Campanas que doblan por Puerto Plata

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Edgar LantiguaPuerto Plata, RD

Mi padre, Epifanio Lan­tigua, solía recitar con voz grave y tono de declama­dor: “por eso, nunca pre­guntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.”.

Desde la primera vez que lo escuché hasta el momento en que supe que el poema era de John Don­ne y servía de justificación para el título de la novela, Por quién doblan las cam­panas de Ernest Hemin­gway habrán pasado al­gunos años, hasta hoy me sigue impresionando su significado, sobre todo lo de que ningún hombre es una isla y el sentido de la unidad de toda la humani­dad.

Reflexionando sobre el día del periodista, inevita­blemente vienen a mi me­moria los recuerdos de mi padre y su rol como perio­dista y testigo de los prime­ros años del desarrollo tu­rístico de Puerto Plata, lo que me hace ser particular­mente sensible a las cam­panas cuando estas suenan por su turismo, el que siem­pre he defendido y defiendo sin dejar de ejercer mi rol y dar las noticias que algunos quisieran que no se dieran, asidos de un sentido mani­queo de la realidad, según el cual habría que presentar siempre un panorama idíli­co del lar nativo.

A dos de esas campanas quiero referirme. Oscar Lo­ra, un gerente hotelero con más de 30 años de expe­riencia en 5 países, sonó la primera al advertir las con­secuencias que sobre nues­tro desarrollo turístico tiene el hecho de que el 80 % de las 4,500 habitaciones de Playa Dorada ya son o van a ser proyectos inmobiliarios y solo el 20% permanecerá como habitaciones hotele­ras.

Tomás Callender, otro ex­perimentado gerente, con una larga trayectoria en Ca­barete y Sosúa, sonó otra campana al plantear la ne­cesidad de que el proyecto de Punta Bergantín, anun­ciado por el presidente hace un año y reiterado el 27 de febrero, promueva la parti­cipación de inversionistas de alto nivel que hagan de las 3,200 habitaciones que se proyectan allí, un desa­rrollo turístico de altos es­tándares, como los de Pun­ta Cana, Cap Cana y como Aman Resorts en Río San Juan y los de Marriot en So­súa y Cabarete.

No se trata de campanas ociosas, no son niños ha­ciéndole bromas al cura del pueblo, al tocar las campa­nas de su iglesia, son dos ac­tores que han estado ahí en el auge y la caída del destino hotelero de la costa norte.

Sus preocupaciones son aún más válidas ahora que experimentamos un positi­vo boom del turismo de cru­ceros, y del turismo inter­no, al mismo tiempo que, las llegadas de turistas por vía aérea se mantienen por debajo del nivel de recupe­ración del resto del país, en donde experimentamos nú­meros excelentes.

La apuesta por un pleno desarrollo del país y por la recuperación de la industria turística que es un motor fundamental del desarrollo nacional y de la estabilidad y crecimiento que hemos te­nido en los últimos 50 años, tiene que tomar en cuenta todos los aspectos que con­vergen en el mismo, en par­ticular en su eslabón más débil.

Estas campanas han so­nado por Puerto Plata ojalá escuchemos su llamado que es la de la misa de nuestra pleno renacer.

Estas campanas están do­blando por ti, por nosotros.

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