Enfoque
¿Qué está pasando con los precios de los combustibles?
La República Dominicana no produce petróleo. Por tanto, su compra en los mercados internacionales a los fines de satisfacer la demanda local tiene que hacerse a los costes en dólares que establezca la oferta y demanda, de manera que en todas las épocas los gobiernos se han visto obligados a subsidiar con un altísimo sacrificio el precio local para evitar conflictos sociales generados por las cíclicas alzas que del crudo registra por distintas razones, que veremos más adelante.
El país consume cinco barriles de petróleo per cápita, de acuerdo con cifras de Ernst & Young, cantidad que viene incrementándose cada año porque la economía dominicana ha venido creciendo de manera sostenida en las últimas décadas, generando presión a la factura petrolera.
Eso explica que el gobierno haya tenido que tomar en las primeras tres semanas de enero de sus arcas 1,000 millones de dólares para amortiguar el aumento en los mercados internacionales del precio del petróleo y sus derivados.
Incremento Para que se tenga una idea, en el primer trimestre del 2021, República Dominicana adquirió 32,5 millones de barriles de combustibles, un incremento de 30 por ciento comparado con las cifras del mismo período del año anterior. El principal proveedor de hidrocarburos del país es Estados Unidos, desde donde llega el 75,7 por ciento, seguido de los Países Bajos con un 7,7 por ciento; Reino Unido, 3,9 por ciento, y España con un 2.9 por ciento. Esos son los porcentajes estimados de importaciones que hacemos todas las semanas de hidrocarburos para mantener abastecido el mercado local y evitar desabastecimiento, como aquel ocurrido en la década de los años noventa.
Si en el primer trimestre del año pasado, como ya hemos dicho, el país recibió casi 33 millones de barriles, equivalentes a 1,471millones de dólares, esa suma llevada a un año el amigo lector podrá imaginarse el monto en papeletas verdes que estamos obligados a desembolsar anualmente para que no se genere una crisis de abastecimiento y, en consecuencia, conflictos sociales e incrementos en los precios de bienes y servicios, como ocurre ahora.
Nuestra economía necesita permanentemente del West Texas Intermediate (WTI), petróleo que actualmente cuesta 87 dólares el barril; también gas natural, gasoil, gasolinas, jet fuel, butano, naphta, gasolina de avión y gas propano.
Ahora bien, qué pasa en el mercado petrolero que desde el pasado octubre se registran incrementos en los precios del crudo en los mercados internacionales a niveles que no se producían desde el año 2018?
Hemos visto que en el año 2021 los precios de los hidrocarburos registraron alzas récords, mientras los precios del petróleo esta semana alcanzaron los 87 dólares el barril.
Sin lugar a dudas que esta espiral inflacionaria está asociada, entre otros factores, a la pandemia que generó, a su vez, una crisis económica global que en los últimos seis o siete meses se ha venido recuperando.
Esa recuperación, que desde octubre pasado experimentó la economía global, de la cual República Dominicana exhibe uno de los mejores registros del continente, causó un aumento en la demanda energética, así como de bienes y servicios. El aumento de la demanda energética como resultado de la apertura de la economía global es un hecho insoslayable al momento de analizar los incrementos de los precios de los derivados del petróleo.
Apertura económica Otra variable que no se puede obviar, que está siendo observada por expertos de la economía y el clima, es que la apertura de la economía ha puesto en evidencia algunas tendencias de descarbonización, al margen de un tercer factor como el alza en la demanda China.
¿Qué es la descarbonización y cuál rol juega en esta nueva crisis energética global?
Los organismos internacionales y los países adscritos a estos organismos asumieron una agenda medioambiental que implica la reducción de gases de efecto de invernadero, especialmente aquellas que se producen en forma de dióxido de carbono. Las emisiones de CO2 son las principales causantes del calentamiento global, como resultado del proceso de industrialización.
Aunque se sabe que algunas emisiones de dióxido de carbono son naturales, la gran mayoría son generadas por la acción humana, más bien por el uso de combustibles fósiles, esto es gas, carbón, petróleo para generar energía y la deforestación también.
Compromiso Lo dicho anteriormente significa que todos los países del planeta están comprometidos con una agenda medioambiental cuyo principal punto tiene que ver con la reducción de las emisiones de CO2 como resultado del consumo del petróleo y sus derivados, o descarbonización. Esto nos lleva a las opiniones de los especialistas que refieren que aunque en economías vulnerables como la dominicana, los precios del petróleo tienen un mayor impacto, en las desarrolladas no es tanto así.
Los especialistas difieren sobre el comportamiento en los mercados este año de los precios del petróleo y sus derivados.
La Agencia de Información Energética de Estados Unidos entiende que los precios descenderán a niveles entre 65 y 70 dólares el barril este año, opinión que comparte la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings.
De acuerdo con un trabajo publicado por el analista económico del periódico El País, Luis Alberto Peralta, los bancos de inversión JP Morgan y UBS son más pesimistas que aquellas entidades y se aventuran a pronosticar entre 80 y 90 dólares el precio del Brent.
“Más moderados se muestran el británico Barclays y el japonés MUFG, donde sostienen que su coste se mantendrá en un rango similar al actual”, refiere el cronista de El País. En relación a los precios del gas natural, sus movimientos hacia el alza están normados, por un lado, a la disputada Rusia-Estados Unidos y aliados en la zona de Ucrania, además de la época de frío que afecta a buena parte del planeta.
República Dominicana puede hacer muy poco en lo inmediato para mitigar el impacto de las alzas en los precios del petróleo y sus derivados, pero sí a mediano y largo plazos ejecutando una agenda energética dirigida a depender menos de ese commodity.