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Lo que faltaba en Haití: Un presidente interino

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Carlos R. Altuna TezanosSanto Domingo, RD

Recientemente, los días 13 y 14 de enero, los salones de la facultad de leyes de la Universidad del Sur de Luisiana sirvieron para congregar a los líderes políticos, académicos y ONGs pertenecientes a la diáspora haitiana de los EE.UU, que denominaron “Cumbre de la Unidad de Haití”, con el declarado propósito de buscar un acuerdo para establecer un gobierno de transición y poder llevar a cabo las elecciones en ese país.

Esto se produce a sabiendas de que Haití lleva más de dos años sin poder legislativo ni judicial, y sin un plan concreto sobre cómo celebrar unas elecciones en medio de una ingobernabilidad caracterizada por la anarquía y violencia generalizada de las bandas criminales armadas, que en medio del caos reinante imponen su autoridad y control territorial.

Georges Casimir, presidente del comité de “Acción Política de la Diáspora Haitiana”, quien organizó el evento, especificó que ante la interrogante más apremiante de qué sucederá luego del 7 de febrero del presente año, cuando finalizará el mandato del primer ministro interino Ariel Henry, quien no pudo ser juramentado porque sobrevino el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, era necesario llegar a un acuerdo donde se estableciera algún tipo de “gobierno provisional” para organizar las elecciones, además de considerar otra propuesta para establecer un “acuerdo de reparto del poder”, que incluiría un primer ministro y un presidente interino, según señaló a diferentes medios de comunicación.

Tras dos días de trabajo, los delegados de los distintos grupos políticos presentes en la Cumbre de la Unidad Haitiana llegaron a un consenso, que denominaron “Acuerdo Unitario de Luisiana”, designando al economista Fritz Alphonse Jean como “presidente provisional” de Haití, quien dirigiría el país hasta que se celebren elecciones y se escoja a un nuevo jefe de Estado. Un hecho que llamó la atención de entendidos en la materia –internacional y nacional– es que la misma estuvo “supervisada” por el teniente general ® Russel L. Honoré, quien hizo el anunció a través de su cuenta de Twitter.

Por lo curioso y sorpresivo del caso, me vi motivado a hurgar más sobre la referida reunión, en particular a través de las redes originadas en suelo estadounidense, encontrando este link: https://www.gofundme.com/f/the-haiti-unity-summit-fundraiser en la cual invita aportar fondos para la Cumbre de la Unidad de Haití, siendo la misma coordinada por el referido general en beneficio de Southern University System Foundation.

Según la página, el propósito de la cumbre es proporcionar una plataforma para que las facciones políticas y la sociedad civil haitiana negocien una solución permanente a la crisis política, y sentar las bases para un gobierno de transición que organice elecciones libres y justas tan pronto como sea posible.

Igualmente establece, que la diáspora haitiana cree que solo un acuerdo negociado con la participación de todos los protagonistas le dará al nuevo gobierno interino la legitimidad que necesita para organizar elecciones honestas, libres y justas que lleven al país de vuelta al camino de la democracia.

Varios miembros del Congreso, incluido el congresista Gregory Meeks, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, han sido invitados. Aunque no sabemos realmente quien políticamente apadrina esta cumbre, de lo que estamos seguro es de la postura norteamericana sobre la crisis de Haití, señalada en diferentes escenarios por el Departamento de Estado de esa nación, que ha declarado inequívocamente que están dispuestos a apoyar cualquier “solución liderada por Haití” que sea inclusiva, tal como ya había expresado Brian Nichols, secretario Adjunto para el hemisferio occidental, quien le dijo al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos: “Esta debe ser una solución liderada por Haití”.

El mismo lineamiento fue reiterado por el Encargado de Negocios de Estados Unidos en Haití, Kenneth Merten, quien, en una entrevista de radio en Puerto Príncipe, dijo que debe haber un “Acuerdo de todos los Acuerdos”.

La idea parece ser buscar una solución negociada por las partes que sea la clave para una paz y una seguridad duraderas, por lo que al parecer han procurado invitar a las principales facciones políticas, incluidos el Acuerdo de Montana, el Acuerdo de Ariel, el Acuerdo de Cesco, Akor Lari y el Acuerdo PEN, además de miembros influyentes de la sociedad civil haitiana y la diáspora haitiana.

Allí dejaron claro, que, para poner fin a la prolongada crisis en Haití, evitar una guerra civil y garantizar que Haití asuma un resultado exitoso, alentamos a todas las facciones políticas a actuar de buena fe participando en esta Cumbre y centrarse en lo que es bueno para Haití. La cumbre es la mejor manera de llegar a una solución duradera a la intratable crisis política de Haití.

El mismo lunes 17, el primer ministro Henry en una publicación en su perfil de la red social Twitter al enterarse del nombramiento de un “presidente interino” por parte de la diáspora haitiana al economista Fritz Jean, señaló: “En el contexto actual, me gustaría recordarles a todos que no existe una forma legal o constitucional para elegir un presidente provisional legítimo. Nadie tiene tal autoridad”. Además, advirtió: “No es tiempo de rencillas ni luchas fratricidas por la conquista efímera del poder. En esta difícil situación no podemos hacer el juego de las sillas musicales al frente del Estado”.

Ante lo que parece ser una estratégica jugada política de la diáspora, el ministro Henry invitó a la colectividad haitiana residente en el extranjero a trabajar en pos de la estabilidad nacional, y les ha llamado a dejar de lado sus intereses personales por el bien del país.

El pasado 9 de enero, publiqué en este prestigioso diario un artículo titulado “Inicio de año en Haití: Presagio de una espiral de descontrol y violencia”, donde resalté dos acontecimientos significativos que dejaban entrever que la crisis política-social-económica enraizada en Haití tenderá a profundizarse más, por lo que aseguro que ahora con la designación de un “presidente provisional” por la diáspora que reside en EE.UU, el complicado panorama político interno tiende a complejizarse aún más, en un país donde no existe un ápice de gobernabilidad, pues la autoridad y control recae en bandas armadas que operan sin control.

En definitiva, y ante la inminente desintegración del Estado haitiano, soy de opinión que la solución de su crisis social-política-económica no está en manos de ellos ni mucho menos en “formulas inventadas” en el exterior, aunque incluyan a ciudadanos haitianos. A modo de ejemplo, cito el caso de Juan Gerardo Guaidó Márquez, elegido como “presidente encargado” de Venezuela, sin que a la fecha tenga reconocimiento alguno, y mucho menos solucionado su problema político interno; por el contrario, el pueblo venezolano hoy se encuentra en una profunda crisis económica de extrema pobreza, que los obliga a emigrar.

La comunidad internacional debería darse una nueva oportunidad, como he planteado otras veces. La solución a la anarquía que vive Haití no está en manos de ellos, sino en aquéllos que hoy les dan la espalda –Canadá, EE.UU, Francia y la Unión Europea– quienes deberían asumir el compromiso, primero, de la pacificación y desarme de la población; Segundo, la administración y control del Estado-Gobierno de Haití –por un periodo de 20 ó 25 años– hasta que ellos puedan auto administrarse; Y tercero, crear una especie de plan Marshall para Haití, como se hizo con el Japón. La solución no está en sus manos, y la única manera de devolverle la esperanza a Haití será bajo la figura jurídica del fideicomiso, como sucedió en el proceso de descolonización del continente africano.

El autor es miembro fundador del Círculo Delta

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