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Enfoque

Luis Abinader escucha al país ante cuadro global sombrío

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RAFAEL NÚÑEZSanto Domingo, RD

Desoyendo las recomendaciones de las agencias calificadoras de riesgo, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) para que el país aprobase ahora una nueva reforma tributaria-necesaria por demás- a los fines de que eleve las recaudaciones del Estado dominicano, el presidente Luis Abinader desoyó esas sugerencias para colocarse en sintonía con la voz de los ciudadanos de a pies, evitando una conflictividad social que no necesitamos.

La pertinencia de la reforma nadie la discute. Obviando el contenido de la misma, hay un consenso entre todos los actores políticos sobre la necesidad de acometerla para que el gobierno tenga mayores recursos que puedan ser invertidos en obras y servicios que demanda la sociedad.

Incluso, hasta los principales voceros de los partidos de oposición reconocieron que el país requiere incrementar la presión fiscal a través de una reforma. En el único punto en el que la mayoría converge es en el momento para hacerla y, además, que ese tema se pudiese seguir debatiendo en el Consejo Económico y Social (CES), como está planteado.

No escapa a mi conocimiento que entre los pregoneros de la urgencia de la reforma están quienes exigen del gobierno mejor calidad del gasto, que fue un tema abordado por el presidente Abinader en su alocución del pasado miércoles.

Por primera vez en mucho años, un presidente de la República en medio de una encrucijada como la actual crisis sanitaria y económica, con amenaza de factores exógenos que debilitan el repunte mundial de la economía y los riesgos que constituye el caos en Haití, se pone de pies para hacer frente a todas las amenazas y se concentra en los aspectos positivos del desempeño dominicano alcanzados este año.

La amenazas externas En el escenario internacional ocurre un fenómeno que los especialistas de la economía, de las ciencias sociales y los políticos observan con precaución y han dado a llamar “Tormenta Perfecta”: la incipiente recuperación económica post pandemia comienza a ser amenazada por tensiones en la cadena de suministro que, a su vez, provoca escasez y alzas de precios en productos básicos.

El calentamiento de la economía empujó repentinamente toda la actividad productiva global y, al propio tiempo, a ese factor se añaden los controles fronterizos colocados por los países para contrarrestar el Covid-19, que pende como espada de Damocles sobre la cabeza de las naciones.

El congestionamiento de la cadena de suministro también dispara los precios de los fletes, demora el despacho de mercancías al tiempo que trastorna el calendario de entrega de pedidos.

Otro factor que los dominicanos no debemos dejar de perder de vista es el incremento de los precios del petróleo, del gas y el carbón en los mercados mundiales.

Estas tres materias primas son la bomba molotov del sistema productivo mundial, que ha puesto a las dos principales economías globales, Estados Unidos y China, a tomar medidas para contener el impacto en los consumidores.

El barril de petróleo en los mercados internacionales en agosto de 2020 se vendía a 43,42 dólares. En el momento en el que redacto este trabajo (jueves) el precio era de 83,72 dólares el barril, lo que representa un alza desde el mes de agosto a la fecha de 40.3 dólares, una enorme cantidad de dinero que el gobierno ha tenido que subsidiar para no cargar a la población con alzas desmesuradas y cuidar la paz social.

Ese coctail junto a otros factores externos es el que amenaza la recuperación económica no solo global, sino local. Y si por todo esto fuera poco, las grandes naciones y regiones del mundo en este momento se pelean por las reservas de combustibles por la inminencia del invierno, época de picos del consumo. Así podemos hablar del carbón, que usa la termoeléctrica Punta Catalina, el gas que es un derivado de gran consumo mundial.

El presidente Luis Abinader se armó de valor, asumió los logros obtenidos en este primer año de recuperación y pidió a todos los sectores del país para que le acompañen en este nuevo desafío que afronta la sociedad dominicana.

Eficiencia en el Gasto Como corolario de la brevísima pieza oratoria del mandatario salta a nuestra vista el desempeño en la calidad del gasto, que ha sido siempre la queja del sector empresarial con los gobiernos. En los primeros siete meses de este año, la administración Abinader disminuyó en un 255 por ciento los gastos en relación al mismo período del año anterior, lo que se reflejó en un ahorro de 27 mil millones de pesos.

En publicidad y propaganda, por citar uno, la pasada administración dedicó a ese renglón 4 mil 437 millones de peso, en tanto en el mismo período de siete meses de este año se había ejecutado 161 millones de pesos, lo que representa un ahorro de 2 mil 648 por ciento.

Como ha referido el presidente de la República en su discurso del miércoles, a los números fríos que presentó se agrega la supresión de una puñado de instituciones con desempeño similar o cuya función solo representaba un gasto de presupuesto, la mayor parte en nóminas.

La racionalización del gasto público por parte de los gobiernos ha sido un anhelo de toda la sociedad. En la actual gestión se encamina a cumplir con ese sueño, con lo cual el presidente Abinadr hizo un compromiso público, como lo refirió con el tema de persecución de la corrupción.

El crecimiento del 12,7 del PIB anunciado por el Banco Central y refrendado por los organismos internacionales no significa nada si todos los dominicanos, políticos, apolíticos, religiosos, ateos, empresarios, comerciantes no ponemos nuestra cuota para que República Dominicana pueda vadear las amenazas que se ciernen sobre el planeta. Solo con la unidad nacional en el marco de las diferencias, se logran los propósitos como nación.

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