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Hipólito en el 2000: Promesa de lucha férrea contra la corrupción

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Javier FloresSanto Domingo, RD

Solo 1,824 palabras fueron necesarias para que Hipólito Mejía asumiera el poder el 16 de agosto del año 2000. Durante esa primera alocución, el entrante primer mandatario de la República se enfocó en decir durante su gestión “atacaría” la corrupción pública.

Con el escándalo de corrupción relacionado con el denominado “Plan Eventual Mínimo de Empleo (PEME)”, recién saliendo a la luz pública, donde seis funcionarios del gobierno saliente fueron acusados de estafar al Estado por más de mil millones de pesos, luego de varios señalamientos y rumores, estas promesas que hacía Mejía en su breve discurso caían de buena forma en la población dominicana.

“Voy a gobernar desde una casa de cristal, con transparencia, para que la vigilancia ciudadana sea el testigo de las actuaciones de todos los funcionarios de la administración pública. Y puedo asegurar que si en estos próximos cuatro años reprodujesen actos de corrupción, seré yo mismo quien alentará los procedimientos legales para el castigo merecido”, explicaba el mandatario.

Mejía fue enfático en asegurar que no permitiría que dicho crimen se cometiera durante su gestión de gobierno, la cual culminaría en agosto del 2004.

“Lo he dicho hasta el cansancio: los funcionarios de mi gobierno deben venir a la administración pública a dar de ellos mismos y no a servirse a sí mismos. Quiero encabezar un gobierno capaz de imponer una verdadera moralidad en la gestión administrativa, a fin de que desaparezca la mentira, la doblez, el fraude y el engaño”, exclamaba a aquellos presentes en la Asamblea Nacional.

A pesar de no mencionar el escándalo del PEME por su nombre, sí se refirió al hecho al decir que el Poder Judicial estará encargado de investigar si algunas irregularidades administrativas fueron cometidas por los funcionarios públicos anteriores.

“Ahora bien, si en el pasado se ha incurrido en actuaciones indebidas y en corrupción demostrable, será el Poder Judicial quien tendrá la tarea de investigar y de proceder de acuerdo a las normas legales. No seré yo ni el gobierno que presidiré quienes tratarán de incidir en la conducta de los jueces, no intervendremos nunca en el ámbito del Poder Judicial, de ese Poder a cuya independencia y soberanía rendimos el más respetuoso tributo”, decía Mejía ante la presencia del entonces presidente saliente, Leonel Fernández.

Lucharía contra la pobreza “El crecimiento económico resulta una burla cuando no se traduce en mejoría del nivel de vida de los más desposeídos”, fue lo exclamado por Mejía al momento de señalar que su otro objetivo principal como presidente de la República sería la lucha contra los niveles de pobreza que enfrentaba el país a la fecha.

Citando cifras del Banco Interamericano de Desarrollo, el presidente explicaba que los principales indicadores sociales del país se habían mantenido por debajo de los promedios de América Latina.

“Esta realidad nos impone la obligación de hacer una obra de gobierno que priorice la inversión en la gente, en el desarrollo del ser humano como factor indispensable para un desarrollo social armónico y equitativo”, decía el recién asumido presidente.

Con el fin de lograr dicho objetivo, Mejía se comprometía a reactivar la economía, crear empleos para la juventud y las mujeres, ofrecer salubridad y seguro social, ampliar y profundizar la educación, reactivar la agropecuaria, asegurar la alimentación, acrecentar el turismo y las zonas francas, estimular las exportaciones y la inversión extranjera, promover la cultura, impulsar la modernización de todos los poderes del Estado, sanear el medio ambiente y proteger los recursos naturales.

Además de plantearse convertir el país en el mayor proveedora de bienes alimenticios a los países del Caribe y establecer así una presencia en el “exigente” mercado norteamericano.

“El impulso al desarrollo agropecuario marchará de la mano de un componente indispensable que asumimos con todas sus consecuencias: la rentabilidad de la noble actividad de producir alimentos. La época de las importaciones innecesarias ha terminado. Si el 16 de mayo se votó para que se respetara al productor dominicano, les aseguro que estoy dispuesto a encabezar ese desafío”, explicaba Mejía.

Homenaje a Peña Gómez y Antonio Guzmán Ya casi al final de su alocución, Mejía rendía homenaje a dos fenecidos líderes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Antonio Guzmán Fernández y José Francisco Peña Gómez.

“Como Presidente de la República, deseo actuar con generosidad y compresión ante los desafíos normales de esta investidura y ante las provocaciones que pueda encontrar frente a mi determinación de servir a la Patria. Quiero realizar los más caros sueños de nuestro recordado líder y hermano José Francisco Peña Gómez y del hombre de bien que fue no sólo mi maestro sino mi segundo padre, Don Antonio Guzmán Fernández”, exclamaba el entonces mandatario de la República.

Guzmán Fernández se suicidaría en uno de los baños del Palacio Nacional días antes de que culminara su gobierno en 1982, mientras que Peña Gómez fallecería a causa de un edema pulmonar el 10 de mayo de 1998.

Mejorar relaciones con Haití Otro punto señalado por Mejía durante su discurso fue que trataría de mejorar las relaciones entre la República Dominicana y Haití y que su entender esta era un “matrimonio sin divorcio” por lo que mejorar la convivencia con el vecino país debería de ser una de las prioridades de dicho gobierno.

“Asuntos impostergables y de alta prioridad como son las relaciones con Haití, encontrarán toda la atención necesaria a fin de lograr una mayor y mejor convivencia y una más estrecha cooperación, basada en el respeto mutuo a la soberanía de ambos países”, señalaba Mejía.

Mejía resultó ganador, como candidato del PRD, de las elecciones el 16 de mayo de ese año, venciendo a Danilo Medina, hoy presidente saliente de la República.

El expresidente se repostuló para un segundo periodo consecutivo en 2004, y fue vencido por Leonel Fernández. Lo volvió a intentar en 2012 perdiendo de Medina, dándole el paso a este último al inicio de sus 8 años en la Presidencia.

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