La otra violencia de género
La violencia física y emocional de género se ha discutido ampliamente en los últimos años, cuyo centro se ha circunscrito fundamentalmente a la de carácter físico, por las dramáticas consecuencias de vidas truncadas a raíz de una cultura que arrastra a nuestra sociedad a un círculo vicioso de abusos que, comienzan en el hogar, y repercuten en todos los espacios de la vida nacional. Pero también existen otros tipos de violencia, como la discriminación académica, laboral y política.
A lo largo de más de 40 años de trayectoria en el sector privado, especialmente en el ámbito del seguro; y de mis poco menos de 30 años de servicio público, en diversos gobiernos y en las más diferentes posiciones, he conocido el resultado de cuando a las mujeres se nos otorga oportunidades en base al mérito y no por el hecho de ser mujeres.
Si lo miramos en perspectiva, en República Dominicana los avances en materia de brecha de género han sido notorios.
Hace 78 años, en 1942, por vez primera la mujer pudo votar en una elección presidencial, consecuencia de años de lucha, la cual había tenido su punto de quiebre en 1934, cuando se organizó el Voto de Ensayo de la mujer dominicana, ocasión en que votaron más de 96 mil mujeres.
Pocas mujeres
Aunque en aquel año resultaron electas dos diputadas y una senadora; hoy en día siguen siendo pocas las mujeres que ocupan puestos de importancia en el tren gubernamental; en el Congreso Nacional y en otras esferas de decisión.
Décadas más tarde, la batalla continúa. La Ley 15-19 sobre Régimen Electoral establece en su artículo 136, que las “nominaciones y propuestas de candidaturas a la Cámara de Diputados, a las Regidurías y vocales se regirán por el principio de equidad de género, por lo que éstas deberán estar integradas de acuerdo a lo establecido en la Ley de Partidos, por no menos de un 40% ni más de un 60% de hombres y mujeres de la propuesta nacional”. Esto queda refrendado en lo que dictamina la Ley 33-18 de partidos, agrupaciones y movimientos políticos, en su artículo 53.
En el actual período constitucional 2020-2024, el nuevo Congreso de República Dominicana, el cual entró en vigencia el 16 de agosto, tuvo un descenso de un 7.1% en la cantidad de mujeres, pasando de 56 legisladoras en 2016 a 52 en 2020, dejando a los hombres con 170 curules, según una investigación del Observatorio Político Dominicano (OPD-FUNGLODE). En el Ejecutivo, la realidad no cambia mucho. Del total de Ministerios, solo hay mujeres en el de la Mujer, con Mayra Jiménez; Kimberly Taveras Duarte, en Juventud; y Carmen Heredia Ottenwalder, ministra de Cultura.
Al 2020, aún no hemos tenido una mujer presidente de la República, aunque digno de resaltar ha sido la vicepresidencia de Milagros Ortiz Bosch (2000-2004); y de Margarita Cedeño (2012-2020). Esto nos revela que hemos dado pasos, pero no han sido suficientes. La cuota de género es un impulso en esa dirección, pero el cambio debe pasar por la cultura de oportunidades en base al mérito y la preparación, y no determinado por el género de una persona. A ese país aspiramos, a uno de auténtica equidad; de igualdad y por vía de consecuencia, libre de violencia.