Pruebas de aliento para rastrear virus

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Doris PantaleónSanto Domingo, RD

Las restricciones impuestas a las coberturas de las prue­bas PCR para el diagnóstico del Covid-19, aumentaría el sesgo epidemiológico so­bre el real comportamiento del virus en el país, porque las personas dejarían de ha­cerse el diagnóstico debido al gasto de bolsillo que ello implica. Así lo entiende el exministro de Salud Públi­ca, Rafael Sánchez Cárde­nas, quien estima favorable que el país utilice las prue­bas de aliento y de antíge­nos que tiene disponibles para realizar rastreo de ca­sos a nivel nacional y de manera sectorizada.

Dijo que la de aliento es una prueba limpia, porque las personas solo soplan en un dispositivo y por lo tan­to no hay que tener contac­tos con flujos nasales como ocurre con las que necesi­tan de hisopado para toma de muestras.

Esas pruebas, de origen is­raelí, se utilizan mayor­mente en el país en los ae­ropuertos para la toma de muestras aleatorias de los visitantes. Recuerda que la aplicación de ese tipo de prueba se aprobó durante su gestión al frente del Mi­nisterio de Salud, pero que no se hizo la compra debido al proceso de transición de cambio de gobierno, pero que los estudios indican que tiene una efectividad de 91 a 92% .

Tumultos Entrevistado en torno al comportamiento de la epi­demia del Covid en el país, Sánchez Cárdenas dijo que las fiestas y “juntes” que se dan en las calles son res­ponsables del aumento en el número de casos y por ende en el de la ocupación de camas hospitalarias.

Entiende que las necesida­des económicas que tiene el país obligan al Gobierno a la apertura, pero que debe haber un equilibrio y man­tener la vigilancia bien ac­tiva en el comportamien­to del virus, con rastreo de manera focalizada.

EN PUNTOS ¿Una prueba al año? Sobre la resolución ofi­cial que establece la co­bertura de una prueba PCR por año por perso­na, el exministro de Sa­lud Pública la considera muy limitativa, en mo­mentos en que es nece­sario para tener una idea del comportamiento de la enfermedad en la po­blación dominicana.

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