¡Así fue como hablamos!
El 21 de febrero pasado, escribí un artículo titulado “Así no fue que hablamos: Ilegalidad jamás engendrará legalidad”, publicado por este prestigioso diario, donde me refiero al nefasto anuncio hecho por el director de Migración referente a los carnets, en las subcategorías de “Trabajador Temporero y Habitantes Fronterizos”. El primero, abarcaría a todos los ciudadanos ilegales residentes en el país, y el segundo, sería otorgado a todo ciudadano haitiano que entra al país a participar en los mercados binacionales establecidos en la región fronteriza.
Ambos beneplácitos beneficiarían directamente a los haitianos diseminados por todo el territorio nacional, y aquellos que cohabitan del otro lado de nuestra frontera, quienes, en ambos casos representan el mayor núcleo humano que desborda nuestra problemática migratoria. Aunque su otorgamiento fue suspendido temporalmente, al parecer debido a las voces que alertaron tal situación.
Recordemos, que el presidente Luis Abinader, durante su primera rendición de cuentas –27 febrero 2021– anunció al país la construcción de un “muro fronterizo” que serviría para mejorar la seguridad en la zona que divide la República Dominicana de Haití. Además, manifestó que la verja perimetral mejoraría el flujo y control migratorio, regularía el comercio y las recaudaciones aduanales entre ambos países e incrementaría la seguridad y defensa nacional en su combate al trafico de armas, drogas, trata de personas, crimen organizado y otros delitos transnacionales.
Transcurrido tres meses de su alocución, el presidente plasma su histórico anuncio en el Decreto No. 276-21, donde declara de emergencia la compra y contrataciones para el diseño, construcción y equipamiento de un “sistema de verja perimetral inteligente” en el trazado fronterizo entre República Dominicana-Haití, publicado en la Gaceta Oficial No.11018 del 30 de abril de 2021. Esta decisión de Estado ratifica la firme postura del presidente Abinader con respecto a la “crisis haitiana” y sus consecuencias adversas, expresadas por él en diferentes escenarios, tanto nacionales e internacionales, que, sin reparo todo dominicano sensato apoya.
Todo esto, a pesar de la nota discordante de ciertos funcionarios frente el peligro más grave que acecha a la nación, que es Haití y su desbordante inmigración, despachándose a emitir criterios opuestos a la política migratoria trazadas por el mandatario, en contraposición a la Ley de Migración No. 285-04 y su reglamento de aplicación, cuya aplicación y cumplimiento sería el “muro jurídico” que sustentaría la efectividad del sistema de verja perimetral fronterizo.
Por décadas, nuestra frontera se ha ido desdibujando, al extremo, de que para los haitianos es prácticamente invisible e inexistente, porque cruzarla significa una cuestión de sobrevivencia, que se agrava en el tiempo por el abandono de una comunidad internacional, cada vez más indolente e inhumana ante el drama que viven.
El mundo hoy tiene diez veces más muros, vallas o barreras fronterizas que hace 30 años. Cuando cayó el “Muro de Berlín” había seis barreras físicas o muros construidos en fronteras o territorios bajo ocupación, ahora existen 70 y militarizadas, a fin de evitar y controlar los flujos de personas que huyen de la violencia, la persecución o pobreza en sus países de origen.
Desde el 2015, los gobiernos europeos reaccionaron cuando más de un millón de refugiados procedentes de la guerra de Siria y otros conflictos, llegaron a sus territorios. Hoy diez Estados miembros –España, Grecia, Hungría, Bulgaria, Austria, Eslovenia, Polonia, Letonia, Estonia y Lituania– cuentan con algún tipo de defensa física para frenar el paso de esos inmigrantes, que en su conjunto tiene una distancia de mil kilómetros de longitud. Sin temor a equivocarme, estos flujos migratorios acabaron con el sueño de una Europa abierta, dando origen a una nueva era de fronteras resguardadas por muros y barreras físicas.
Me permito citar algunos tipos de edificación físico fronterizas más notables: EE.UU-México (1,100 kms); India-Pakistán, Bangladesh y Birmania (6,540 Kms); Marruecos-Sáhara Occidental (2,720 Kms), entre otros. En la actualidad, las fronteras se han convertido en un tema de seguridad nacional, donde el 60 % de los muros construidos en los últimos 50 años se han edificado para frenar el flujo de personas desplazadas forzosamente hacia sus territorios.
En nuestro caso, la frontera terrestre tiene exactamente 391 kms 654 metros con 46 centímetros –392 Kms lineal– cálculos realizado por don Ambrosio Álvarez Aybar, sobre la base de mediciones directas de los 97 planos existentes del levantamiento fronterizo entre República Dominicana y Haití, y no escapa a las situaciones que atraviesan otros Estados.
El 20 de febrero pasado, el presidente Abinader dejó iniciada la construcción del “muro fronterizo inteligente” con Haití, que tendrá una extensión de 160 kms de verja física –hormigón armado, estructura metálica de 3.90 mts de altura– con 71 puertas de acceso y 170 torres de vigilancia y control. Que, en su primera etapa, tendrá una extensión de 54 kms con 19 torres de vigilancia, 10 puertas de acceso y 54 vías para el patrullaje, y será construida en nueve meses, con una inversión de RD$1,750 millones.
El presidente precisó: “Esto es una verja que beneficiará a ambos países porque permitirá controlar el comercio bilateral, regular los flujos migratorios para combatir así las mafias que trafican con personas, hacer frente al narcotráfico y a la venta ilegal de armas, además de proteger las crianzas de ganado y sembrados de los productores agrícolas, con esta valla combatiremos de distintas formas el crimen organizado que han querido tomar como base de operaciones los límites fronterizos de ambos países, por lo que el beneficio para las dos naciones será de gran importancia”.
También señaló, que la segunda etapa estará siendo licitada en el segundo semestre de este año, y que se instalará un “sistema avanzado de control biométrico” diseñado por la empresa alemana Dermalog, para el registro de las personas que entren al país por los pasos fronterizos regulados. Tecnología que utiliza como herramienta el sistema ABI, el cual conjuga huellas dactilares y fotografías que permite identificar con un mínimo margen de error la identidad de una persona.
El presidente expresó nuevamente, que la República Dominicana no puede hacerse cargo de la crisis política, económica y social de Haití, ni resolver el resto de sus problemas, aunque el gobierno dominicano desea con fuerza que logre recuperarse lo antes posible el control de su territorio, y logre la estabilidad necesaria para celebrar elecciones generales de una manera justa, libre y transparente, y que consiga encontrar la senda de su propio desarrollo.
Además, dijo: “Insisto, una vez más, a las grandes naciones del mundo para que acudan en rescate de Haití como corresponde. Por nuestra parte, nos proponemos seguir manteniendo unas buenas relaciones de vecindad, a la vez que redoblamos nuestros esfuerzos en la protección de nuestra frontera y en defensa de nuestra soberanía”.
Finalmente, la construcción del muro fronterizo significa un hecho trascendental e histórico para la seguridad y defensa de la nación, que reafirma nuestra soberanía, tomando en cuenta que Haití hace tiempo se encuentra atrapada en las vorágines de una eterna inestabilidad política, social y económica, que agrava las vicisitudes de su pobreza. Decisión gubernamental, que sin dudas alguna el liderazgo político nacional y los dominicanos apoyamos, y que en un futuro puede significar un elemento esencial y determinante ante cualquier amenaza en contra de la integridad de la nación. ¡Así fue como hablamos! El interés nacional está por encima de todo.
El autor es miembro fundador del Círculo Delta