Tribuna del Atlántico
El gran desafío de esta cumbre
El decidido impulso que dan los presidentes de Panamá, Costa Rica y República Dominicana a la relación entre sus respectivos países y en movilizar los temas de la agenda regional es una positiva iniciativa, que no está exenta de desafíos, como se verá en su encuentro de este fin de semana en Puerto Plata.
Desde su encuentro en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Laurentino Cortizo, Carlos Alvarado y Luis Abinader afianzan una agenda de puntos comunes en el marco de la Alianza para el Desarrollo en Democracia, en el que sobresalen el fortalecimiento de los vínculos comerciales, la preocupación por la situación de Haití, los flujos migratorios, el deterioro del clima democrático en Nicaragua y el cambio climático, entre otros.
En la declaración emitida en la reunión de Panamá el 20 de octubre, los mandatarios expresan: “2. Reiteramos nuestra profunda preocupación ante los retos que plantean la crisis política, económica-social, alimentaria y de seguridad en la República de Haití. En consecuencia, proponemos a la comunidad internacional, con la participación de las autoridades haitianas, sobre el involucramiento inmediato en el desarrollo y ejecución de las siguientes acciones urgentes:
a) Desarme y pacificación de la población y el fortalecimiento de la seguridad, como preámbulo para la celebración de elecciones libres y transparentes, en pro del bienestar de su pueblo.
b) Un plan integral para el desarrollo y construcción de infraestructura pública que genere empleo masivo y mejore la calidad de vida de la población haitiana”.
En contraste con este planteamiento, el 9 de noviembre el subsecretario de Estado, de Estados Unidos para asuntos del narcotráfico, Tod Roberson, declaró en Haití que “la comunidad internacional no irá al rescate de Haití”, para solucionar la grave crisis de seguridad que vive el país caribeño. Una declaración que a no pocas personas les recordó una de las frases tradicionales del cómico cubano Rosendo Rosell: “Qué barbaridad más bárbara caballero”, al preguntarse si es posible aún, una solución sin el auxilio de la comunidad internacional.
El Día de Acción de Gracias, en el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, el encargado de negocios de la embajada americana, Robert Thomas, declaró que la solución de la crisis haitiana debe provenir del propio pueblo haitiano.
Como se ve dos narrativas diferentes, dos visiones distintas, la del gobierno de Estados Unidos, por un lado, y la Alianza para el Desarrollo en Democracia, por el otro, el primero en consonancia con la declaración del 30 de agosto de la Conferencia Ciudadana para una Solución Haitiana a la Crisis.
El éxito o el fracaso del propósito de esta cumbre de presidentes con relación al tema haitiano, dependerá en gran medida de hasta qué punto puedan los tres presidentes crear un puente de entendimiento entre su visión y la del gobierno de Estados Unidos, dado el papel crucial de este país en cualquier posible escenario de solución a la crisis de Haití.
Gabriel García Márquez necesitó 27 años para “reconstruir el espejo roto de la memoria”, plasmado en Crónica de una muerte anunciada, esperemos que no sea necesario ese tiempo para encontrar una salida a la crisis de Haití, con los actores de ese territorio y la comunidad internacional