mismas políticas siempre obtendremos resultados similares.

Retornará el Fondo Monetario Internacional (FMI), como lo hizo ayer, ya negocia con Sri-Lanka. Ningún país que haya lidiado con el FMI tiene buenos recuerdos.

Cuando inflación, “ajustes estructurales” del FMI, el servicio de la deuda y la escasez alimenticia se junten, tendremos días bastante difíciles.

Fue en ese momento que la gente de Sri-Lanka tomó las calles, a saquear, perseguir y linchar ricos y políticos corruptos.

Lo de Sri-Lanka se puede reproducir a nivel mundial.

Nadie puede esperar que la gente se muera de hambre tranquila en su casa, a nombre de mantener una “paz social” artificial, incapaz de garantizarles la alimentación.

En el futuro inmediato, la crisis económica y alimenticia, nos presentarán la inestabilidad política como un destino ineludible.

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