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Salvador Jorge Blanco y sus críticas en toma de posesión de 1982

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Laura CastilloSanto Domingo, RD

El presidente Salvador Jorge Blanco durante su discurso de toma de posesión en el 1982 dijo que recibió el “Estado dominicano en plena quiebra material y también moral”.

Además, dijo que en su Gobierno no se formaría ni se promovería formación de grupos políticos y que no optarían por reelegirse.

Asimismo, dio a conocer la deuda en dólares que el gobierno anterior que en ese entonces lo representaba Jacobo Majluta (del 4 de julio al 16 de agosto del 82) había dejado y tenía un monto de US$370 millones de dólares correspondiente a pagos atrasados y exportaciones incluyendo sus intereses.

También, agregó que los vencimientos de capital e intereses de la deuda externa en este año, ascendieron a US$458 millones de dólares y que el déficit de la balanza de pagos se proyectaba a niveles superiores a los US$440 millones de dólares.

Salvador Jorge Blanco catalogó la economía del país en ese entonces “sin reservas”, luego de detallar las deudas pendientes que tendría que asumir durante su gestión.

En ese entonces las finanzas internas se proyectaban con un “déficits del presupuesto del Gobierno Central de RD$166 millones de pesos este año, de cuya suma RD$109 millones de pesos ya se cumplieron como déficits al día de hoy (16 de agosto del 1982)”, leyó en su discurso.

Asimismo, alrededor de RD$400 millones correspondieron al déficit gubernamental incluyendo las instituciones autónomas.

Es decir, en los ingenios estatales se preveía pérdidas de RD$80 millones de pesos; en la empresa CORDE RD$21 millones de pesos; en la Corporación de Electricidad RD$88 millones de pesos y en el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre) RD$13 millones de pesos.

Jorge Blanco dijo que “los empleados de la administración pública pueden tener la completa seguridad de que las medidas de austeridad que implantaremos, están encaminadas a reducir sueldos y a producir despidos que aumentarían la ola de desocupados que existe en todo el país”.

También, en su discurso resaltó que el país “no genera las divisas de antes y no podemos seguir gastando lo que no tenemos” por lo que detalló que si no se producía suficiente arroz en el país, se comería más víveres criollos, si no producían frijoles, comeríamos gandules”.

La importación de los productos anteriores quedó prohibida al igual que la importación de carne de pollo y cerdo. Y la leche en polvo fue restringida para que desaparezca a más tardar en cuatro años.

Antes la crisis que atravesaba el país en ese entonces, Jorge Blanco depositó en el Congreso Nacional una serie de proyectos de leyes en el campo económico.

“Llegó la hora en que los dominicanos que más tienen, paguen más impuestos a la nación”, dijo, y propuso un impuesto anual, para que los dueños de solares y casas en las ciudades retornen al Estado.

“A través de ese impuesto, parte del beneficio que, sin esfuerzo alguno, reciben, al aumentar, continuamente, el valor de su propiedad gracias a las calles y avenidas que se construyen con recursos de la Nación”, expresó.

Asimismo sometió un proyecto de ley por medio del cual, cuando se vendiera o transfiriera con beneficios, una propiedad rural o urbana, una pequeña parte del aumento sea entregado como impuesto al Estado.

Otro de los proyectos de Ley que sometió fue en el campo del impuesto sobre la renta, los cuales reducirían los medios de escape del pago de dicho impuesto.

También, presentó un “proyecto de ley de placas de automóviles para hacer más costoso el uso de vehículos de lujo y de alto consumo de combustible”.

Además, sometió otro proyecto de ley por medio del cual se establecía un impuesto adicional, temporal, de 10% a casi todas las importaciones que realizara el país, así como la obligación del pre-pago de los impuestos de importación, amparando un listado de artículos de lujo.

El presidente electo, también sometió un proyecto para que se congelaran, durante un año, todos los salarios en el país, tanto del sector privado como del sector público.

En el discurso resaltó que se le entregó el Banco Central sin divisas con que enfrentar los fuertes pagos que vencían dentro de 20 días.

Detalló que le entregaron sumas millonarias sin gastar, acumuladas bajo el Acuerdo de San José, que otorga financiamiento a las importaciones de petróleo, pero “también es cierto que los dólares ahorrados bajo ese préstamo ya fueron gastaos por la administración saliente”.

Salvador Jorge Blanco expresó que en las próximas horas de ese 16 de agosto de 1982 mediante un decreto reducirían los sueldos de todos los servidores públicos con salarios superiores a RD$375, comenzando con el sueldo mensual del propio Presidente de la República, el cual se reduce de RD$ 5,000 a RD$ 3,000, es decir, una disminución de un 40 %.

Además, aclaró que nadie en la administración pública, incluyendo organismos descentralizados y autónomos, podrá ganar más que el propio presidente.

En los próximos días determinó que las ventas del Inespre iban a ser dirigidas y organizadas bajo la acción de un programa de distribución planificado sobre criterios racionales de administración y ejecutado con verdadero sentido de justicia social, llegando los beneficios de este programa a los sectores de menos ingresos.

En ese entonces las fuentes de ingresos dependían de tres instituciones: el Consejo Estatal del Azúcar, la Corporación Dominicana de Empresas Estatales y la Corporación Dominicana de Electricidad, las cuales estaban “prácticamente en quiebra”, según señaló en su discurso.

El Consejo Estatal del Azúcar tuvo que diferir el pago de su deuda externa, que ascendía a 60 millones de dólares. Mientras que de las 35 empresas originales donde era accionista mayoritaria la Corporación Dominicana de Empresas Estatales, 10 habían desaparecido y cuatro se encontraban fuera del mercado.

De las 21 que restaban, catorce estaban técnicamente quebradas y solo quedaban siete empresas solventes.

La Corporación y sus empresas contaban con un pasivo de RD$ 142 millones de pesos, que correspondían a compromisos internacionales y a deudas internas, dijo Jorge Blanco en su intervención.

Debido a la crisis que imperaba en la Corporación Dominicana de Electricidad el presidente estableció pagar la luz, es decir, el servicio de electricidad dependiendo del consumo de cada hogar.

La medida aplicó también para el Estado y todas sus instituciones.

“El Estado mismo, sus corporaciones y sus empresas, quienes deberán dar el ejemplo para que contemos con fuerza moral suficiente para cobrar a la ciudadanía”, expresó.

El mandatario dijo además que sometería al Congreso Nacional el proyecto de ley que crea la Secretaría de Estado de Bienestar Social con el objetivo de mejorar las condiciones sociales de los dominicanos más pobres y de más bajo nivel de educación.

Por su lado agregó que por decreto crearía la Dirección de Promoción de la Mujer, dependiente de Despacho de la Presidencia.

El mandatario anunció en su discurso que iniciaría un programa a nivel nacional valorado en RD$90 millones en préstamos para construir 5,000 viviendas y se desembolsaría el próximo 27 de febrero.

Igualmente, contempló crear un Fondo Nacional de Financiamiento a las Exportaciones, adscrito al Fondo FIDE, para canalizarlo a través de las intermediarias financiarías, que sirva de brazo crediticio para desarrollar proyectos con fines de exportación.

También, dio a conocer que los sectores ganaderos y agrícolas recibirían apoyo para que aumentaran a corto plazo sus inversiones y su producción, a través de programas de crédito en el Banco Agrícola y en el Fondo FIDE del Banco Central.

En su alocución aseguró se desempeñaría contra la corrupción administrativa y gubernamental en sus distintos niveles y manifestaciones.

El mandatario dijo que presentaría un proyecto de ley con el objetivo de sancionar las acciones de los funcionarios públicos que tengan el carácter o se consideren como actos de corrupción, estableciendo sanciones privativas de libertad o multas con el fin de frenar “las malas administraciones públicas”.

El turismo en ese entonces contaría con todo su apoyo ya que, consideró el sector representa un potencial extraordinario.

Advirtió que las reformas constitucionales fueron el resultado de acontecimientos “felices de nuestra vida pública”, como lo fueron la Constitución Restauradora de 1895, la Constitución de la Tercera República del 1924 y la Constitución Democrática de 1963.

De tal manera, resaltó que las modificaciones a la que sería sometida la Constitución durante su gestión serían el resultado de una “profunda meditación y análisis luego del más largo periodo de estabilidad constitucional”, después que se disparó el primer trabucazo que promulgó la Independencia.

Expresó que la reelección presidencial es el fruto del abuso y a la impunidad de los actos de corrupción que se cometieron contra la Nación y los dominicanos, razón por la cual, su gobierno no optaría por someter el proyecto de reforma constitucional consagrando la no reelección.

Informó que reduciría a 45 días los tres meses que tenían las Asambleas Electorales para elegir las nuevas autoridades antes de que terminar un periodo gubernamental.

También, en su proyecto tenía previsto impedir que los ciudadanos perdieran la nacionalidad dominicana por el solo hecho de adquirir otra nacionalidad extranjera como lo establecía “la Constitución Restauradora del 1865, donde los dominicanos estuvieron sometidos al Sistema de la llamada Sumisión Perpetua a la Nacionalidad Dominicana, que les impedía adquirir otra nacionalidad y pretender hacerla valer en la República”.

Casi finalizando su discurso, Salvador Jorge Blanco, exhortó a el doctor Joaquín Balaguer y al profesor Juan Bosch, ambos jefes de estados anteriormente, que estaba abierto para escuchar sus orientaciones basadas en sus experiencias como presidentes de la República.

Solicitó además, solidaridad por parte de los países americanos para enfrentar los problemas políticos y económicos.

Detalló que España fue un límite histórico importante desde 1492 hasta ese entonces, como también, “Estados Unidos nación que admiramos y respetamos a pesar de algunas circunstancias históricas que han herido nuestros sentimientos nacionales”.

Hizo mención a la República de Haití y aseguró que su Gobierno respetaría la política de compartir la misma isla.

Cabe destacar que en su juramentación prometió hacer suyo el juramento de Gregorio Luperón, en carta a Ulises Francisco Espaillat.

“Afirmar ante Dios, ante América y ante nuestra propia conciencia, que nunca cometeremos la insensatez, que es infamia, de ser dominicano y no ser Antillanos, de conocer nuestro porvenir y divorciarlo del porvenir de las Antillas”, pronunció.

Finalmente, aseguró que la única promesa que sirve de complemento en este juramento, “es que no vamos a escatimar ningún sacrificio para corresponder a la prueba de confianza que el pueblo que nos dio el 16 de mayo de presente año, con su voto mayoritario”.

“Vengo al Poder a poner mis dedos sobre nuestras llagas, que son muchas. Para sanar, para curar, no para irritar. Vengo al Poder, para dar ejemplo, no para ofender; para ser sobrio, no dispendioso. Para servir, no para abusar. Pero nadie deberá confundir mi generosidad, con debilidad”, puntualizó.

De igual manera aseguró: “Yo no voy a resolver todo, lo que solo puede ser resuelto por la mística que crea un pueblo en movimiento. Mi deber es mostrar el camino y encabezar la marcha”.

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