La República

Enfoque

La fallida estrategia de la inmunidad de rebaño al COVID-19

Virgilio Rodríguez, PH.D.Santo Domingo, RD

Por separado, en una reciente carta abierta al señor Presidente de la República Dominicana, señalamos problemas graves de la resolución de Salud Pública 00048, que establece la cuasi obligatoriedad de la vacunación contra el COVID-19. El manejo del Estado dominicano al proceso de vacunación parece fundamentado en la esperanza de «salir» del coronavirus SAR-CoV-2 vía la llamada inmunidad de rebaño o colectiva, obtenida mediante la vacunación.

A. La inmunidad de rebaño La idea tras la inmunidad colectiva es sencilla. Para el virus perpetuarse en la población, necesita cada día reemplazar a cada persona recuperada o fallecida el día anterior con otra nueva persona infectada. Si el virus no lo logra consistentemente, el número de personas infectadas («casos activos») se va reduciendo diariamente, hasta que eventualmente no queda nadie contagiado, y el virus desaparece. Una vez el porcentaje de la población inmunizada contra el virus es bastante alto (por ejemplo 70%), los pocos que quedan no inmunizados aparecen demasiado «salteados» (dispersos) en la población, por lo que al virus se le hace demasiado difícil reemplazar a los recuperados o fallecidos de ayer con el mismo número de contagiados hoy. Por tanto, el número de contagiados empieza a descender hasta que no queda nadie contagiado.

Desgraciadamente, en el caso del coronavirus SARS-COV-2, hay dos factores importantes que complican severamente (si no imposibilitan) alcanzar la inmunidad colectiva mediante la vacunación masiva: las variantes y el contagio animal.

B. Las variantes del coronavirus El virus se reproduce creando copias de sí mismo. Sin embargo, estas copias son «imperfectas» o sea que son «variantes» del virus padre. En la mayoría de los casos una nueva variante no tiene ninguna propiedad ventajosa para el virus, y pasa desapercibida. Sin embargo, las copias (variantes) son tantas y tantas, que por simple suerte, algunas salen teniendo propiedades que las hacen capaces de derrotar total o parcialmente a los anticuerpos que generan las vacunas. En particular, esto parece haber ocurrido con la variante mu o «colombiana», y con la variante beta «sudafricana» (en un estudio científico en Israel, la prevalencia de la variante beta resultó ser ocho veces mayor entre los plenamente vacunados que entre los no vacunados). Por otro lado, un grupo de investigadores de la prestigiosa Universidad Osaka del Japón ha descubierto que la variante delta ya está a punto de ganar total resistencia a las vacunas, pues ya tiene tres de cuatro mutaciones que necesitaría para ello. Además, según datos oficiales del Reino Unido (dónde la variante delta es preponderante), entre mayores de 29 años, la tasa de infección (número de contagios por 100 mil personas) de los plenamente vacunados es mayor que la de los no vacunados.

Las variantes son un enorme desafío hacia el objetivo de acabar con el virus mediante la vacunación masiva. Según avanza un proceso de vacunación, el virus sigue produciendo variantes hasta que eventualmente logra una o más variantes que burlan o anulan el efecto de los anticuerpos que producen las vacunas del momento. Una aparente solución sería crear una nueva vacuna que pueda neutralizar las nuevas variantes. En principio es posible, pero el proceso de desarrollar una nueva vacuna, producirla en grandes cantidades, distribuirla por todo el mundo, y finalmente inocular a millones con ella es demasiado lento. Para cuando la nueva vacuna viene a alcanzar digamos la mitad de la humanidad, ya el virus ha creado otras variantes que también burlan la nueva vacuna. Entonces habría que empezar con otra vacuna más nueva aún para contrarrestar las variantes más recientes. Pero el virus seguiría produciendo variantes y lo mismo pasaría una y otra vez: el virus produce demasiadas variantes demasiado fácil y demasiado rápido. Y adaptar una vacuna a las variantes más recientes, para después producirla a gran escala e inocular a miles de millones es demasiado lento (y por demás muy caro). El virus lleva las de ganar.

C. Contagio zoonótico Pero es peor aún porque este virus es zoonótico, o sea, puede contagiar y de hecho contagia tanto a seres humanos como animales. Esto significa que si milagrosamente se llegara al punto de inmunizar a la población humana completa contra el virus antes de que éste generara una nueva variante que derrotara la última generación de vacunas (lo cuál es sumamente difícil, si no imposible), todavía quedaría un gran problema: habría que también inmunizar a todos los animales que pueden ser infectados por el virus, y no solo los domésticos. Por ejemplo habría que vacunar hasta a los murciélagos, pues presumiblemente fue a través de un murciélago que el virus llegó a infectar a los humanos, y probablemente también a los ratones, quienes rutinariamente son infectados en los laboratorios para fines de estudios, además de perros, gatos, ganado vacuno, y muchos otros animales domesticados o salvajes que pueden ser contagiados por este coronavirus. Caso contrario, el virus continuaría existiendo y evolucionando entre los animales, generando nuevas variantes hasta que eventualmente generaría una variante capaz de derrotar la más reciente generación de vacunas e infectar al ser humano, para ¡empezar todo el proceso de nuevo!

D. Datos actuales de los países más vacunados Según el respetado portal Our World in Data, al 24 de octubre del 2021, Singapur (80% vacunados plenos) muestra 2.0 muertes diarias por millón de habitantes y con tendencia alcista. Portugal (87% vacunados plenos), España (80% vacunados plenos) y Chile (76 % vacunados plenos, 85% parcialmente vacunados) reportan ~ 0.5 muertes diarias por millón de habitantes, con estancamiento.

En comparación, el 31 de julio del 2020, con CERO vacunados en el mundo, Singapur reportaba 0.00 muertes diarias por millón, España 0.04 (menos de la décima parte del valor actual), Portugal 0.3 (algo más de la mitad del valor actual) y Chile 4.0, todavía en su primera ola, era el único de estos países en peor situación que ahora, aunque ya con tendencia bajista.

Los datos presentados, no reflejan que las altísimas tasas de vacunación llevan a una «inmunidad colectiva»: Singapur incluso muestra tendencia alcista a pesar de su 80% vacunado a doble dosis, mientras los otros tres parecen estancados. Tampoco reflejan una mejoría sobre el verano del 2020, cuando NADIE estaba vacunado, excepto en Chile, país del hemisferio sur, que todavía resistía los embates de su primera ola.

E. Otros puntos de vistas importantes La anterior exposición es consistente con lo expuesto por el co-inventor de la tecnología de vacunas basada en el ARN mensajero (utilizadas por Pfizer y Moderna), el Dr. Robert Malone, quien ha desmontado la necesidad de la ‘vacunación universal’ contra el covid.

También son relevantes los pronunciamientos del virólogo francés, ganador del premio Nobel, Luc Montagnier, quien ha catalogado a la vacunación masiva en medio de una pandemia como «impensable» y un «error histórico» que está acelerando la «creación de nuevas variantes» y provocando muertes: en todos los países, «la curva de vacunación es seguida por la curva de muertes».

P.D. El autor es investigador científico. Reside en Europa.

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