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La gestión de riesgos y la seguridad ciudadana

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GRAL. JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ MEJÍASanto Domingo, RD

A lo largo de los años, la política gu­bernamental para asun­tos de seguridad ciudada­na en la República Domi­nicana se ha caracterizado por un accionar eminente­mente reactivo. La meto­dología de ejecución deri­vada de esta política se ha enfocado en perseguir a los culpables luego de co­metido un delito y en adi­ción, se ha entendido que la prevención se logra lan­zando miles de policías y militares a las calles. A es­to debemos agregar que desafortunadamente este personal, primero, en su mayoría no está entrenado para esa misión y segun­do, se ven coartados en su accionar, ya que, si son en­frentados por criminales y se defienden con su ar­ma de reglamento, corren el riesgo de ser sometidos a la justicia, en un país en donde lamentablemen­te parece ser que los dere­chos humanos de los de­lincuentes prevalecen.

La situación actual que estamos viviendo como nación, demanda un enfo­que integral que nos per­mita atacar la raíz del pro­blema de la criminalidad desde una perspectiva de “gestión de riesgos”. Al­guien definió muy bien la gestión de riesgos como: “Un enfoque estructura­do para manejar la incer­tidumbre relativa a una amenaza, a través de una secuencia de actividades humanas que incluyen la identificación, el análi­sis y la evaluación de ries­gos, para luego establecer las estrategias de su trata­miento utilizando recursos gerenciales”. Esto impli­ca, que, una vez estudia­dos estos riesgos bajo una metodología sistemáti­ca, será posible identificar aquellos que son realmen­te relevantes y que a su vez presentan un potencial de impacto que nos pudiere afectar.

Viendo lo anterior desde la perspectiva de la Seguri­dad Ciudadana, entende­mos que se hace necesaria la elaboración de una Polí­tica de Seguridad en don­de el estado se compromete a trabajar consistentemen­te en el análisis y mitiga­ción continua de los riesgos identificados, a través de un Sistema de Gestión en Control y Seguridad. De esta Política se desprende­rían un conjunto de objeti­vos a ser alcanzados y cu­yo cumplimiento debería ser monitoreado a través de Indicadores de Gestión. Es­to conllevaría una serie de procedimientos elaborados en torno a las necesidades específicas identificadas, que deberán ser ejecutados y controlados, para que los objetivos sean alcanzados y como resultado final, los riesgos mitigados.

Hace unos años, tuve la oportunidad de visitar Sin­gapur, uno de los 7 países más seguros del mundo de acuerdo con la evalua­ción de varias instituciones de prestancia internacio­nal incluyendo the Institu­te for Economics & Peace. Esta ciudad-estado, incluyó la evaluación de todos los riesgos relacionados con la seguridad y protección de la sociedad como parte de su estrategia de desarrollo, buscando entender los mis­mos para establecer proce­dimientos orientados a mi­tigarlos. Como resultado de este análisis se elabora­ron las acciones requeridas para mitigar las amenazas analizadas, incorporando recursos tecnológicos en el proceso (sistemas de video vigilancia inteligentes, dro­nes, sensores y hasta boto­nes de pánico en las casas para detectar cualquier ti­po de actividad criminal y colocar una unidad policial al momento de producirse la acción) los cuales son he­rramientas esenciales utili­zadas por la institución del orden para mantener el control.

Nuestro país adolece de una estrategia adecuada para el manejo y mitigación de todos los riesgos relacio­nados con la delincuencia, lo que trae consigo la imple­mentación de procedimien­tos inadecuados e ineficaces que no permiten avanzar en el proceso de control de es­te flagelo. Desafortunada­mente, hemos estado dan­do palos a ciegas y vemos que la delincuencia se ha convertido en algo rutinario que solo se destaca cuando pierde la vida alguien cono­cido, y aun así, las autorida­des siguen entendiendo que es solo “una mala percep­ción de la ciudadanía”.

A modo de ilustración práctica de lo que podría generar este análisis, cite­mos el caso de los delitos que son cometidos en mo­tocicletas (los cuales ve­mos a diario en la prensa y las redes sociales). ¿Cómo podríamos mitigar algunos de los riesgos relacionados a esta acción (robo, atraco, asesinato, etc.)?; dentro del espectro de alternativas en­tiendo que el control de las motocicletas es fundamen­tal; la restricción del uso de motocicletas sin placa; la implementación de un sis­tema de RFID (Radio Fre­quency Identification) para identificar todas las moto­cicletas y a la vez tener un control del desplazamien­to de éstas. Cuando uno de estos riesgos impacta, den­tro de un sistema de gestión en Control y Seguridad, se generan acciones correcti­vas, en donde se determina la causa raíz que generó la materialización del riesgo y se buscan las soluciones necesarias para resolver el problema.

Sin una correcta Ges­tión de los riesgos será im­posible para las autorida­des “Construir un clima de seguridad ciudadana ba­sado en el combate a las múltiples causas que origi­nan la delincuencia, el cri­men organizado y la vio­lencia en la convivencia social incluyendo la violen­cia contra la mujer, niños, niñas y adolescentes, me­diante la articulación efi­ciente de las políticas de prevención, persecución y sanción” como se especifi­ca en nuestra Estrategia Na­cional de Desarrollo; y por ende, no se logrará tener un control efectivo de la segu­ridad ciudadana. Mientras tanto, seguiremos lamentan­do nuestros muertos, por la ineficiencia e incapacidad de un equipo que no supo esco­ger el camino adecuado, pa­ra solucionar los problemas de seguridad de la nación.

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