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TESTIMONIO DE VIDA

Astrid, a quien los médicos dieron un mes y medio de vida, cumple su primer año

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Carolina PichardoSanto Domingo

Este 10 de octubre es una fecha particularmente especial para la pareja de Lorainne Gómez y Denny Montero, padres de la bebé Astrid Montero Gómez, diagnosticada a los pocos días de su nacimiento con una compleja cardiopatía congénita que casi paraliza su pequeño corazón.

Ahora la historia es distinta. La bebé que cautivó al pueblo dominicano con su animada actitud y sonrisa ante los procesos quirúrgicos a los que fue sometida tanto en República Dominicana como en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, arriba a su primer año, uno que los padres veían casi imposible, porque ella fue diagnosticada para vivir solo por un mes y medio.

“Quiero más que celebrar este primer año, agradecer al todopoderoso porque para mí, tener a mi hija viva con un pronóstico mucho mejor que el de hace un año es más que suficiente”, comentó la madre de Astrid vía telefónica a reporteros del LISTÍN.

A Lorainne se le acorta la voz cuando recuerda que hace un año su única hija, fruto de un matrimonio de nueve años, pesaba solo cinco libras y media al nacer, y que cada vez que tosía, sonreía o lloraba sus extremidades se tornaban azules por la falta de oxígeno.

Sin embargo, también llegan a su mente los procesos de la niña para recuperar su salud: en menos de un año ha sido operada en múltiples ocasiones en el Hospital de Niños de Boston, en las intervenciones los especialistas lograron corregir el hueco en su corazón, la arteria pulmonar izquierda, la malformación del arco aórtico y una obstrucción que afectaba sus vías pulmonares.

El pasado 26 de septiembre estuvo en el Centro del Corazón del referido hospital, esta vez fue sometida a un cateterismo, pero gracias a su rápida recuperación puede tener un cumpleaños sin aparatos que impidan su movilidad y en un ambiente acogedor junto a sus padres.

“Astrid es la prueba del poder de Dios, del poder de la fe y de la fortaleza. Es la prueba de lo que puede lograr el amor. Ella también es una guerrera de Jehová, porque en este año ha tenido que vencer muchas cosas y todavía le faltan muchos retos”, expresó la madre.

La primogénita no ha tenido una gran celebración como quizá sus padres hubiesen preferido en circunstancias distintas, pero no se ha perdido la tradición de una foto para el recuerdo. Ambos optaron en realizarle una sesión de fotos en un estudio profesional, para que cuando la niña esté más grande se percate de que ella es un milagro.

La madre también contó que Astrid tendrá cardiopatía hasta que sea una adulta joven, por lo que estará bajo chequeos médicos constantes para verificar su estado de salud.

A la niña le gusta reír, jugar y ahora gatear, habilidad que aprendió recientemente. Le falta aprender a caminar.

Historia de una guerrera

Astrid no tenía ni siquiera una semana de nacida cuando sus padres se percataron de que presentaba síntomas extraños y fue llevada al hospital donde determinaron la cardiopatía congénita.

La operación solo era posible fuera del país, específicamente en el Centro del Corazón del Hospital de Niños de Boston, pero había un inconveniente: Astrid tenía como promedio de vida un mes y medio, la intervención tenía un costo de 250,000 dólares.

Pero además, la niña también tenía en su contra un sistema inmunológico tan débil que ni siquiera podía ser tocada por personas fuera de su hogar, porque podía contraer cualquier infección que en su caso hubiese sido fatal.

Una fotografía de la recién nacida, tendida en una cama con tubos y diferentes aparatos médicos adheridos a su cuerpo, conmovió a miles de personas en las redes sociales y diferentes plataformas.

La gente apoyó donando recursos para la intervención de la pequeña, incluso el caso llegó al Gobierno dominicano que también dispuso de un presupuesto para salvar la vida de Astrid.

El paso 10 de noviembre fue trasladada junto a sus padres en un avión ambulancia a Boston. La familia desea que para las próximas festividades navideñas puedan regresar a República Dominicana para continuar desde el país los procesos médicos.