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Periodismo crítico en defensa propia

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Teresa CoboValladolid, España

Olvidamos los periodistas cuál es la esencia de nuestro oficio mientras batallamos contra el ruido, la confusión, las amenazas y el cansancio que interfieren en nuestra labor? ¿Encuentran los jóvenes alicientes para escoger esta carrera? La primera pregunta requiere de una reflexión colectiva. La respuesta a la segunda es alentadora, al menos en EE UU, donde las facultades de periodismo han registrado un notable incremento de matriculaciones. ¿Por qué? «Porque los estudiantes quieren combatir la posverdad, la distorsión deliberada de la realidad». Los periodistas tenemos que estar «porque si no sólo estarán ellos». ¿Ellos?¿A quiénes se refiere Emilio García-Ruiz, director del ‘San Francisco Chronicle’? A los poderes que monopolizan las redes sociales, los difusores de mentiras tantas veces repetidas que acaban por ser percibidas como verdades por amplias capas de la sociedad. «El 66% de los republicanos aún creen que a Trump le robaron las elecciones».

¿Qué es el periodismo? «La vacuna contra el virus de la mentira », responde García-Ruiz. ¿Y qué más? Todo un referente como Iñaki Gabilono invita a la profesión a reflexionar «porque se nos ha olvidado lo que somos». Para empezar, recomienda acabar con el significado polisémico de «periodista», que se emplea para referirse a «personas que nos dedicamos a cometidos muy distintos» y «está creando confusión ». Sugiere acuñar el término «paraperiodismo», a semejanza de «parafarmacia» con respecto a «farmacia », para nombrar actividades «que son muy legítimas y guardan relación con la comunicación, pero no son periodismo en el sentido literal de la palabra». Periodismo «no sólo es lo que el público quiere, sino lo que tiene derecho a conocer».

¿Dónde han hablado estos y otros expertos sobre su propia profesión? En el reciente I Congreso Internacional de Periodismo, ha sido una oportuna excusa para detenerse a pensar sobre el presente y el futuro de este oficio.

Cansancio y futuro Coinciden Mamen Mendizábal (‘La Sexta’) y Lucía Méndez (‘El Mundo’) en reivindicar que «un periodista que no es crítico no es periodista». En sintonía con Gabilondo, Mendizábal opina que si el buen reporterismo «siempre es molesto para el poder», a veces «también tenemos que ser incómodos para el espectador» o lector. «No podemos ser complacientes para el público». Hay que exponerle los hechos como son.

Méndez lamenta que en ocasiones los informadores son reos de la presión de los ‘me gusta’ y de los comentarios en las redes sociales. La analista política confiesa su cansancio por este estado de cosas en el que «todo el mundo se considera con la capacidad de ser periodista» y por esa tiranía en la que «se da más importancia a los datos que a las noticias. Eso modifica lo que es ser periodista. Lo que cuenta es lo que quieren los usuarios, como se les llama ahora».

Gabilondo se encarga de subrayar que «nunca ha estado más claro que el periodismo tiene futuro», con independencia de que cambien las estructuras empresariales y las herramientas que manejamos. Afirma que «la sociedad va a exigir un gran periodismo en defensa propia ». En esa inundación de señales que recibimos por internet, «muchas de ellas envenenadas, el periodismo debe ser el pozo de agua informativa potable» del que beber con confianza. Lo que está en juego es «nuestra credibilidad» y en esa batalla «la ética es clave». En segundo lugar, «os tiene que sostener la conciencia de vuestro oficio», animó a los estudiantes. «Somos los gestores de un derecho social, cumplimos una misión, somos necesarios para que la democracia pueda existir».

También el director de ‘ABC’, Julián Quirós, hizo hincapié en el papel de la prensa como «garantía de calidad democrática» y como «agente de control del poder político ». Y aunque hoy «hemos perdido el monopolio de la intermediación » entre los poderes políticos y económicos y la sociedad «sólo los medios hacemos periodismo». Advirtió de que «la transición va a ser larga y la confusión va a durar, pero seremos referentes claros para amplias capas de la sociedad». La misión del periodismo «no ha cambiado»: disentir y desmontar los «hechos alternativos que intenta fabricar el poder». Hoy en día «lo más desesperante no es tanto lo que intentan evitar que contemos como lo que intentan obligarnos a contar». La vieja censura, la presión para no publicar, ha sido sustituida por «presiones cotidianas y continuas» para que se publique lo que no interesa a la sociedad sino a quienes están detrás. «Durante la pandemia nuestros errores han aumentado precisamente por seguir las agendas y versiones oficiales».

La prensa de proximidad El director de ‘El Diario Montañés’, Íñigo Noriega, introdujo en el congreso el debate sobre la prensa regional, a la que se reconoció un papel esencial por su periodismo de proximidad y de calle y por su transversalidad. Pero también las amenazas y las presiones se sufren más de cerca y es «la unión de las Redacciones la que da la fuerza para combatir estas situaciones», aseguró el director de ‘El Correo’, José Miguel Santamaría. A la potencia del trabajo en equipo apeló también Lucía Méndez: «No creo en el periodismo individual, sino en la inteligencia colectiva de las Redacciones ». Y si lo llamamos oficio «es porque el periodismo se aprende. Los estudios te dan una base cultural, pero la única manera de aprender es de las generaciones anteriores en las Redacciones ».

José Miguel Santamaría fue muy crítico al valorar la relación de la prensa con las redes sociales. «Creo que a los medios nos aportan poco. No nos valen para medir el estado de opinión de la sociedad, porque llevan a engaño. Todo lo que aparece en redes hay que confirmarlo, incluso los documentos gráficos. Y tampoco nos sirven como medios de difusión de nuestras noticias. Las veo como un elemento de presión sobre nuestros profesionales ». Su interlocutor, Xosé Luís Vilela, director de ‘La Voz de Galicia’, matizó que, como canales de comunicación, las redes sociales son aliadas, estamos en ellas, pero como fuentes de información son un peligro y, si te dejas llevar por ellas, te pueden colar verdaderas aberraciones ». En la carrera por la credibilidad de los medios, «un ejercicio sanísimo es rectificar y explicar en qué nos hemos equivocado, sin esconder esas rectificaciones. De eso va a depender en gran parte nuestra supervivencia», dijo el director de ‘El Correo’.

Los ponentes destacaron la importancia de contar con la complicidad de los empresarios y los editores de las cabeceras para ejercer un periodismo crítico y señalaron las dificultades financieras de las empresas del sector, el paro y la precariedad laboral como algunos de los mayores enemigos de la libertad de expresión y de la independencia profesional. La calidad y la veracidad se ven amenazadas por la prisa y la velocidad que impone la era de internet. En estas condiciones el periodismo reposado y de investigación se convierte en «utopía», y no podemos permitir que esto ocurra.

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