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En hospital Covid: El momento de la mala noticia

Entre la muerte y la vacunación un día de dramas en el centro

El fallecimiento de una señora por coronavirus provocó llantos entre sus familiares y vecinos. / JA MALDONADO/LISTÍN DIARIO

El fallecimiento de una señora por coronavirus provocó llantos entre sus familiares y vecinos. / JA MALDONADO/LISTÍN DIARIO

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Laura CastilloSanto Domingo, RD

Una escena de dolor por la muerte de un pariente con Covid y otra de felicidad por la mejoría de un afectado caracterizaron la mañana de ayer los alrededores del hospital “Doctor Francisco Moscoso Puello” mientras se realizaba la segunda jornada de vacunación al personal médico de primera línea.

Gritando desconsolados y sin asimilar la información del deceso de su pariente que tenía 15 días ingresada en la unidad de coronavirus del hospital, permanecían los familiares de la señora de apellido Ángeles, justo al lado de unidad.

“Ay mi madre no se sanó”, vociferaba una mujer entre lágrimas al enterarse de la noticia. Esta trataba de consolarse con otra pariente que contenía sus lágrimas para transmitir fuerzas a los demás.

Con su rostro melancólico otro joven detalló que la señora tenía 72 años de edad, de apellido Ángeles, a la que se le diagnosticó el virus hace 15 días y estuvo ingresada desde esa fecha. También padecía de la hipertensión.

La señora al parecer era muy querida, ya que hasta los vecinos llegaron al hospital para saber de su evolución. En la unidad estaban al menos nueve personas sin tener idea de la noticia que iban a recibir de parte de los médicos cuando preguntaran por el estado de salud.

Al enterarse de la muerte no se lo creían mientras otros se desbordaron a llorar y lamentar la muerte inesperada. Otro se encargó de hacer los contactos para recoger el cuerpo y darle sepultura. Los demás se consolaban entre sí y avisaban a otros familiares vía WhatsApp para notificar el suceso.

“Mi madre, ay Dios mío”, añoraban con tristeza acatando la atención de los demás familiares que esperaban saber de la salud del pariente interno por el virus.

Juana Báez, vecina de Gladys, dijo a LISTÍN DIARIO que recordará a la señora como “una de las mejores personas”.

La víctima mortal del virus fue diagnosticada con la enfermedad cuando acudió al médico para darse seguimiento por una taquicardia que padecía y que en esos días se le había manifestado de manera recurrente causándole molestias.

Lo más triste para los parientes es el proceso donde deben solo reconocer el cuerpo y despedir a distancia un ser querido, ya que no puede realizarle la típica ceremonia fúnebre. Los cadáveres van directamente al cementerio.

Todos sus parientes mostraron interés en aplicarse la vacuna cuando les llegue la oportunidad.

“Ojalá que las personas tomen conciencia y se vacunen porque si esa es la solución, hay que hacerlo”, dijo Juana dispuesta a ponerse la vacuna.

Mejor suerte

A pesar del suceso, el centro médico también fue testigo de una escena de felicidad al recibir buenas noticias de un ingresado que estaba en estado crítico.

Se trata de otra señora que llegó al hospital en condiciones critica hace dos semanas y hasta el día de ayer estaba “respondiendo a los medicamentos y comiendo mejor” los desayunos que su hija le lleva todos los días luego de tomarse dos horas en llegar al hospital.

Preocupada y sin poder dormir en la noche anterior Felicia hija de la señora ingresada se dirigió al hospital como de costumbre en busca de buenas noticias sobre su madre.

Efectivamente al preguntar a la enfermera encargada le dijo que la paciente había hablado y había pedido frutas para desayunar.

“¿Qué mami habló?”, le respondió Felicia a la enfermera sorprendida cuando ella le dijo que levantó su voz para ordenar frutas a una doctora.

“Ella no hablada ni nada, no respondía, estaba grave”, dijo Felicia a este medio al compartir su gran noticia con periodistas de este medio.

Feliz, dándole las gracias a Dios e informando por teléfono sobre la mejoría de su madre de 68 Felicia contó que se sentía triste porque no puede ver a su madre ni por una pared mientras está interna.

“Yo estaba adolorida con solo saber que mi madre estaba ahí de ese lado”, indicó señalando la unidad de covid que estaba a sus espaldas y reiterando que estaba abatida al saber que no mejoraba.

A pesar de estar pasando por una situación difícil con su madre padeciendo de coronavirus la mujer se rehúsa a ponerse la vacuna cuando le toque.

“Que me la ponga Dios, ese es el único que puede salvarse, que él me la ponga y es la única solución que te puedo decir”, sostuvo al repetir que teme ponérsela por los efectos secundarios que puede producir.

Vacunación

Ayer el centro médico realizó su segunda jornada de vacunación contra el coronavirus al personal de primera línea que trabaja directamente con pacientes con el virus.

En su primera jornada se vacunaron 60 médicos y enfermeras de los 174 que hay de servicio en la unidad incluyendo a 59 jóvenes residentes.

En la segunda etapa vacunarían 80 y hoy jueves se espera una tercera jornada.

El personal médico y paramédico comenzó a ser vacunado ayer en el Moscoso Puello. /

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