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Ganó pelea a la muerte, pero aún no puede cantar victoria

Glendry Gómez Genao, de 24 años, sentada en la cama de su habitación mientras es peinada por su madre, Fausta Genao. A esta joven le fue diagnosticada insuficiencia renal crónica hace tres años y ahora está luchando para conseguir un trasplante de riñón. /ADRIANO ROSARIO

Glendry Gómez Genao, de 24 años, sentada en la cama de su habitación mientras es peinada por su madre, Fausta Genao. A esta joven le fue diagnosticada insuficiencia renal crónica hace tres años y ahora está luchando para conseguir un trasplante de riñón. /ADRIANO ROSARIO

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Patria Reyes RodríguezSanto Domingo, RD

Estuvo muerta por diez minutos, así se lo anunciaron a su familia los médicos que la atendían en la Plaza de la Salud, antes de llevarla a sala de cuidados intensivos, donde duró 15 días luego de entrarla al quirófano para colocarle un tubo de pecho que le permitiera volver a respirar.

Llovía a cantaros ese mediodía en que llegamos a su casa. Su abuela, con un pañito sobre la cabeza, nos esperaba a la orilla de la calle para que no nos fuéramos a extraviar. Su pequeña figura bajo la llovizna obstinada y fría nos hizo sentir el drama de esta familia que lucha por mantener con vida a su primogénita de 24 años, Glendry Gómez Genao.

Su madre salió presurosa de la habitación para recibirnos en la puerta de su casa, desde donde se veía el patio inundado del agua que caía del cielo. Debajo de su techo de zinc nos dio la bienvenida y nos invitó a sentarnos en una pequeña y ordenada sala cargada de fotografías familiares, la de los 15 años de Glendry eclipsó nuestra atención.

Ya ha pasado más de un año desde que Glendry Gómez tuvo un paro respiratorio fruto de una crisis que casi hace colapsar sus pulmones. Su madre Fausta Genao cuenta que desde hace cerca de tres años le fue diagnosticada una insuficiencia renal crónica que le cambió la vida, pero que, a pesar de las angustias, no le ha quitado las ganas de vivir y de hacer realidad su sueño de ser periodista de algún medio impreso.

Refiere que, desde ese entonces, su hija permanece casi todo el tiempo en cama y frecuentemente tiene temblores que le impiden desarrollar sus actividades, habla con algo de dificultad y no logra recordar lo que le pasó en esa gravedad en que conoció momentáneamente la muerte.

Intenta reconstruir lo que han pasado luego de que Glendry fue diagnosticada con esta enfermedad. Narra que empezó a orinar con espuma, lo que llamó su atención y le hizo visitar al médico, pero no fue sino hasta un día que se le hincharon tanto los pies y le molestaba hasta moverlos, cuando decidieron consultar otro médico que le mandó a hacer una biopsia y les informó que sus riñones no funcionaban, que tenían apariencia de que estaban quemados y que a eso se le llamaba insuficiencia renal crónica.

Sentada en una silla plástica, Fausta recuerda que en ese momento Glendry había iniciado sus estudios universitarios para prepararse como futura periodista y también le había dado el “Sí, acepto” a su novio Melvin Fernández, quien a pesar de todas las vicisitudes permanece a su lado apoyándola con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad y puedan establecer una familia.

“A ella le gusta eso del periodismo, una vez hizo un reportaje con sus amiguitas que cuando yo vi eso le dije: muchacha, pero para eso es que tú das”, expresa Fausta con su rostro arrugado de la impotencia que le da ver a su hija en esa situación.

El padre biológico de Glendry murió antes de que ella se hiciera adolescente, pero su padrastro la ha asumido a ella y a su hermana de 18 años como sus propias hijas. De hecho, es el único que trabaja en la casa, luego de que ella enfermó y aunque gana un sueldo mínimo lucha para que no falte lo esencial en el hogar.

A pesar de la solidaridad de familiares, vecinos y allegados, Fausta relata cómo estos años de lucha contra la insuficiencia renal de su primogénita han sido difíciles económicamente para la familia.

“En los días de internamiento en la Plaza de la Salud quedamos con una deuda de RD$88,000.00, que pagamos en cuotas mensuales, además de que tenemos que buscar dinero para su alimentación, los medicamentos y sus tres diálisis semanales de cuatro horas que debe recibir”, explica.

Se sonríe y dice “la suerte es que Dios no le falta a nadie” y cuenta que hay una pequeña farmacia cerca de su casa, en el barrio La Unión, detrás del Hospital Vinicio Calventi de Los Alcarrizos, donde le facilitan a crédito los medicamentos para la presión arterial, lo que agradece mucho porque de no ser así quizás su hija no estaría con vida.

Para salvar su vida, Glendry necesita un trasplante urgente y aunque algunos familiares están dispuestos a hacerse la prueba de compatibilidad y donarle el riñón que le hace falta para seguir viviendo, su familia no tiene los recursos para costear el proceso.

Datos ofrecidos por el director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplantes (Incord), Fernando Morales Billini, el costo de un trasplante de riñón en República Dominicana oscila entre RD$750,000 y RD$1,000,000 sin complicaciones. En el caso de las diálisis, tres diálisis por semana al año se estiman en un costo de entre RD$850,000 a RD$1,500,000, incluyendo materiales y complicaciones posibles.

Además de estos costos estimados expuestos por el Dr. Morales Billini, se debe contabilizar los exámenes, procedimientos pre y post operatorios, la alimentación, los costos de traslados y de recuperación.

Conversando con Glendry

Estaba sentada sobre la cama luego de que su mamá la despertara para que hablara con el equipo del Listín Diario que fue a conocer su historia. De buen ánimo contó que ser periodista era uno de sus sueños mayores, antes de enfermarse de los riñones.

Con algo de dificultad en la voz, dice que le gusta entrevistar a las personas y ayudarlas a través de su labor. Enfatizó que prefiere el periodismo escrito, dejando ver que no le gustan mucho las cámaras. Recuerda que hace mucho tiempo hizo un reportaje en la escuela.

A la pregunta sobre sus sueños futuros, dice “me gustaría mejorarme, cumplir con mi trabajo, lo que me gusta hacer, a mí me gustaría ser reportera, me gusta mucho el periodismo, soy una práctica, suelo poner empeño cuando me gusta algo, quiero mejorarme y espero en Dios que sea así”.

Dice que su enfermedad la ha llevado pasivamente aunque al principio no fue fácil, se sentía frustrada, incómoda, triste y lloraba. “Me sentía incómoda y muy triste, sin ganas y algo desgastada, pero después me fui acostumbrando, echando para delante y traté de sentirme normal”, explica Glendry.

“La vida me ha cambiado en todo”, expone con la voz entrecortada y agrega que principalmente con su familia porque era muy hiperactiva y le gustaba hacer bromas, principalmente a su hermana menor. “Lo hago ahora, pero no igual”, indica con sus manos cruzadas sobre sus piernas y la mirada clavada en las sábanas de su cama.

Recuerda el compromiso con su novio Melvin y aunque le entristece que la enfermedad haya cambiado sus planes de boda, agradece el apoyo que él le ha ofrecido en su batalla para recuperar su salud. “Me apoya, pero coge mucho pique, porque esto (la enfermedad) me saca de casillas y me pone muy hiperactiva y él se enoja”, expone Glendry.

También recuerda que trabajaba como secretaria en un centro prestigioso de salud ubicado en el Distrito Nacional, donde duró como tres años y ahí descubrió su problema con los riñones. “Yo trabajaba sentada y ya no podía ni tomar las llamadas, me sentía incómoda y ya no podía hacer nada”, recuerda.

Explica que la insuficiencia renal que padece muchas veces no la deja respirar, le dan temblores y a veces son tan fuertes que le hacen doler la cabeza y las extremidades (brazos y piernas).

Terminó la entrevista pidiéndole a Glendry enviar un mensaje a los jóvenes y dice “que sigan estudiando, luchando para adelante y recuerden que hay un Dios que todo lo puede y que no se dejen vencer por las angustias, que traten de echar para adelante todo lo que puedan, que sigan luchando por sus sueños”.

Solidaridad

Si quieres ayudar a Glendry a recuperar su salud, puede contactar a su familia a los teléfonos 829-723-2103 y 829-557-8361, o hacer aportes económicos a la cuenta 960-0167108 del Banco de Reservas.

Glendry Gómez Genao, compungida, al momento de relatar su situación de salud.

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