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Enfoque

El caso pendiente: fraude electoral

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FELIPE CUELLOSanto Domingo, RD

Durante los momentos más oscuros de la campaña del 2020, llegué a encontrar una buena forma de animarles los espíritus a mis compañeros republicanos. Habiéndose puesto en agenda el tema del fraude electoral, mi condición de tercermundista resultó ventajosa: Siéntense, amigos, y recordemos el 6 de octubre del pasado año 2019. Dos provincias dominicanas -San Juan y Barahona- siguieron contando hasta altas horas de la noche, provistos de una cuenta en vivo por televisión con los números de las otras provincias donde las urnas ya habían cerrado. Su herramienta de trabajo: La máquina de votación conectada directamente a ese conteo. Tenían su objetivo claro: una victoria del Penco.

Al igual que el caso paradigmático del género – El Chicago de Mayor Daley en las elecciones de 1960 – donde hubo que buscar la excusa correcta para frenar el conteo hasta que el número ciclado estuviese esclarecido, nuestra querida Nevada –Home of Las Vegas!– de donde volví la semana pasada, supo durar 10 días más contando, hasta garantizar ínfimas victorias para el partido Demócrata en el conteo general y dos de los asientos congresuales que ostenta Nevada (los otros dos asientos siendo claras victorias para un republicano y un demócrata, respectivamente). Otros estados, como Pennsylvania, Michigan y Georgia tuvieron más urgencia, cumpliendo la misión de garantizar la victoria propagandística del amanecer del 4 de noviembre cantado para Biden –con la colaboración de viciados medios (incluyendo los conservadores). Pero ese es otro tema.

Anomalías en esto abundan, y me ha complacido explicárselas en detalle a muchas amistades desde mi regreso. Algo importante: se deja entrever una gran oportunidad para nuestra República Dominicana. Los perspicaces me han preguntado sobre las implicaciones legales a nivel regional de que se litigue tal cosa en una suprema corte de un miembro de la OEA. Mi respuesta, que aquí pongo por escrito: uno de los únicos otros casos de tal amañamiento del proceso democrático es criollo. La parte agraviada, un expresidente cuyo nombre habrá escuchado, podría sentar uno de los únicos otros precedentes sobre el tema. Siendo el caso de que el pueblo dominicano ha descubierto su interés por el poder judicial, pudiera hasta ser buena estrategia política.

Para los amigos del gobierno, que me han urgido en pronunciarme sobre el tema, también recordarán que el principal suceso pre-electoral fue la visita de un gran amigo del Norte, culminando en la prohibición del uso del voto electrónico en los comicios generales del pasado junio 2020. Ese amigo ministro de Exteriores se debe sentir muy menospreciado por la agilidad con la que Nuevo Palacio reconoció la “victoria” de un tal Joe Biden, cuya “toma de posesión” se piensa hacer por Zoom. Están a tiempo de retractar tan ingrato suceso, sentando también un necesario precedente para cuando empiecen a caer los fallos y no las apelaciones.

Para el que sigue curioso por alguna certitud: el 20 de enero del 2021, Donald John Trump se juramentará por segunda vez y gobernará por cuatro años más.

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