Santo Domingo 25°C/26°C scattered clouds

Suscribete

Enfoque: Periodismo

Marty Baron: “Objetividad periodística no es igual a neutralidad”

Director de The Washington Post, Marty Baron.

Director de The Washington Post, Marty Baron.

Avatar del Listín Diario
TOMADO DE INFOBASE AMÉRICASanto Domingo

Marty Baron es­tuvo a cargo de la redacción del Washington Post cuando las elec­ciones estadounidenses de 2000 se dirimieron en la Corte Supre­ma a favor del candidato republi­cano George W. Bush; también cuando dos aviones secuestra­dos se estrellaron contra las To­rres Gemelas y cambiaron para siempre el perfil de Nueva York y el equilibrio entre seguridad y otros derechos; cuando un equi­po SWAT debió sacar llorando al niño balsero Elián González, por­que la familia de Miami no acep­taba devolverlo a su padre en Cuba; cuando Wall Street colpsó bajo el peso de una burbuja hipo­tecaria y desató una crisis global en 2008; cuando una sociedad que tuvo esclavos y segregación votó al primer presidente afro­americano, Barack Obama; cuan­do Edward Snowden reveló el patrón de vigilancia de la Agen­cia de Seguridad Nacional (NSA) y terminó varado en Rusia, de to­dos los lugares posibles; cuando su país profundizó una polariza­ción como no se veía desde el si­glo XIX; cuando la pandemia de COVID-19 cambió la faz de la Tie­rra y cuando una turba asaltó el Capitolio en Washington DC...

Y el 26 de enero pasado anun­ció su retiro.

A propósito de su salida del diario, la prestigiosa revista The New Yorker le realizó una entre­vista en la que analizó cómo se practica el periodismo, la diná­mica dentro de las redacciones, la responsabilidad del prestigio y la relación con el poder.

Sobre las diferencias entre diri­gir un diario en 2001, como cuan­do se inició en el puesto en The Boston Globe, a hacerlo ahora, en 2021, Baron afirmó que “to­do cambió”. Internet y la redes sociales fueron un quiebre y aho­ra se debe informar las 24 horas al día, cada minuto. “Ese no era el caso en 2001. Entonces exis­tía Internet, por supuesto, pero no era una parte tan importante de nuestro negocio. No influyó en todo lo que hicimos. Eso ha cam­biado.

Internet, asegura, brinda cier­tos beneficios, como llegar a una audiencia más grande y difundir el periodismo de The Washing­ton Post no solo en EEUU sino por todo el mundo. Además, agregó que ahora cuentan con otras he­rramientas que les permiten con­tar historias de formas muy di­ferentes, como los videos o los gráficos interactivos, las anima­ciones y los audios

Baron explicó que ya superó ese momento de mirar al pasado.

Pero sólo salió de ese lugar, expli­ca, porque la crisis financiera que atravesaba la industria periodísti­ca, donde miles de personas tuvie­ron que perder su empleo, lo obli­gó a enfocarse en encontrar una manera de hallar el éxito en medio de ese nuevo contexto.

Recordó que con el desarro­llo de las redes de banda ancha, acompañado del auge del internet, la industria de la prensa comenzó a sufrir un tremendo impacto eco­nómico. Y la publicidad, que an­tes se pautaba en la prensa escri­ta, fue pasando a las redes sociales y a empresas de búsqueda por in­ternet Google. “Absorbían nuestros ingresos y teníamos menos recur­sos para hacer nuestro trabajo. Y eso ejerció una tremenda presión sobre nuestra capacidad para ha­cer periodismo como lo habíamos pensado anteriormente”.

“Tenga en cuenta que no fue hace tanto tiempo cuando la gen­te hablaba de la quiebra de The New York Times. En 2009 el pre­cio de sus acciones había caído a unos cuatro dólares por acción desde unos 40 dólares más o me­nos. La gente también hablaba de la quiebra del Washington Post. Hablaban de que fuimos eclipsa­dos por HuffPost y BuzzFeed. En­tonces, no es un camino fácil para llegar a donde estamos, pero aho­ra hemos aprendido cuál debería ser nuestro modelo de negocio. No creo que nuestras ganancias hayan sido a costa de nadie. Es solo que estamos en una posición diferen­te a la del periodismo local. La cosa es que ellos tienen un desafío ma­yor”, dijo.

Según Baron, los diarios locales están en la misión de encontrar su propio modelo de negocio. “Y creo firmemente que ese modelo signi­fica exigir que la gente pague por él. Durante mucho tiempo, cuan­do solo publicamos periódicos im­presos, la gente pagaba por ello. No lo regalábamos y la gente no esperaba tenerlo gratis. Y, fran­camente, no cobramos tanto por ello. Así que la única forma de que las publicaciones locales, los me­dios de comunicación locales, ten­gan éxito, creo, es en última ins­tancia exigir que la gente pague si quiere un periodismo de calidad”.

El prestigioso periodista reve­ló que cuando Jeff Bezos compró el diario en el 2013 una de la co­sas principales que dijo fue que de­bían enfocarse en el cliente, no el competidor. La misión era pasar de ser un diario local con renombre, a uno nacional y mundial. Y recono­ció a The New York Times como su principal competidor.

Cuando le preguntaron por Be­zos y por qué cree que compró el diario, Baron dijo que, para él, el magnate estadounidense cree en la misión del periodismo y su pa­pel en una democracia. Y agregó que el dueño de Amazon aportó su conocimiento de tecnología y del comportamiento del consumidor, así como también la forma de diri­gir un negocio. “Supongo que tam­bién pensó que era un desafío inte­resante, y mi sensación de él es que le gustan los desafíos y que pensó que era factible hacerlo”, dijo.

Sobre el rol de los editores, el periodista aseguró que persiste una idea desactualizada que los pinta como dictadores. “Pero esa no es la forma como funcionan las organizaciones de noticias. De­pende mucho de la iniciativa y las ideas, de la energía de todos nues­tros reporteros, editores, artistas gráficos, fotógrafos. Está descen­tralizado, y lo que yo puedo hacer es tratar de crear las condiciones que les permitan hacer mejor su trabajo y mantener los estándares, establecer una dirección general de hacia dónde vamos, establecer prioridades para lo que uno podría hacer, intervenir cuando creo que tiene sentido. Pero no para ejecu­tar cada pequeña cosa o gran cosa que hacemos dentro de la organi­zación. La razón por la que inten­tamos contratar a personas con ta­lento es porque tienen mucho que ofrecer. Y no están ahí solo para ser receptáculos pasivos de todo lo que tengo que decir”.

Aunque fue repetidamente con­sultado por la política que mantie­ne el diario sobre el uso de redes sociales de los periodistas, Baron no ahondó pero dio a entender en que son estrictos sobre lo que pu­blican sus reporteros en sus cuen­tas personas. “

“Reconocemos que son repre­sentantes del Post dondequiera que se encuentren, ciertamente se les percibe como representan­tes del Post, y la razón por la que muchos de ellos tienen muchos se­guidores es porque trabajan en el Post. Por eso les pedimos que cum­plan con nuestros estándares, los mismos estándares que se aplica­rían si estuvieran escribiendo al­go para el impreso o para la web, o cumpliendo un compromiso en la radio o la televisión. Ahora, ellos pueden escribir con un estilo dife­rente. Pueden ofrecer ideas. Pue­den escribir con ingenio. Pueden mostrar más de su personalidad, todo eso, está bien. Pero los están­dares no desaparecen solo porque alguien publique en las redes so­ciales”, agregó.

Baron dijo que se debe intentar dejar atrás ideas preconcebidas y abordar el trabajo de la manera más científica posible. El problema del debate, explica, reside en que “la gente equipara la objetividad con la neutralidad, el equilibrio y ese tipo de cosas”. Y por eso, di­ce, critican el periodismo, “porque creen que eso es lo que significa la objetividad”. Pero para eso, en su visión, no es para nada lo que sig­nifica.

Y agregó que es importante te­ner la mente abierta, ser honestos y escuchar a las personas para po­der informar con rigurosidad.

Baron se retirará a finales de mes y asegura estar satisfecho con la tarea cumplida. “Estoy orgulloso de mucho de lo que hicimos en el Post. Estoy ciertamente orgulloso de cómo cubrimos la Administra­ción Trump cuando estábamos ba­jo un ataque incesante. Y nos man­tuvimos firmes contra ese ataque. Nuestros reporteros fueron objeto de duras críticas, no solo por par­te de la Administración, sino que también soportaron amenazas de miembros del público. Y, sin em­bargo, siguieron haciendo su tra­bajo como se supone que deben hacerlo, exigiendo responsabilida­des al poder. Esa es la esencia de nuestra misión, y la cumplimos, y estoy orgulloso de lo que logra­mos”.

Tags relacionados