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La batalla de Alfonsina para no dejarse morir

La veterinaria Alfonsina Colombo lucha sin rendirse contra una enfermedad terrible. YASMEL CORPORÁN/LISTÍN DIARIO

La veterinaria Alfonsina Colombo lucha sin rendirse contra una enfermedad terrible. YASMEL CORPORÁN/LISTÍN DIARIO

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Yasmel CorporánSanto Domingo, RD

En una de las tantas salas de espera del Centro Cardio-Neuro-Oftalmológico y Trasplante (Cecanot), pacientes aguardan por una consulta médica. Alfonsina Colombo era una de ellas.

De 38 años y madre de tres hijos, Colombo era una dedicada estudiante de Medicina Veterinaria.

Según relata, gozaba de perfecto estado de salud hasta que en el año 2015 comenzó lo que denominó como “su batalla” al ser diagnosticada con hepatitis B, padecimiento que llegó a su cuerpo con tanta fuerza que cambiaría su ritmo de vida completo.

Con añoranza, Alfonsina contó que era una ama de casa dedicada al cuidado de su familia y hogar. Cuando tenía tiempo libre de la universidad, solía elaborar aperitivos que vendía a amigos y conocidos por encargo.

Para ella, todo fue en declive hace seis años, ya que tuvo que poner en pausa sus actividades a raíz de la enfermedad. “No me aseguraban la vida porque mi hígado estaba muy dañado y los otros órganos se vieron comprometidos”, narró Al fonsina.

Debido a las complicaciones de la hepatitis, Alfonsina estuvo bajo internamiento por cuatro semanas, en las que permaneció en estado delicado, recibió tratamiento de diálisis y estuvo a punto de necesitar un trasplante de hígado, hasta que finalmente lograron estabilizarla.

Alfonsina continuó realizándose controles médicos luego de ser dada de alta. En uno de ellos, los doctores descubrieron una artrosis en su cuerpo. La mujer reconoció con pesar que, en su momento la dolencia no se atendió y como producto de eso, se le generó una artritis reumatoide y una hernia discal.

A la ama de casa la operaron nueva vez en enero de 2021, pero no pudo reponerse de la intervención quirúrgica. Casi en medio de las lágrimas, Alfonsina relató cómo luego de superar la gravedad de la hepatitis, empezó su segundo calvario al quedar en una silla de ruedas.

“No podía moverme ni sentarme”, expresó. Semanas después de la cirugía, Alfonsina notó que sus piernas habían perdido la movilidad.

“Mis doctores dicen que no es lógico que esté así”, continuó su relato. Según narró, los médicos no encontraban explicación a la reacción de sus extremidades, ya que la intervención había sido exitosa y los resultados que se esperaban eran totalmente positivos.

Para poder determinar la razón de la inmovilidad de sus piernas, los doctores le ordenaron a Alfonsina una serie de exámenes físicos y neurológicos. El problema de estos procedimientos es que son altamente costosos.

De acuerdo con Nora Aquino, madre de Alfonsina, el seguro médico de su hija solo cubre las consultas del hospital, pero no puede costear los estudios que se requieren en los casos de salud como este.

“Solo con el tratamiento de la hepatitis se gastó más de medio millón de pesos porque habían pruebas que tenían que hacerlo al exterior”, expresó la señora.

Al tiempo que recalcó los medicamentos que requiere su hija en este momento también tienen un alto costo y muchas veces se les dificulta conseguir el dinero necesario para comprarlos.

Alfonsina y su familia residen en el sector La Victoria del municipio Santo Domingo Norte y frecuentemente se trasladan al corazón del Distrito Nacional para practicarse sus chequeos.

SEPA MÁS

Al cuidado La batalla que libra Alfonsina, ha imposibilitado que pueda trabajar. Actualmente se sostiene gracias a la solidaridad y a los cuidados de su madre, quien también es desempleada, y el resto de su familia.

Esta joven madre, se apoya en sus hijos, a quienes define como “su más grande motivación”. Alfonsina reconoció que a veces es agotadora su lucha, sin embargo mantiene la esperanza en que pronto podrá ver su salud reestablecida.

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