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Enfoque

Crecimiento económico y la calificación crediticia

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Jaime Aristy EscuderSanto Domingo, RD

El jueves de la semana pasa­da corrió por los mercados de capitales internacionales una bue­na noticia para el país. La calificadora de riesgo de crédito, S&P Global Ra­tings, había mejorado la perspectiva crediticia de la República Dominicana de negativa a estable, mante­niendo la calificación en BB-. Esa decisión facilita al gobierno del presiden­te Abinader colocar deuda soberana con una prima de riesgo igual o menor a la actual.

De acuerdo con el in­forme de S&P, la impresio­nante recuperación econó­mica ha permitido revertir el impacto provocado por la pandemia del covid-19. El otorgamiento de casi cien mil financiamientos a tasas de interés históricamente bajas permitió que la recu­peración económica fuera más allá de un simple rebo­te estadístico. Se proyecta que el crecimiento del pro­ducto interno bruto (PIB) cierre el año 2021 en torno al 11%, explicado en casi su totalidad por la adecua­da política monetaria del gobernador Héctor Valdez que, asegurando la estabili­dad macroeconómica, faci­litó la liquidez necesaria al sistema financiero para que los agentes económicos pri­vados pudiesen aumentar su inversión y consumo.

República Dominica­na será una de las econo­mías de mayor crecimiento de América Latina y uno de los países con mejor desem­peño relativo con respecto al nivel pre pandémico. Al comparar el nivel del PIB real proyectado para 2021 con el nivel de 2019 se ob­tiene que el mismo será su­perior en 3.7 puntos por­centuales con relación al observado antes de la pan­demia.

Un mérito que resaltar de la recuperación fue que se logró en un entorno de es­tabilidad macroeconómica. A pesar de que el país se ha visto afectado por una seve­ra inflación importada, que se explica por la disrupción de la cadena de suministro a nivel global, el aumento de los precios de los com­bustibles y fletes, y el incre­mento significativo de los precios internacionales de bienes básicos que se utili­zan para la producción de alimentos, las expectativas de inflación se mantienen ancladas en el entorno de la meta de 4%±1%. Esto sig­nifica que, la tasa interanual de inflación de 7.72% regis­trada a octubre convergerá al objetivo de inflación den­tro del horizonte de política monetaria; es decir, hacia fi­nales de 2022. Debe desta­carse que, la apreciación de 2.3% del peso dominicano con relación al dólar esta­dounidense observada en lo que va de año amortiguó el impacto de la inflación im­portada sobre la canasta fa­miliar.

El crecimiento económico generó un aumento de las re­caudaciones tributarias. Ese buen desempeño por el la­do de los ingresos, unido a la subejecución del gasto de ca­pital, redujo el déficit públi­co a niveles percibidos como compatibles con la mejora de la perspectiva de la califica­ción crediticia.

La calificadora de riesgo también fundamenta su de­cisión en el impacto que ha tenido el crecimiento eco­nómico sobre la deuda pú­blica. La expansión de la economía, impulsada por el sector privado, redujo la deuda pública como por­centaje del PIB, mitigán­dose los riesgos fiscales. La significativa acumulación de reservas internacionales también favorece la opinión positiva sobre la economía dominicana, pues fortale­ce la capacidad de cumpli­miento del servicio de la deuda en el corto plazo.

S&P indica en su informe que pudiese considerar ele­var la calificación crediticia si se ejecuta la reforma tri­butaria. Si a ese evento se le añade un buen crecimiento del PIB, que reduzca el dé­ficit fiscal estructural y la carga del servicio de la deu­da, se proyectaría una me­jora de la calificación en los próximos 12 a 18 meses.

Por último, hay que re­conocer el trabajo extraor­dinario del Banco Central y de Crédito Público, cuyos funcionarios lograron expli­car la narrativa del caso de la República Dominicana, en particular el hecho de que no se haya aprobado la reforma tributaria.

Asimismo, es preciso des­tacar el aporte de personas del sector privado, consul­tores de mucha experien­cia, como el doctor Andrés Dauhajre, hijo, quienes se esforzaron en demostrar que los indicadores ma­croeconómicos alcanzados eran suficientes para mejo­rar la perspectiva de la cali­ficación crediticia. A todos ellos mis sinceras felicita­ciones.

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