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ANÁLISIS

Dos tácticas confrontadas por la candidatura del PLD

Las dos tácticas principales que se confrontan por la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para las elecciones del 17 de mayo de 2020 tienen marcadas diferencias y serán, en definitiva, los resultados de las primarias abiertas de octubre próximo los que dirán cuál demostró ser más acertada y por tanto exitosa.

Una de las tácticas busca colocar al expresidente Leonel Fernández como el candidato presidencial peledeísta detrás de un cuarto período -no consecutivo- de gobierno. La otra tendría como meta que la candidatura la ostente el presidente Danilo Medina buscando un tercer período consecutivo.

¿Cuáles son las características más sobresalientes del leonelismo y del danilismo en esta disputa intrapartidaria en ese duelo por el poder?

Sostengo que el leonelismo quiere hacerse con la candidatura presidencial para Fernández con una táctica basada en ganar la indulgencia del danilismo. Por eso nadie en ese litoral hace una sola crítica al gobierno de Medina y en cambio viven elogiando la obra “del PLD” en cada oportunidad.

No se conoce una sola discrepancia de algún leonelista con las políticas que ejecuta el gobierno de Medina en el ámbito económico, diplomático, seguridad pública, temas migratorios, servicios sociales, corrupción y transparencia. ¡Todo parece marchar muy bien!

Lo que es más: cada vez que el mismo Leonel ve una oportunidad, sale a respaldar las decisiones del gobierno de Medina, pero cuando no las comparte, prefiere callar. Su accionar se circunscribe en un ¡Respalda o calla!

Casos: respaldo absoluto y defensa cerrada de Leonel al gobierno en relación con las denuncias de prácticas xenófobas y de apatridia por parte de otros Estados, medios de comunicación y personalidades del país y del mundo.

Respaldo decidido al gobierno por no firmar el Pacto Migratorio y el Pacto de los Refugiados auspiciado por la ONU recientemente.

Respaldo inmediato al rompimiento de relaciones diplomáticas con Taiwán y el establecimiento de lazos a ese nivel con la República Popular China.

Por el contrario, el enfriamiento de la fraternidad entre Venezuela y República Dominicana, floreciente en los gobiernos del PLD que se beneficiaron grandemente de la generosidad del chavismo hasta el año pasado, Leonel no ha salido a respaldar a Medina, pero tampoco ha deplorado ese rumbo de la política exterior. Aquí ¡Calla porque parece que no respalda!

No puede excusarse de expresar su opinión sobre la espalda que le da el gobierno dominicano al venezolano con aquello de que no quiere “calentarse” con el poder norteamericano, porque él respaldó -por escrito- el nexo con China Popular que ha irritado más al liderato de Estados Unidos, que lo contento que se pone porque los dominicanos abandonen a Venezuela.

Un segundo componente de la táctica leonelista es tratar de presentarlo como el favorito de los dominicanos para ganar mediante encuestas propias (para propaganda) y externas, tratando de que ello sirva de convencimiento al danilismo de que su candidatura en el PLD es “un hecho cumplido”.

El tercer y último elemento a considerar es que el leonelismo, con Leonel a la cabeza, mantiene una intensa labor de sermoneo catecúmeno hacia Danilo y el danilismo, tratando de presentarlo como un hombre que debe quedar bien para la historia y que no debe propiciar la división del PLD.

Desconosco si Danilo tendría tiempo para recrearse en las “Meditaciones de Marco Aurelio” que le envió Leonel el lunes para que abreve en la historia.

En síntesis: el leonelismo corteja al gobierno de Danilo buscando la indulgencia para que deje pasar a Leonel, no divida al PLD y esa maquinaria continúe en el poder. ¡Tarea difícil!

El danilismo A mi entender, la táctica del danilismo consiste esencialmente en mantener dividida la oposición, ganar tiempo para en su momento amarrar de manos y pies a Leonel cuando no tenga tiempo para lanzar un proyecto propio y marear a ese sector morado con un chorro de aspirantes fieles a Danilo para que crea que su verdadero rival no será el actual Presidente, sino uno de los precandidatos que han salido al ruedo pero no han levantado vuelo en el corazón del pueblo.

En ese camino, el danilismo gobernante, se blindó al interior del PLD controlando todos los organismos en una proporción difícil de erosionar desde fuera del gobierno.

Por ese control partidario interno, el danilismo, -que repito es mucho más que Danilo- ya tomó la firme decisión de que Leonel no será candidato del PLD bajo ningún tecnicismo.

Mientras el danilismo no le hace caso a los actos de cortejo del leonelismo, a su gratuito respaldo al gobierno y a su silencio sepulcral cuando no está de acuerdo con una decisión de alta política, Leonel y sus seguidores se entregan a la esperanza de que “una obra de la naturaleza” convenza a Danilo de que no le conviene intentar continuar su proyecto reeleccionista y de que desista, dejándole el camino abierto a su regreso.

Si somos sinceros, tenemos que admitir que el danilismo no ha lanzado ninguna ofensiva para debilitar y dividir a la oposición. Ella, por “cultura” propia, y por su ceguera natural, se encarga de fraccionarse, montar proyectos múltiples que al final no representan una amenaza para el continuismo peledeísta y en cambio dispersan las fuerzas de su sustentación.

En lo que sí el danilismo ha sido proactivo es que acondicionar el panorama para superar el obstáculo constitucional que al día de hoy impide que Danilo se postule para el período 2020-2024. La muestra más elocuente es la aprobación -a su justo deseo- de la Ley de Partidos y su impulso a la reforma de la Ley Electoral que ahora corre en el Congreso luego de que Medina convocara las cámaras a legislatura extraordinaria.

Ahí tienen un gran terreno ganado porque cuando “alguien” lance el proyecto de ley para una convocatoria de la Asamblea Nacional con el propósito de reformar la Constitución, tendrá legisladores suficientes para habilitarse como candidato - ¡y cuidado! - porque si Leonel se le opone en forma, los danilistas podrían lograr que los legisladores dejen las esclusas abiertas para el continuismo indefinido.

El desenlace Con esos presupuestos tácticos, el propósito de Leonel ganar la candidatura luce muy cuesta arriba y dudo mucho que logre convencer al danilismo de que no vuelve por la revancha y de que los seguidores de Medina desistan de su objetivo de llevarlo nuevamente como el candidato del PLD en las próximas elecciones.

Una confrontación política por el poder no se le gana al liderato gobernante sin hacerle oposición política y social que muestre a las grandes masas el camino que se piensa trillar.

A un presidente que decide continuar en el poder no se le detiene con consejos y cortejos. ¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!

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