Análisis. Bajo fuego del Covid-19

La agropecuaria es la clave para dinamizar la economía

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

Comprar una libra de car­ne de pollo costaba ayer 75 pesos en puestos de venta al deta­lle, una referencia revela­dora de la magnitud que llevan los precios de los alimentos básicos como resultado del trastorno provocado por el Covid-19 en los mercados de mate­rias primas y combustibles que se cotizan en bolsa.

Desde enero pasado que retomé mis análisis cada viernes luego de una pausa entre septiembre y diciembre de 2020, ven­go martillando constante­mente la necesidad de que el gobierno de Luis Abi­nader tome la agropecua­ria como una verdadera prioridad para dinamizar la economía en esta situa­ción de pandemia.

Cuando el 8 de febre­ro pasado vi la promul­gación del Decreto 65-21 que creó el Gabinete Agro­pecuario, presidido por el propio Abinader, me lle­né de entusiasmo porque creí que ¡al fin! el sector se constituiría en un eje trans­versal de la economía para producir alimentos, gene­rar empleos, dinámica en el mercado interno y exporta­ciones.

Tres meses después de ese espanto positivo, ade­más de los actos protoco­lares y las declaraciones de intenciones en fechas memorables como el Día del Café, Día del Agricul­tor y otros, no fluyen efec­tivamente recursos finan­cieros, personal técnico para la producción ni hay equipos suficientes para acompañar al agricultor y al ganadero para que tra­baje y cuente con apoyo para soportar las alzas de los insumos, los combusti­bles y otros costos.

Una pujante y sostenida inversión en la agropecua­ria, si se colocara como una prioridad real, es lo que más conviene al país y al gobier­no porque se puede produ­cir masivamente para abaste­cer el mercado interno y a la vez exportar con éxito a toda la región del Caribe, Estados Unidos y Europa, generando divisas, empleo, transferen­cia de tecnología y estímulo al mercado interno.

Ninguna otra área de la economía permite un plan masivo de producción y mer­cadeo con el menor riesgo de propagación del coronavirus que la agropecuaria, porque es precisamente en el campo donde menos contagios hay y donde el distanciamiento es natural y la mayor parte de las labores son a cielo abier­to o en ambiente controlado donde se utiliza equipo de protección personal.

Vi al Presidente decir an­teanoche que “la agricultura está en sus mejores momen­tos de su producción”, poco después de haber afirmado que “por la distorsión de la pandemia, en este momento el consumo es mayor que la producción”.

Tan buenos técnicos Yo me sorprendo porque te­niendo el gobierno de Abina­der funcionarios experimen­tados y capaces en el sector agropecuario, la limitación evidente de recursos los ata de manos y pies para provo­car una revolución en el cam­po capaz de poner a miles de hombres a trabajar y a millo­nes de tareas de tierra a pro­ducir.

En esta ocasión quiero poner dos ejemplos de pro­fesionalidad y experiencia, que a mi juicio no están sien­do aprovechados en sus ca­pacidades para el país hacer frente al desafío de suplir ali­mentos, puestos de trabajo y dinámica en los mercados co­mo lo requiere el pueblo hoy.

El administrador del Ban­co Agrícola, Fernando Du­rán, no solo es un técnico experimentado y un cono­cedor consumado del cam­po, sino que con acceso a una buena cartera de finan­ciamiento, contratación de técnicos y una efectiva co­ordinación con el Ministerio de Agricultura y el Instituto Agrario Dominicano (IAD), principalmente, puede ha­cer variar la actual situación de la economía campesina, la carestía de precios y el desempleo rural y urbano.

El director del IAD, Da­nilo del Rosario, ha demos­trado a lo largo de los años de servicio que sabe lo que hay que hacer cuando va a una institución del Estado o del sector privado y su talen­to debe ser aprovechado por Abinader para que junto con los parceleros, ponga a pro­ducir todos los proyectos de asentamiento y lleve vida al segmento más pobre del campo.

El Banco Agrícola que diri­ge Durán y el IAD con Del Ro­sario a la cabeza, que debe ser confirmado en el cargo con ca­rácter definitivo para que des­pliegue sus planes y acciones a largo plazo, pueden formar un dúo dinámico que arrastre a otras instituciones que hoy superviven en el campo pero que apenas existen, para lan­zar una nueva ola de produc­ción que combinada con la ini­ciativa privada, provoquen un impacto sensible en la agrope­cuaria.

Experiencia del ciclón David Cuando el huracán “David” y la tormenta “Federico” destrozaron la agricultura del país, la reacción del go­bierno de Antonio Guzmán fue lanzar un plan de recu­peración formidable que encabezó Hipólito Mejía desde la Secretaría de Agri­cultura, lo que combinado con la reconstrucción de la infraestructura de servicios y la industria, resultó mayo­ritariamente exitoso.

En esa ocasión, tanto Du­rán como Del Rosario, pro­baron que tienen las com­petencias necesarias para movilizar el campo y poner a producir la agropecuaria en todos sus ámbitos.

La pandemia del Covid ha significado un daño tan te­rrible como aquel fenómeno atmosférico, porque prime­ro se destruyeron los merca­dos y ahora la carestía de los insumos torna difícil producir, cuando la población consume mucho más.

Aun estamos a tiempo de dar un golpe de timón para hacer del sector agropecua­rio un punto seguro para im­pactar el crecimiento de la economía y garantizar la se­guridad de los alimentos.

El pueblo dominicano tiene ahora una gran opor­tunidad de mejorar su pro­ducción interna para au­toabastecerse y exportar, y Abinader tiene suficiente sensibilidad para entender que los alimentos no de­ben escasear y menos im­portarse porque darían el tiro de gracia a los produc­tores locales.

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