Santo Domingo 23°C/24°C scattered clouds

Suscribete

Lleno de amor por los demás

La historia de Carlos Cordero, quien desde los 11 años integró el hogar de acogida “Quedate con nosotros”, del sector de Hainamosa, en Santo Domingo Este, es ejemplar.

Carlos Cordero responde preguntas de la periodista Nairobi Espinal.

Carlos Cordero responde preguntas de la periodista Nairobi Espinal.

Avatar del Listín Diario
Nairobi NúñezSanto Domingo, RD

“Quédate con nosotros” es uno de los 12 centros pertenecientes a la red de “Muchachos y Mu­chachas con Don Bos­co”. Dicho centro acoge a niños con edades entre 6 y 16 años. Allí los educan, les brindan alimenta­ción, reciben talleres de capacita­ción, dormida y demás beneficios.

Uno de estos beneficiados fue el joven Carlos Cordero quien fue edu­cado y forjado en el referido hogar y hoy día es un ciudadano que aporta sus conocimientos al país.

Carlos comentó algunas de sus anécdotas y de cómo llegó a ser un profesional.

-¿Como llegó a ese centro? - Llegué por vía de una coma­dre y vecina de mi mamá que sa­bía del lugar. Eso fue en 2004, yo tenía 11 años de edad cuan­do ingresé aquí. No era un niño tranquilo que digamos, era muy imperativo. mi madre era madre soltera que no tenía la facilidad porque nosotros somos tres her­manos. Ella entendió que yo, in­gresando aquí, podía salir ade­lante. Allí hice grandes amigos. Al principio, me costó trabajo adaptarme e integrarme al gru­po. Pero después, fui uno más.

-¿Puede resumir su vida en el centro de acogida? -Llegando aquí me sentí como en mi casa ya que duré desde quinto curso hasta terminar mis estudios. Gracias al centro soy alguien. Dije: “Hogar dulce ho­gar”. Yo asistía al centro de lu­nes a viernes y los fines de se­mana me iba a donde mi mamá. El hogar no era solo para noso­tros dormir, sino que había de todo. Desde cursos pintura, mú­sica, hasta deportes por lo que les exhorto a los jóvenes que se integren y no solo porque le di­gan, sino por lo que ellos quie­ren o lo que sienten. Porque a veces hacemos cosas que nos dice el otro.

-¿Recuerda en especial a alguna profesora? -Recuerdo a mamá Gloria, mi maestra de pintura, quien me aconsejaba mucho. Todos sus con­sejos los puedo reflejar en mí pues me enseñó la importancia de ser una persona decente, sin impor­tar mi cuna, tengo un empleo, soy universitario.

-¿Actualmente cómo se desempeña en el mundo laboral? -Soy licenciado en Educación Fí­sica y estoy laborando en el cen­tro Juana Tavera de Llano, ubi­cado en el municipio de San Antonio de Guerra. Allí imparto docencia y me siento muy reali­zado con poder enseñar a los ni­ños a ejercitarse y a la práctica de deportes.

-¿Qué dice su madre ahora que lo ve convertido en un profesional? -Mi madre está más que orgu­llosa, porque ella misma y otras personas decían que por mi for­ma de ser cuando niño no pen­saban que iba a llegar a donde estoy. Pero gracias a Dios me in­tegré al centro y los talleres y cur­sos me cambiaron la vida. A tra­vés de esos estudios pude llevar una vida social y laboral estables.

- ¿Cómo obtuvo la Licenciatura en Educación Física? -Me gradué en el Instituto Supe­rior de Formación Docente Salo­mé Ureña, (Isfodosu).

-¿Por qué elegió esa carrera? -Elegí esa carrera porque siem­pre me ha gustado enseñar, des­de que formaba parte del ho­gar me dedicaba a formar a los nuevos integrantes que llega­ban. Nosotros les enseñábamos, y los motivábamos a que forma­ran parte de un club o de un ta­ller porque ellos no sabían de la esencia del hogar. Además,me guie más por la Educación Física porque me gustan los deportes en general, me gusta recrearme y compartir. Y con esto me gusta­ría que otros aprendan lo que ya yo aprendí.

-¿Hoy día, qué sentimientos siente cuando visita el centro de acogida? -Bueno, son muchos, Forman parte de mi vida. Todos aquí son personas a quienes les voy a agradecer eternamente lo que hicieron por mi; hay muchos que están pensionados, pero les agra­dezco bastante. Y a los que están actualmente también. Me sien­to súper feliz. Aquí somos una familia, a cualquiera le gustaría formar parte de esto.

-¿Qué valores aprendió en ese centro? -Son muchos, la amistad, el amor la solidaridad, el respeto y la responsabilidad. Esos son valores que siempre van a que­dar.

-Con los jóvenes de su genera­ción, ¿se ha encontrado otra vez?

-Sí, nosotros hemos hecho juntes y convivencias, somos treinta en to­tal los de esa promoción. A través de redes sociales nosotros nos bus­camos y nos vemos y comenzamos a hacer cuentos de nuestro tiempo en el hogar. Ese contacto nos hace sentir bien, porque además tene­mos responsalidad y proyectos pa­ra un futuro mejor.

-¿Qué otra meta tiene por conseguir? -Me gustaría estudiar fisioterapia, ya que va de la mano con mi carre­ra. Por eso estoy haciendo el pape­leo para ver si se me da la oportu­nidad. Me estoy esforzando para estudiar y ayudar a las personas con discapacidad.

Tags relacionados