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Enfoque político

Acerca de la indecisión electoral

La indecisión electoral puede llevar al caos interior si no se corrige a tiempo. FUENTE EXTERNA

La indecisión electoral puede llevar al caos interior si no se corrige a tiempo. FUENTE EXTERNA

La indecisión –dificultad para elegir entre dos o más alternativas– ha sido considerada la resultante de un conflicto derivado de situaciones en las que “en un sujeto, se oponen exigencias internas contrarias”. O cuando la dificultad para seleccionar una opción se ubica en el medio social.

También se observa en los conflictos inter e intragrupales cuando dos o más personas –o un grupo– persiguen al mismo tiempo una misma meta. El conocimiento de la realidad, factores emocionales, la personalidad de los actores, las coyunturas situacionales, la práctica desensibilizante y sensibilizante, las distorsiones en el pensamiento y la percepción, el aprendizaje social y las disposiciones actitudinales juegan un papel fundamental en la decisión electoral. Conocemos de sobra la incapacidad del neurótico para decidir; la facilidad resolutiva de los “hombres de acción”.

También hay que decir que las actitudes –proclividad para comportarse de una manera determinada ante una situación específica- no tienen el mismo peso ni la misma coherencia interna entre sus componentes.

Por eso, las decisiones muy intelectualizadas tienen pocas posibilidades para convertirse en acción, mientras las que tienen un fuerte componente emocional son difíciles de modificar.

Conductas y valores Como los componentes de una actitud -emociones, conocimientos, conductas y valores– no son necesariamente coherentes entre sí, ni tienen el mismo peso, podrían ocurrir contradicciones entre ellos. Es decir, podemos estar adheridos emotivamente a un candidato por su carisma al tiempo que lo rechazamos por determinadas concepciones políticas o por aspectos morales. Esto nos habla de que el votante, como cualquier persona, es un ser humano complejo que anida muchas contradicciones en las zonas más recónditas de su subjetividad.

En este punto, además de hacer abstracción de los aspectos relacionados con los irresolutos, apáticos o desidiosos, sólo abordaremos las indecisiones resultantes de los conflictos producidos por alternativas externas al sujeto, dejando fuera los intergrupales por estar escasamente vinculados con el eje central de este análisis, mientras que los de carácter subjetivo solo los trataremos en la medida en que puedan enriquecer este análisis.

Lewin, por lo pronto, nos habla de tres tipos de conflictos. El primero, atracción-atracción, lo refiere a la condición en que se encuentra una persona cuando es atraída al mismo tiempo por dos situaciones positivas.

El ejemplo más conocido de este conflicto es el famoso burro imaginario de Buridan, que muere de inanición porque, al estar ubicado entre dos montones de hierba, no decide comer de ninguno de los dos. Lewin denomina al segundo evitación-evitación. En este caso, las alternativas que se le presentan a una persona son igualmente negativas, teniendo esta que escoger una de las dos. El empleado que se ve precisado a elegir entre aceptar un traslado o que lo despidan, ilustra este conflicto. El tercer tipo presentado por el tratadista citado es el de atracciónevitación, donde el sujeto tiende a evitar y a ser atraído, al mismo tiempo, por determinadas características de un objeto, persona o situación.

Como los conflictos inhiben la toma de decisión, las personas que los experimentan son propensas a sentirse intranquilas y tensas mientras vivencian esos momentos de incertidumbre. De ahí que procuren terminar con ese estado de desazón lo más pronto posible.

Esto lo hacen a) Buscando mayor información acerca de las alternativas disponibles; b) Seleccionando de manera ligera una alternativa y, luego, comparar su decisión con las personas que la comparten; c) Seleccionando cualquier alternativa cuando los efectos de la misma tengan repercusión remota; d) Escogiendo la que produce beneficios inmediato porque, posiblemente, piensan, como Guicciardini, que “privarse de un bien presente por miedo a un mal futuro es casi siempre una locura”; e) Dejando que otros decidan por ellos: un amigo o cualquier persona que le atribuyan autoridad en el asunto; y f) Lanzando una moneda al aire para que sea el azar el que decida o acudir a las cartas y hasta a una pitonisa.

A nivel electoral, Campbell y sus colaboradores han encontrado que mientras la mayoría de las personas han definido anticipadamente por quién votarán el día de las elecciones, los indecisos tienden a “dilatar la decisión hasta el mismo día” y que: “La persona que experimenta cierto grado de conflicto tienden a emitir su voto para presidente con un entusiasmo significativamente menor”.

También muestra proclividad a abstenerse de votar, a mostrar escaso interés en la campaña electoral y en los resultados.

Atracción y repulsión Cuando se conocen los factores que provocan la atracción y la repulsión hacia un objeto, persona o situación en una masa de indecisos y de votantes blandos, es mucho más fácil desbloquear la toma de decisión de los indecisos y reforzar la opción seleccionada por el votante blando. Es decir, el sufragio de quien está inclinado a elegir una opción o la ha seleccionado tan débilmente que puede modificarla en el transcurso del tiempo. Hay que tomar en cuenta que la actitud indecisa o de poca firmeza del votante hace que estas personas pierdan interés por la propaganda y la publicidad, razón por la cual se requiere de mecanismos muy sutiles, precisos e inteligentes de seducción, persuasión y disuasión para: a) Fortalecer positivamente determinados aspectos y suavizar otros percibidos negativamente en la opción que se quiere reforzar; b) Atribuir nuevas características positivas a determinada opción y restarle atractivo a las otras; c) Redefinir los rasgos nocivos de las alternativas, suavizando unos y fortaleciendo los otros; e) Manteniendo determinado ritmo y la frecuencia de estas estimulaciones hasta el último momento, pero evitando al mismo tiempo, el punto de saturación; f) Construyendo una narrativa que proporcione fortaleza, credibilidad y pasión a la opción que deseamos proyectar como ganadora.

Con este tipo de relato se persigue atrapar a los que tienden a alinearse con los grupos percibidos como representantes de la opinión mayoritaria (Noelle-Neumann).

Actúan de esa manera porque temen quedar aislados y rechazados si son identificados como parte de una minoría.

Muchas personas que vivencian conflictos de esta naturaleza, aún después de tomar una decisión, tienden a aumentar el valor de la alternativa rechazada, por lo que se recomienda, a los que se benefician con esta decisión, fortalecerla por medio de la divulgación de informaciones positivas y con contenido emocional acerca de la opción seleccionada, a fin de que el conflicto no resurja nuevamente y la persona, como en los casos de un objeto comprado, no decida devolverlo o cambiarlo por otro.

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