Un rápido ajuste en la economía
El 2022 se perfila como un año de crisis ante la escalada de la guerra en Ucrania y las graves consecuencias derivadas de ella.
Un petróleo a más de 95 dólares el barril desencaja completamente el marco macroeconómico en el que se sustenta el presupuesto del 2022, cuando se estimó un precio promedio del petróleo de 68 dólares el barril. Eso implica que la factura petrolera, de mantenerse esa tendencia en los precios, podría aumentar un 40% en el 2022 respecto al 2021 superando los US$6,500 millones.
Con una inflación interanual del 8.73% en enero del 2022, ajustar el precio de los combustibles y sus derivados a los niveles que registra hoy el precio del petróleo (97 dólares el barril) sería catastrófico para la economía. Eso automáticamente dispararía la inflación sobre el 10% interanual a partir de marzo.
Pero también los precios internacionales de los alimentos se irán al cielo, especialmente los granos, aceites comestibles y alimentos procesados.
Las medidas que debería considerar el gobierno son las siguientes:
1. El precio de los combustibles deberá continuar congelado hasta un monto semanal de subsidio que llegue a los 900 millones de pesos (RD$3,600 millones mensuales).
2. Mas allá de ese monto tendrá que ajustar el precio, evitando aumentos en el gas licuado de petróleo y en el Diesel, por lo que la gasolina recibiría un mayor peso. Eso evitaría aumentos en el transporte y en la economía familiar reduciendo a su vez el consumo de combustibles en los vehículos.
3. Gestionar en el congreso un aumento de la deuda pública para el 2022 en US$500 millones para cubrir parte del sacrificio fiscal que implica congelar los combustibles, afectando lo menos posible las asignaciones presupuestarias, especialmente el gasto de capital.
4. A mediados de año se deberá reprogramar el presupuesto de gastos públicos para el 2022 para ajustarlo a las nuevas circunstancias del entorno económico, especialmente reduciendo el gasto en combustible y otros no esenciales para aumentar el gasto social ya que la inflación seguirá maltratando el poder de compra de la clase media y los pobres.
5. Impulsar agresivamente la producción local de alimentos en todo el país, especialmente granos, leche, vegetales y víveres y expandir los mercados populares en todos los barrios.
6. Analizar la posibilidad de ajustar los horarios de trabajo y de las escuelas y colegios privados para reducir drásticamente el congestionamiento del tránsito y el uso de combustibles.
7. Continuar expandiendo los corredores del transporte urbano para reducir el numero de vehículos en circulación.