Amarante: El hombre de las propuestas

En un país donde la política es un choteo y prevalece un déficit profundo de democracia que nos gastamos, con aspirantes que no tienen idea de para qué quieren ser presidentes, resulta estimulante escuchar a Carlos Amarante vociferar a los cuatro vientos –hasta desgalillarselos principios fundamentales que sustentarían un potencial ascenso suyo al poder. Y lo hace con tanta insistencia, persistencia, consciencia y consistencia, que llega a convencer a sus propios competidores, algunos de ellos, incluso, hasta empiezan a hacer las mismas ofertas que escuchan del mocano. Amarante actúa como lo hacen en grandes escenarios de la democracia madura. Europa por ejemplo.

En cualquier nación desarrollada sería una impertinencia que rayaría en la insolencia, lanzar una candidatura a la presidencia sin hacer propuestas contundentes que avalen el porqué de sus aspiraciones.

Aquí, cualquiera que se junta con algunos millones de pesos –bien o mal habidos– y sale tres veces en televisión nacional, producto de un protagonismo coyuntural, cree que puede ser Presidente de la República. Los hay aquellos cuyos únicos méritos acumulados son un par de decretos que les lanzan a la fama, sin trayectoria alguna, sin capacidad ni desarrollo político y sin condiciones intelectuales adecuadas.

Si le quitáramos los nombramientos rimbombantes que de alguna manera han conseguido, esos aspirantes –que ni siquiera llegan a precandidatos– pasarían al ostracismo, del que nadie los rescataría ni para vigilar un colegio electoral.

Ahí radica la diferencia que adorna a Carlos Amarante, por su gran trayectoria política y pública.

Desde el primer día que le anunció a la nación que aspiraría a Presidente de la República para el año 2020, hizo dos cosas trascendentes: Primero, renunció a su puesto de Ministro de Interior y Policía, alegando que sus criterios éticos no le permitían encaminar una candidatura desde un puesto público, habida cuenta de que por la debilidad institucional del país, podrían confundirse algunos militantes del proyecto, al grado de que se usarían recursos del Estado en beneficio de la candidatura, cometiéndose un delito penal, por lo que prefería que no existiera ese riesgo.

La segunda cosa importante que hizo fue anunciar al país sus propuestas de gobierno, con gran coherencia y lucidez sobre la problemática que habría que enfrentar para ofrecerle al pueblo un verdadero proyecto de nación que fuera factible y creíble.

Para poder abordar con éxito la gran brecha social que nos condena a la desigualdad, la pobreza extrema, la marginación, y nos hace víctimas de grandes males sociales, él se plantea como paso esencial, lograr construir un proyecto de país en el que sus fuerzas productivas sean puestas en tensión con un objetivo fundamental y un propósito nacional: convertir a la República Dominicana en una potencia exportadora del Caribe, aprovechando los grandes potenciales que tenemos en la agropecuaria, la industria manufacturera, la minería, el turismo, las zonas francas, e incluso, hasta las remesas; prometiendo impulsar una Revolución Tecnológica, la Revolución de la Calidad. Con el pie puesto en el acelerador del desarrollo nacional, empujando el embrague hasta el fondo y aumentando la velocidad del progreso, la nación empezaría a recibir los fondos necesarios para abordar con éxito los grandes problemas sociales que le acogotan.

Crearía toda una cultura exportadora, con infraestructura moderna e innovadora, eliminando todas las trabas, impositivas (para dejar de exportar impuestos), tecnológicas y de otras índoles. Amarante estaría despegando el jet turbo que Danilo Medina ha dejado en la pista, en perfectas condiciones, para alzar vuelo hacia el futuro promisorio del país.

Multiplicando por mucho los ingresos actuales de divisas, con esa gran infraestructura de exportación, se contaría con los recursos necesarios para hacer frente a un problema eléctrico que el presidente Medina ha dejado muy bien encaminado, pero que el tren del progreso le hace demandar una mirada permanente y un cuidado esmerado, para dar seguimiento a sus requerimientos futuros.

Calidad de la enseñanza

Con los recursos disponibles, pretende el ex Ministro de Educación abordar con seriedad e intensidad la formación de los recursos humanos de la nación, empezando por reformar a nuestros formadores, con una estricta política de priorización de la calidad de la enseñanza en la escuela dominicana, abogando por la excelencia de la docencia, con una política de tierra arrasada, para que todo el vivo tenga que perfeccionarse, incluyendo la creación de una universidad exclusiva para la formación y profesionalización de la clase docente, seleccionando por méritos a profesores de altísimo nivel académico, nacionales e internacionales.

A todas luces, los recursos del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) serían utilizados con un enfoque muy dirigido a la calidad de la educación, habida cuenta de que el presidente Medina habrá dejado resueltos los renglones de infraestructura escolar (duplicando la cantidad de aulas existentes) y con un funcionamiento del 100% de la Tanda Escolar Extendida, grandiosa conquista del gobierno, de los maestros, de los estudiantes y de los padres de los escolares; vale decir, de todo el pueblo dominicano.

Con su vista puesta en la equidad, garantizada como derecho fundamental por nuestra Constitución, hará llegar los beneficios del 4% de la educación a la clase media que “recibe fuego por arriba y fuego por abajo, con la política impositiva..” de manera que el Estado pueda llegar hasta ellos con algunos incentivos en el pago de la matrícula de sus hijos en los colegios privados y la compra de los libros para sus estudios.

Es preocupación fundamental de Carlos Amarante abordar el tema de la salud pública haciendo énfasis en aumentar sustancialmente el presupuesto que recibe en la actualidad este sector, privilegiando la creación de una verdadera red nacional de Unidades de Atención Primaria que funcione como cedazo necesario para la transferencia a áreas especializadas.

Atención a la salud

Es criterio del aspirante presidencial mocano, fortalecer la promoción y prevención de la salud, creando las condiciones necesarias para una correcta salubridad que iría desde el agua potable, hasta la alimentación adecuada y el cuidado preventivo con el seguimiento a los ya convalescientes, acercándose, en la medida de lo posible, al médico de familia. Ofrece una atención absolutamente gratuita en los hospitales públicos, continuando la política de ampliación, modernización y humanización de la infraestructura hospitalaria.

Combate a la delincuencia

Por su experiencia al frente del Ministerio de Interior y Policía supo Amarante acercarse con ojo escrutador a la problemática de la delincuencia, buscando fórmulas que comprometen a la ciudadanía y a la comunidad aunar esfuerzos para hacer un combate conjunto y permanente a los grandes problemas de la inseguridad y la delincuencia, combatiéndola con energía y coraje a todos los niveles, hasta darle paz y tranquilidad a la nación.

Se propone incrementar y profundizar las iniciativas tendentes a eliminar la corrupción en todos los estamentos del Estado, señalando con entereza que “nadie tiene derecho de ir a los cargos públicos para robarse el dinero del pueblo”. En sus alocuciones ha hecho compromiso en firme para realizar un gobierno absolutamente transparente y honesto, con graves consecuencias para quienes se salgan del redil.

Para embarcarse en un proyecto nacional para el crecimiento de las exportaciones, el turismo juega un papel fundamental, porque es la mejor forma de colocar nuestros productos en el extranjero sin necesidad de transporte.

Por eso dará continuidad a la política de crecimiento del turismo, desarrollando a profundidad los demás renglones de la industria sin chimenea, como son el turismo de salud, el ecoturismo, el senderismo o turismo de montaña, turismo cultural y hasta el religioso.

Tiene Amarante un concepto muy claro sobre los problemas migratorios, porque tuvo la experiencia de abordarlos, primero como Director General de Migración y luego como Ministro de Interior y Policía. Esa amplia visión lo ha llevado a posiciones firmes y contundes: “República Dominicana no puede hacer más de lo que ha hecho por nuestros hermanos haitianos. Ahora, que la comunidad internacional se haga cargo, porque ya no podemos más”. Su famosa frase “Ni uno más…”, se refiere a la adopción de medidas enérgicas en su gobierno para impedir que ni un solo extranjero ilegal permanezca en territorio dominicano, aportando todos los recursos necesarios a la Dirección de Migración, para hacer cumplir las leyes y procedimientos migratorios, que son el legítimo ejercicio de la soberanía del país.

El precandidato presidencial, miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aspira a una seguridad social más justa y responsable, que aborde el tema desde la óptica de los diferentes sectores sociales, sin populismo, pero sin abusos, ni injusticias. Es importante proteger los derechos adquiridos por los usuarios de la seguridad social. Pretende que SENASA dé cobertura total a la población desprotegida.

Como ha sido visto, el precandidato presidencial por el PLD, Amarante Baret, tiene un abanico de ofertas que le sirven de motivación para ir al gobierno con la esperanza de poder llevar a su patria a nuevos estamentos de desarrollo y progreso, y anda de canto en canto exponiendo sus ideas para todo el que las quiera oír. En disposición de compartirlas, debatirlas y confrontarlas, para que del choque salga la luz de un nuevo proyecto de nación.

Representa Amarante el cambio para seguir avanzando, la continuidad de unas excelentes realizaciones del gobierno del presidente Danilo Medina, pero también la renovación permanente del andamiaje del Estado y del Partido. Encarna las nuevas oportunidades para mujeres y jóvenes, para los viejitos olvidados y para la sociedad toda, que reclama transformaciones.

Por eso es tiempo de innovación, renovación y cambio… Es pues Amarante, el candidato que posee un objetivo y creíble programa de gobierno. Es el hombre de las propuestas.