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Política

La otra orilla de la política

El autor enfoca el panorama político preelectoral de la República Dominicana a partir de las figuras del presidente Luis Abinader y su principal contrincante, el doctor Leonel Fernández.

Luis Abinader.

Luis Abinader.

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Cándido GerónSanto Domingo, RD

Parecería que las elecciones de 2024 se perciben lejanas y, sin embargo, estamos en campaña electoral. Desde ya están definidas las dos candidaturas más importantes: Luis Abinader Corona y Leonel Fernández Reyna. Ambos corren solos en la pista, porque son los únicos que no tienen competencia en sus respectivos partidos.

En el Partido de la Liberación Nacional (PLD) todo se vislumbra enrarecido porque existen ocho precandidatos y ninguno reúne condiciones para representar la organización morada de cara a los comicios de 2024, por el desastre descomunal de las gestiones del expresidente Danilo Medina Sánchez. A este personaje les persiguen los fantasmas de Dante por las tantas fechorías cometidas junto al ejército de vampiros de familiares, yernos, cuñados y amigos chupacabras.

Sin embargo, Danilo tendrá un papel destacado a la hora de escoger el PLD su candidato (a), porque sin su aquiescencia nadie podrá aspirar a la presidencia de la República; además, Medina Sánchez tiene un as debajo de la manga para impedir que Fernández Reyna vuelva al poder. También tiene un plan para negociar con un sector del PRM, con quien tiene vínculos muy cercanos.

En el PLD todo el pescado está vendido, y a Danilo Medina solo le interesa que no lo procesen, seguir en la presidencia del PLD, atajar a Leonel en los comicios venideros, así como conseguir una matrícula representativa en el Congreso Nacional y en los ayuntamientos del país.

Por más esfuerzos que realicen los peledeístas que emigraron a la Fuerza del Pueblo en procura de un arreglo electoral, que no sueñen. Leonel Fernández no va a ceder, ni Danilo Medina, tampoco. Las heridas morales tardan mucho tiempo en cicatrizar y, a veces, por pudor y dignidad se llevan hasta la tumba.

Este enfoque me recuerda al emperador romano Claudio Nerón Tiberio, biografiado por el psiquiatra español Gregorio Marañón: […] “cuya etapa final de su mandato estuvo marcada por la depuración de sus enemigos políticos”.

También el filósofo Miguel de Unamuno pincela con magistral factura al personaje que lleva por título narrativo Abel Sánchez, quien se rehusaba a morir por temor a enterrar su odio.

Es obvio que la competencia electoral se materializará entre Abinader Corona y Fernández Reyna, y en este match el segundo tiene todas las de perder, pues los tres períodos de sus mandatos fueron nefastos y una desvergüenza para el país. En cambio, el presidente actual conserva a su favor una mayoría de votantes que, a pesar de la situación económica imperante, no vacilarán en dar de nuevo su voto con tal de que el país no vuelva a colapsar éticamente.

Por tanto, y por ahora, Luis Abinader Corona tiene en sus manos el balón, pero eso no quiere decir que el buen manejo que diera a la pandemia y la correcta política monetaria que lleva a cabo su Gobierno le dé ganancia de causa, pues los altos precios de la canasta familiar y de los combustibles conspiran contra su gestión.

Pese a estos factores, Abinader Corona concita simpatía en todos los estratos sociales, sobre todo en el aspecto de la transparencia. En su gobierno se respira una atmósfera de seguridad en cuanto al manejo del erario, y denota que el jefe del Estado trabaja incansablemente para enfrentar las dificultades sociales y económicas del momento.

No obstante llegar a la presidencia de la República, Luis Abinader Corona sigue siendo un hombre sumamente sencillo, cordial y abierto a todo tipo de diálogo. Actúa con gran claridad en cuanto a lo que piensa y realiza. Otra característica del mandatario es colocarse por encima de banderías o persecución política.

Si algo caracteriza al presidente Luis Abinader es su don de gentes, formado en la escuela de la decencia y una ética rigurosa que le inculcaron sus padres, lo cual ha sido como un credo. Se trata de un hombre que le hace culto a la solemnidad, y esto lo hace humano, sencillo, jovial y extraordinario en todo lo que emprende. Admite una y otra vez su compromiso con el cambio en materia de transparencia y el modelo económico en favor de las clases desposeídas.

Independientemente de los tiempos convulsos que vivimos, como consecuencia de la reciente pandemia y los problemas económicos globales que han incrementado los productos de primera necesidad, de construcción y agropecuarios, sería un acto de insensatez no respaldar este Gobierno en una encrucijada que amenaza con expandirse.

Sobre este punto de vista se observa que la oposición ha sido apática en cuanto a colaborar con el Gobierno, y esto se debe en cierto modo a los expedientes en curso por presunta corrupción. Pero se debe entender que si la situación económica se torna inmanejable, como consecuencia de los precios de las materias primas, por las dificultades que atraviesan los Estados Unidos, Europa y otras regiones del mundo, como es el caso de Rusia y Ucrania, a nosotros nos afectará considerablemente por los altos precios del petróleo y los altos costos de los fletes que ya comienzan a surtir sus efectos perniciosos en la compra de maquinarias, insumos y otros productos.

El presidente Luis Abinader Corona ha planteado al país la situación de manera muy realista, y entiende que son inaplazables los frecuentes diálogos con la oposición porque, después de todo, el país nos duele a todos. También se impone, al mismo tiempo, la puesta en marcha de un programa de producción masiva de bienes de consumo básico.

Leonel Fernández.

Danilo Medina.

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