Las madres nunca estarán ausentes

La ausencia física de mujeres que fueron hijas, hermanas, amigas y sobre todo madres no fue obstáculo para que sus seres queridos pasaran junto a ellas el día festivo dedicado solo a ese ser tan querido.

Para ello cientos de personas se trasladaron este domingo a las últimas moradas y dónde les vieron físicamente por última vez; los cementerios.

“Como quisiera que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos, amor eterno e inolvidable...”, era la letra de una canción que entre los nichos y los árboles copados se escuchaba a lo lejos en una de las calles del cementerio Cristo Redentor.

Se trataba de la familia de Lucía, quién falleció hace cuatro años, y que con la canción “Amor eterno”, desde un teléfono celular, la recordaban sus seres queridos.

Almonte, viudo de Lucía, a quien definó como “una gran mujer”, aseguró que sus tres hijos y las amigas de la fallecida siempre piensan en ella y no solo un día al año.

“Es que las madres no son madres un solo día, el que las tiene así no las quiere de verdad”, señaló Almonte, al tiempo de precisar que visita a quien fuera su compañera regularmente.

“Uno viene y mantiene esto aquí cuidado y limpio, le trae flores y le prende sus velones. Es lo único que nos queda”, indicó.

Mientras las amigas de Lucía y sus tres hijos se consolaban entre ellos con la melodía sonando de fondo, Almonte subrayó que “una madre es eterna”. También allí estaba Yulisa Polanco, en quien el dolor por la pérdida de la persona que se encargó de su crianza aún era perceptible en su hablar.

También en el Cristo Redentor se encontraba Yulisa Polanco, a quien el dolor de la pérdida de la persona que se encargó de su crianza aún era perceptible en su hablar. "Ella no tiene ni un año que murió", dijo con la voz cortada. Yulisa explicó que "a pesar de todo" hay que visitarlas y darle sus "vueltas". Homenaje a las madres Más temprano, en el cementerio Puerta del Cielo, decenas de familias se dieron cita para honrar a las madres que descansan en ese camposanto. La administración del cementerio organizó una breve ceremonia en la que todos los nombres de las madres sepultadas allí, fueron colocados en una fuente rodeada de rosas y el reverendo Roberto Solano realizó una bendición especial. La actividad para recordar a las dadoras de vida prosiguió con la elevación de globos con helio que en conjunto formaban un crucifijo. Un camino largo y lento Las vías directas y aledañas para accesar hacia los camposantos se forraron de puestos improvisados de flores y miembros de la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) que se afanaban en hacer fluir los vehículos. A pesar de los esfuerzos era tal el congestionamiento que no solo se avanzaba despacio, sino que a medida que aumentaban las horas las líneas se extendían varios kilómetros.

Pero para agilizar el arribo a los cementerios, varios optaron por tomar motoconchos o llegar caminando. Varios ciudadanos consultados aseguraron que todos los años las calles “se ponen que no hay quien cruce".