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Enfoque

Aspectos distorsionantes del paquetazo tributario

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Jaime Aristy EscuderSanto Domingo, RD

Una buena reforma tributaria debe apoyar la creación de un sistema impositivo equitativo, neutral y capaz de generar suficientes ingresos públicos. Lamentablemente, el paquetazo tributario elaborado por el Ministerio de Hacienda, pero no divulgado por éste, tiene elementos que alejan el sistema impositivo dominicano del ideal. Aquí presento algunos casos.

El paquetazo tributario eleva las tasas del impuesto sobre la renta, tanto de las personas físicas como de las jurídicas, colocándolas en niveles que estimularán la informalidad y la evasión. La tasa marginal máxima del impuesto sobre la renta de las personas físicas con ingresos mensuales superiores a los 72 mil pesos sube de 25% a 35%. Esa medida impactará negativamente sobre la clase media, que también tendrá que pagar mayores impuestos por concepto de propiedad inmobiliaria y -en algunos casos- sobre el resto de su patrimonio invertido en acciones, bonos y otros títulos financieros, creándose un incentivo perverso en contra del trabajo y el ahorro. Esto viola el objetivo de neutralidad.

En el caso del impuesto sobre la renta de personas jurídicas, la tasa sube de 27% a 30%, lo cual, unido al 10% del impuesto sobre los dividendos, lleva la tasa efectiva sobre la renta empresarial a un 37%. Esas elevadas tasas estimularán la evasión impositiva y la informalidad. Una mejor medida sería el establecimiento de un impuesto sobre las ventas, que es más fácil de administrar y difícil de evadir, sustituyéndose con éste al impuesto sobre la renta de las empresas.

Por el lado de los impuestos selectivos al consumo, se observan medidas que hacen injusto el tratamiento impositivo, creando al mismo tiempo externalidades negativas que pueden afectar la salud de los consumidores. El paquetazo establece un incremento de casi un 50% del impuesto selectivo específico a las bebidas alcohólicas, pasando de 677 pesos a mil pesos por cada litro de alcohol absoluto, que será indexado trimestralmente por el índice de precios al consumidor.

Esa medida aumentará la carga impositiva del ron, tanto en términos relativos como absolutos, con relación a las demás bebidas alcohólicas, locales y extranjeras. Debe destacarse que, en la actualidad, el impuesto selectivo específico, el 10% de ad valorem y el 18% de Itbis, representan el 66% del precio del ron que paga el consumidor. En contraste, esos impuestos solo representan el 35% del precio del vino, el 35% del whisky, 36% del vodka y el 39% del precio de la cerveza. El aumento del selectivo específico a mil pesos por litro de alcohol absoluto llevaría la tasa efectiva de tributación sobre el ron a un 74%, ampliándose la brecha con relación a la tasa efectiva que tributan las demás bebidas alcohólicas.

Los más perjudicados, si se aprueba ese aumento del impuesto selectivo específico, serían los consumidores de menores ingresos, pues son los que adquieren el ron de menor precio y con mayor carga impositiva relativa. El aumento del precio del ron provocado por el incremento del peso impositivo en su estructura de costos violaría el objetivo de equidad, que establece que debe pagar más impuestos el contribuyente de mayores ingresos. Ante ese incremento de precios, los consumidores de ron de menores ingresos seguirán desplazando su demanda hacia el mercado de ron adulterado e ilegal, acción que en algo más de un año le cobró la vida a más de 400 personas, perjudicando significativamente la imagen de la República Dominicana en el extranjero.

A partir del año 2012, cuando se aprobó una modificación del impuesto selectivo, se registró un promedio anual de crecimiento del impuesto selectivo de 10% hasta el año 2017, provocando que las ventas declaradas de ron en la Dirección General de Impuestos Internos cayeran alrededor de un 30%, pasando de 12.6 millones de litros a 8.9 millones de litros en 2017. Ese es un ejemplo de cómo un impuesto excesivamente elevado desplaza las actividades hacia la informalidad, perjudicando al fisco y, en este caso, a la salud de los más pobres, quienes son los que, por los excesivos impuestos específicos, se ven en la necesidad de adquirir ron en el mercado informal. El impacto sobre el negocio formal del ron ha sido tan devastador que en 2020 el nivel de ventas declaradas fue de 10.1 millones de litros, un 20% menor que el nivel alcanzado en 2012.

Si se aprobase la medida presentada en el paquetazo tributario el impacto sobre la producción de ron sería mucho peor, dada la magnitud del incremento del impuesto selectivo específico. No me sorprendería que las recaudaciones provenientes del consumo de ron disminuyesen, como ocurrió en 2012. Esto aleja al sistema tributario dominicano del ideal, pues reduciría la capacidad de recaudar en vez de mejorarla. Si se quiere recaudar más del consumo de alcohol es mejor aumentar la tasa ad valorem, que toma en consideración el precio del producto y no el contenido de alcohol, evitándose la distorsión en los precios relativos de esos productos que hace que el impuesto sea más regresivo.

El impuesto específico a las bebidas azucaradas de 8.90 pesos por litro de bebida con azúcar añadida, es otro caso que distorsionará el precio relativo de ese tipo de bebidas. Lo ideal sería establecer un impuesto ad valorem sobre el precio al por menor. Las autoridades de Hacienda deben explorar esa alternativa que es más neutral y justa.

El documento que describe el paquetazo tiene otras modificaciones impositivas que recaerán sobre la clase media, pues, como en el caso del Itbis, a los más pobres se les compensaría mediante una devolución de los impuestos pagados por la ampliación de la base. Para reducir la evasión, se deberían establecer agentes de percepción que estén en la parte superior de la cadena de suministro que suple productos a negocios informales. También le recomiendo a las autoridades que estudien mejor el impacto que tendría la inclusión de los servicios de salud privada en la base del Itbis, que estarían gravados con un 16%, mientras se deja fuera de la base los servicios de belleza y peluquería. Pienso que esa decisión no tiene cómo justificarse desde el punto de vista económico ni social.

El análisis de la versión del paquetazo tributario que circula en las redes sociales me lleva a recomendar a los funcionarios del Ministerio de Hacienda, que estudien y tomen en consideración los planteamientos sobre el tema impositivo expresados por el presidente Luis Abinader durante la pasada campaña electoral. El primer mandatario señaló en diversas ocasiones que es mejor reducir las tasas, ampliar las bases, simplificar los tributos, enfrentar la evasión, reducir las exenciones y hacer que pague más impuestos el que tenga más capacidad de hacerlo. Pienso que, en algunos casos, como es el impuesto selectivo específico sobre el alcohol, menores tasas efectivas de tributación se traducirían en mayor actividad económica formal y, en consecuencia, recaudaciones más elevadas, en un entorno justo y eficiente. De esa forma se estaría avanzando hacia un sistema tributario ideal.

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