Santo Domingo 21°C/21°C clear sky

Suscribete

Enfoque: Política

La extraña desaparición de Lin Biao: El elegido sucesor de Mao Zedong

Mao Zedong y Lin Biao, en 1966.

Mao Zedong y Lin Biao, en 1966.

En la monumental biografía que publicaron en 2006 la profesora Jung Chang, antigua guardia roja de la Revolución Cultural, y su marido, el prestigioso historiador Jon Halliday, aseguraban que «Mao Zedong provocó la muerte de setenta millones de chinos en tiempos de paz». Entre ellos, todavía existe hoy la duda de si se encuentra Lin Biao, el jerarca que ayudó al histórico líder comunista a concentrar todo el poder del gigante asiático en su mano, hasta convertirlo en la dictadura más grande del mundo.

La era Mao comenzó el 1 de octubre de 1948, al ser proclamada la República Popular de China con la derrota de Chiang Kai-shek, que tuvo que huir a la isla de Formosa e instalar allí la República de China, hoy conocida como Taiwán. Una década después, el presidente comunista desencadenó dos grandes procesos políticos sobre los que construyó el futuro del país. El primero, conocido como el ‘Gran Salto Adelante’, entre 1958 y 1961, provocó 30 millones de muertos, la mayoría niños de menos de 10 años que sucumbieron al hambre bajo el pretexto de una rápida industrialización y colectivización.

El segundo, la famosa ‘Gran Revolución Cultural Proletaria’, desarrollada entre 1966 y 1976, con el mencionado mariscal Biao desempeñando un papel central. El resultado, sin embargo, fue el mismo: otros 30 millones de muertos como consecuencia de un supuesto movimiento sociopolítico que pretendía eliminar todos los elementos capitalistas y tradicionales de la sociedad en favor del comunismo. Toda una revolución que provocó la concentración de todo el poder en manos de de Mao, tras el fracaso del Gran Salto.

Si fue Biao quien le ayudó a concentrar todo el poder, quien le convirtió en uno de los personajes más importantes del siglo XX, ¿por qué acabó huyendo desesperadamente? ¿Por qué desapareció de la noche a la mañana? ¿Por qué el «íntimo camarada » de Mao murió en un extraño accidente aéreo cuyas causas todavía hoy no han sido aclaradas? De hecho, su figura es todavía hoy tan controvertida que, en 2011, al pintor Zhao Baokang le clausuraron una exposición en Pekín, porque en algunos de sus cuadros incluyó retratos de nuestro protagonista.

El ascenso de Lin Biao Lin Biao había nacido en 1907, en Huanggang, provincia de Hubei, en el seno de una familia acaudalada de comerciantes que nada tenía que ver con la clase pobre que tanto fascinó a Mao en sus años de juventud. Su padre lo envió pronto a Shanghai para que continuase estudiando y allí entró en contacto, por primera vez, con el comunismo. También se interesó por las cuestiones militares y entró, en 1925, en la recién creada Academia Militar de Whampoa, en Guangzhou, donde rápidamente ascendió hasta convertirse en uno de los principales protagonistas de la Larga Marcha que dio el poder a Zedong en 1934.

Cuando en 1938 contrajo tuberculosis y fue herido gravemente durante un enfrentamiento con desertores japoneses, fue enviado a Moscú para recibir tratamiento médico y servir simultáneamente como representante del Partido Comunista chino ante la Internacional Comunista. Fue ese el episodio que más marcó su vida, pues allí estableció vínculos directos con representantes de muchos otros partidos comunistas del mundo y con los principales líderes soviéticos, incluido el propio Stalin.

Al regresar a China desde la URSS, en 1942, fue nombrado comandante en jefe del Ejército en Manchuria, donde tuvo a su cargo a 280.000 soldados. Las batallas ganadas por él fueron decisivas para derrotar a Chiang Kai-shek, el gran rival de Mao Zedong. Sin embargo, su debilitada salud le impidió asumir cargos de mayor relevancia y permaneció durante años como viceministro de Defensa, lo que le eximió de un papel protagonista en el fracaso del mencionado Gran Salto. Aún así, seguía manteniendo una estrecha relación con el gran líder, quien le nombró comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y, finalmente, ministro de Defensa, donde procedió a una profunda reforma del Ejército que fue básica para ganar la guerra contra la India en 1962.

'El Libro Rojo' Biao adquirió después mucho más protagonismo, sobre todo cuando se erigió como el responsable de la difusión del pensamiento de Mao Zedong en todo el mundo. De hecho, su texto ‘Viva la victoria de la guerra popular’ fue el anuncio oficial de que el líder comunista tenía aspiraciones universales, mediante una interpretación propia del marxismo que atrajo a muchos grupos guerrilleros en todo el planeta, los cuales asimilaron con entusiasmo esa novedosa perspectiva de un enfrentamiento global entre el comunismo y las poderosas urbes capitalistas. Todo un éxito que alentó a Lin a reforzar su producción literaria con un libro de pequeñas dimensiones, pero mucho más célebre: ‘El Libro Rojo’.

Se convirtió en una especie de ventana al pensamiento de Mao, una especie de catecismo al que los chinos podían (y debían) recurrir en cualquier momento, para saber cómo se tenía que comportar el perfecto revolucionario. Se imprimieron millones de él en decenas de idiomas y estaban encuadernados en plástico rojo, de ahí su nombre. Es prácticamente imposible no ver uno en las fotografías que nos llegaron desde China entre mediados de los años 60 y principios de los 70. En total, 57 páginas en su edición original y 329 en castellano, las cuales estaban divididas en 33 capítulos con 424 citas del Gran Timonel.

El propio Lin, que en aquella época era conocido ya en todo el mundo y presentado en la prensa como el «íntimo camarada de armas de Mao», explicaba en el prólogo que convenía «aprenderse de memoria las frases clave del gran líder, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente». Pero sus textos, además, dieron rienda suelta a la sangrienta Gran Revolución Cultural, cuya primera víctima fue Liu Shao Shi, en 1966, que ejercía nominalmente como presidente de la República y que acabó siendo prescindible. Millones de muertos después, el prestigio y la confianza en nuestro protagonista creció tanto que, en 1969, el partido y el Gobierno chino lo declararon oficialmente el sucesor de Zedong.

El accidente Fue ese momento en el que este comenzó a dar muestras de preocupación por el poder adquirido por Lin Biao. Sobre todo, cuando ese mismo año se desató el conflicto fronterizo con la URSS, que a punto estuvo de provocar la Tercera Guerra Mundial después de que 300 militares chinos asesinaran por sorpresa a 55 guardias fronterizos soviéticos en la pequeña isla de Zhenbao. Un grave conflicto político internacional al que ABC le dedicó un gran espacio esos días y en el que el Gran Timonel era más proclive a aceptar las propuestas de mediación únicamente de Estados Unidos, mientras que nuestro protagonista quería establecer un triángulo diplomático equidistante con Moscú.

«La efervescencia llegó a su punto álgido a comienzos de 1971, cuando Mao decidió destituir a Lin. Este se resistió y abandonó Pekín en agosto de ese año sin destino conocido. Durante mucho tiempo nadie supo dónde se encontraba. Por extraño que parezca, Zedong también desapareció. El 13 de septiembre, sin embargo, un avión Hawker Siddeley Trident de la Fuerza Aérea china levantó vuelo por la tarde en la localidad de Qinhuangdao, provincia de Hebei, y se dirigió rumbo al norte. A las 3 de la madrugada se estrelló en la frontera chino-mongola, falleciendo sus ocho ocupantes. Aparentemente se trataba de Lin y su familia más cercana», cuenta el historiador Ivan Witke en su artículo ‘Complots y conspiraciones como mecanismo político para el relevo de cúpulas en los regímenes comunistas’.

Las diferentes versiones sobre lo ocurrido distan mucho una de la otra, sobre todo después de que la documentación oficial china sobre el incidente fuese destruida. La hipótesis prevaleciente apunta a que un complot llamado en código ‘Proyecto 571’ y planificado por Biao contra Mao, para el 8 de septiembre, fracasó por falta de apoyo y decidió huir en un avión que fue derribado por baterías antiaéreas chinas. Otra teoría apunta a un contubernio de seguidores del ‘íntimo camarada’ que intentaron asesinar a gran líder para negociar con Taiwán la reunificación del país. Este intento de asesinato habría motivado a ambos a abandonar la capital, tras lo cual Lin habría decidido irse a la URSS. Una tercera hipótesis apunta a que este fue capturado en Pekín junto a su familia y asesinado de inmediato. Lo cierto es que las tres hipótesis adquieren peso si se tiene en cuenta la gran premisa de Mao, quien decía que el poder nacía del fusil y no de los votos. Si embargo, los soviéticos añadieron una cuarta: que el avión se estrelló al ir volando demasiado bajo para evitar los radares chinos.

Tras el incidente, en China raramente se volvió a mencionar a Lin Biao. Y si se hizo, fue siempre de manera crítica. Hubo que esperar a la muerte de Mao, en 1976, para que emergiera públicamente la acusación de que le habían traicionado. El mismo Henry Kissinger, secretario de Estado de Estados Unidos en aquel momento, señaló que su Gobierno ni siquiera notó que había desaparecido. Sólo tiempo después se percató de una ligera variación en los mensajes que mantenía con las autoridades del gigante comunista.

«Lin ha quedado como el gran villano de la historia contemporánea china, posible autor de una conspiración gigantesca, pero cuyos ribetes y contenidos nunca han sido dados a conocer. Aspectos concretos no existen, salvo acusaciones difusas, como la señalada tras la comisión investigadora de los excesos ocurridos durante la Gran Revolución Cultural Proletaria, en que Lin apareció como el gran culpable de los crímenes. Pese a ello, en los últimos años se le ha comenzado a mencionar discretamente como uno de los grandes mariscales que fundaron la República Popular China».

Lin Biao lee el libro rojo de Mao.

Lin Biao en familia.

Tags relacionados