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CONTANDO LOS HECHOS

Tiempos cambian-actitudes también

Lo sucedido recientemente con familiares cercanos a di­rigentes del gobierno, me trae a colación dos referen­cias que sucedieron durante mi tiempo como Secretario de Turismo, en el gobierno de Antonio Guzmán. A dos semanas en la posición, mi asistente eje­cutiva, Margie Jover me dijo: Sr. Pérez me han comentado que nuestro fotógra­fo, el Sr. Blonda, luce muy desanimando. Pude constatarlo así, y pregunté a uno de sus compañeros, el porqué, y éste me con­testó: Él entiende que lo van a cancelar del trabajo porque el nuevo Secretario tiene un hermano que es fotógrafo y puede per­der su empleo. Le pedí a Margie que me trajera al Sr. Blonda para yo hablar con él. Le dije, Sr. Blonda se comenta que usted tiene el temor de que yo pueda sacarlo de su posición para nombrar a mi hermano Modesto, a quien usted conoce bien, co­mo colega fotógrafo. Quiero asegurarle que mientras yo sea el Secretario de Tu­rismo mi hermano Modesto no tiene nin­guna posibilidad de trabajar aquí conmi­go, ya que eso no es ético y estaría contra la ley, le pido que usted recobre su buen ánimo y continúe haciendo el magnífico trabajo de usted aquí. Ciertamente, como por arte de magia, sus compañeros pudie­ron notar como el Sr. Blonda recuperó su entusiasmo acostumbrado.

La segunda experiencia, también invo­lucró a mi hermano Modesto, el fotó­grafo. Íbamos a celebrar en el país, en pocos meses, la V Convención de la Asociación de Periodistas de Turismo de América Latina, (Claptur).

El presidente Guzmán me había adverti­do que estaríamos muy escasos de dine­ro por lo que yo debía limitar los gastos de esa convención al máximo. Pedí coti­zaciones para el servicio de fotografías de todo el evento, y estas rondaban, los cinco mil pesos, que era mucho dinero para la época.

Llamé a mi hermano Modesto y le dije: Te llegó el turno de sacrificarte por tu hermano, no puedo gastar los cinco mil pesos que me piden para la cobertura de fotografías del evento, le dije que solo pagaríamos los insumos necesarios pa­ra poder revelar todas las fotografías ya que en la Secretaria no había un labora­torio. El total de los insumos llegó a cer­ca de 900 pesos, y eso fue lo que costó a la Secretaría.

Nombrar familiares cercanos, o dar a ellos acceso al centro de poder, siempre significará un riesgo para las autoridades de turno.

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