Enfoque
La Revolución Digital en la era del coronavirus
De entre las muchas imágenes que he visto en estas semanas de pandemia hay una que me impactó de manera particular: En algunos centros de salud de Italia, los parientes de enfermos de coronavirus en estado grave se comunican con ellos, impedidos de acercarse físicamente, a través de tabletas que transmiten su voz e imagen.
Esta es una de las múltiples funciones que la tecnología desempeña en esta crisis y una expresión de la forma en que la tecnología puede proteger la humanidad amenazada.
Comunidades médicas y científicas de todo el mundo comparten por vía digital data necesaria para gestionar con la mayor efectividad posible los sistemas de salud, asignar camas y ventiladores y desarrollar tratamientos contra la enfermedad. Aplicaciones permiten certificar la ausencia de enfermedad en una persona. Big data y las mismas redes sociales son utilizadas para rastrear infecciones y mantener informadas a las personas sobre las conductas que se esperan de ellas. Uno de los mejores centros de recursos para la información sobre el coronavirus, el provisto por la universidad Johns Hopkins, despliega en línea y de manera actualizada el estado de la enfermedad en todo el planeta y es utilizado por los gobiernos como fuente técnica de información.
En múltiples países la necesidad de establecer cuarentenas en escuelas y universidades ha vuelto indispensable el uso de plataformas virtuales para la enseñanza. Lo que hasta hace poco parecía la excepción avanza a convertirse en la regla general.
Las personas, enfrentadas a toques de queda y restricciones de movimiento, requieren más que nunca de contar con la posibilidad de comunicarse a través de voz e imagen con sus seres queridos, de quienes han quedado apartados. Es una necesidad básica e incluso de salud mental.
Esa es la razón por la que, en el corto plazo y durante la vigencia del decreto de estado de emergencia dictado por el presidente Medina, INDOTEL ha establecido la prohibición a las empresas de telecomunicaciones de suspender sus servicios por falta de pago o generar cargos por mora o retraso en el pago de estos. Por la misma razón, se ha instruido a las empresas adoptar las medidas necesarias para garantizar la atención de las contingencias y averías que se puedan producir, considerando las condiciones especiales que vivimos.
Como un signo del valor que la tecnología posee en este tipo de circunstancias, hemos donado 50 tablets a las autoridades de salud para facilitar la comunicación entre pacientes hospitalizados y aislados por coronavirus y sus familiares y seres cercanos.
En el mediano y largo plazo, es indispensable reflexionar sobre la forma en que proyectaremos República Digital hacia el futuro. La educación en línea, la gestión en red del sistema de salud y la calidad y continuidad del servicio de telecomunicaciones para personas y empresas, requieren tanto de redes robustas como de ciudadanos, trabajadores y funcionarios calificados para el uso de estas tecnologías.
La que hasta ahora ha sido la construcción de una plataforma de servicios y entrenamiento para la revolución digital, está llamada a provocar el impulso para que la República Dominicana se integre en mercados y redes de conocimiento globales, así como adquiera la resiliencia indispensable para responder a eventos catastróficos como este y otros que pueden venir.
La República Digital 2.0 es la clave.