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ENFOQUE

¿Puede juzgarse una gestión de gobierno en base a una encuesta?

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Julio Ortega TousSanto Domingo

Recientemente, en la prensa nacional, en un esfuerzo por minimizar los avances de una obra de gobierno, el economista Pedro Silverio Álvarez escribió un artículo donde insinúa que República Dominicana (RD) se ha mantenido virtualmente estancada desde el año 2012. Como forma de darle visos de realidad a sus argumentaciones, el Dr. Silverio Álvarez utilizó como fuente el Reporte Global de Competitividad que elabora el Foro Económico Mundial para unos 140 países.

El referido reporte se basa en un sondeo de opinión a ejecutivos residentes en distintos países, por lo que resulta arriesgado despachar de un plumazo toda una obra de gobierno basado en el sentir de un grupo de encuestados, más aún cuando reportes de naturaleza similar han generado recientemente controversias y sospechas de manipulación o parcialidad política como el caso de Chile en enero de este mismo año con el reporte Doing Business del Banco Mundial, por lo que la prudencia llama a interpretar las encuestas de percepción con cautela.

Para llegar a conclusiones contundentes sobre los verdaderos avances que se han logrado en los últimos seis años en RD es preciso comprender, primero, cómo se construyen y se llevan a cabo este tipo de encuestas. En segundo lugar, se hace necesario evaluar qué dicen las estadísticas y los registros administrativos sobre lo que realmente ha ocurrido durante el periodo de referencia en materia económica, laboral, educativa, de salud, de competitividad, entre otras. En efecto, la intención de estas notas es abordar ambos temas para mostrar que, contrario a lo que expresa el artículo mencionado, se han logrado avances importantes en todos estos renglones. No reconocerlo sería producto, probablemente, de un interés particular o bien propio de un economista de oposición focalizado en destacar todos los aspectos negativos.

En el primer caso, es importante señalar que la implementación de las encuestas ejecutivas que sirven de sustento al Reporte Global de Competitividad es realizada en cada país por una de las 150 instituciones asociadas al Foro Económico Mundial. En el caso particular de República Dominicana y de otros países como Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá, la institución encargada de implementar los sondeos ejecutivos es el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS), perteneciente a la Escuela de Negocios del INCAE en Costa Rica.

En RD, el CLACDS encuesta cada año alrededor de 80 empresas que pueden ser grandes, medianas y pequeñas. Poniendo las cosas en contexto, parecería contraproducente evaluar toda la obra de un gobierno a lo largo de seis años simplemente a través de la percepción, el sentimiento y las emociones de unos ochenta empresarios. No es que el Reporte Global de Competitividad debe ser desechado por contener información inútil, es que su uso debe enfocarse estrictamente en la información que provee. Es decir, en la apreciación empresarial sobre algunos elementos de competitividad que no necesariamente reflejan el desempeño macroeconómico de un país ni el sentir de la población.

Bastaría con que los empresarios dominicanos encuestados tengan una visión más pesimista que los empresarios de otro país en particular para perder posiciones en el ranking de competitividad. Por ejemplo, en el Reporte Global de Competitividad de 2012-2013, RD ocupaba el lugar 105 entre 144 países en el renglón “mejor ambiente macroeconómico”, mientras que Haití, inmerso en crisis recurrentes y con una inestabilidad macroeconómica reconocida ocupaba el lugar 86 en el mismo informe, es decir 19 posiciones por encima de la República Dominicana, algo que resulta realmente inaudito y absurdo. Como se puede apreciar, estos rankings están sesgados por cuestiones de percepción y sentimientos.

Otro ejemplo ilustrativo tomado del reporte 2017-2018 es que, en materia de desarrollo del Mercado Financiero, Guatemala ocupa el lugar 18 entre 137 países, por encima de centros financieros mucho más avanzados y estables como el de Japón, Francia o Dinamarca, por citar algunos ejemplos.

Dada esta realidad que muestra lo incorrecto de realizar un análisis de la validez de una obra de gobierno basado en encuestas a un grupo de empresarios o analistas de los distintos países, lo que procede es evaluar el desempeño de una gestión gubernamental utilizando datos concretos y no percepciones para hacer las comparaciones pertinentes.

A continuación, se destacan los avances de la República Dominicana en el periodo 2012-2018 en términos de crecimiento económico, generación de empleos, reducción de la pobreza, educación, salud y competitividad, esta última abordada desde el punto de vista macroeconómico.

La República Dominicana ha sido el país de mayor crecimiento en el hemisferio occidental en los últimos años, proyectándose un crecimiento promedio de 6.2% en 2012-2018, con un PIB per cápita (en dólares ajustados por la Paridad de Poder Adquisitivo) que al finalizar 2018 ocupará el sexto lugar en América Latina, superado solo por Panamá, Chile, Uruguay, Argentina y México, según indica el reporte del Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional.

El dinamismo de la economía se ha reflejado en la generación de empleos con 665,088 nuevos ocupados netos en el periodo septiembre 2012-mayo 2018 y la tasa de desocupación abierta, es decir, de aquellos desocupados que buscan activamente trabajo es de 5.3% al cierre del primer trimestre de 2018, por debajo del promedio de América Latina que se ubica en 8.7%, según las últimas cifras disponibles.

Asimismo, la pobreza monetaria logró reducirse de 39.7% en 2012 a 25.5% en 2017. Destacándose además el hecho de que la incidencia de la pobreza extrema bajó de 9.9% en 2012 a 3.8% de la población en 2017, por debajo del umbral de 5.0% establecido como meta en los Objetivos de Desarrollo Sustentables.

En 2013 se logró por primera la asignación del equivalente al 4% del PIB al presupuesto para la Educación. Hoy, más de 1.2 millones de niños participan de la Tanda Extendida, recibiendo ocho horas de clases, además de desayuno, comida y merienda. Asimismo, desde 2013 a la fecha unas 23,720 nuevas aulas han sido inauguradas o están en proceso de construcción, una cifra sin precedentes para que todos los niños tengan la oportunidad de una buena educación. Además, ya está en marcha el programa más ambicioso de formación inicial de docentes de toda la historia del país, con la meta de lograr 20,000 profesores de excelencia.

Entre otros logros de importancia en términos de reducción del analfabetismo, preparación de miles de técnicos por parte del INFOTEP y crecientes oportunidades de becas tanto nacionales como internacionales para la formación de profesionales a nivel de grado, así como para maestrías y doctorados.

Probablemente el impulso y la significativa inversión en educación de la presente gestión gubernamental representa la reforma estructural más importante del país de las últimas décadas, una inversión en capital humano realmente trascendente que repercutirá en un aumento de la productividad en el mediano y largo plazo, ya que la nación contará con una fuerza laboral más educada y dotada de mejores habilidades técnicas, permitiendo consolidar el potencial de crecimiento de la República Dominicana en su camino hacia el pleno desarrollo.

En el área de la Salud, el 75 % de la población dominicana ya está afiliada al Seguro Familiar de Salud (SFS) del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS). Por primera vez hay más de 4 millones de personas aseguradas, o sea, el 80.4% de la población objetivo de este régimen de financiamiento.

Desde agosto 2012 hasta la fecha, el Gobierno se han entregado 30 nuevos hospitales modernamente equipados según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, se han inaugurado 37 Centros de Diagnóstico y Atención Primaria con especialidades en ginecología, obstetricia, pediatría, fisioterapia, exámenes clínicos, entre otros servicios de alta demanda.

En cuanto al análisis de competitividad desde la óptica macroeconómica, se observa que el saldo de la cuenta corriente pasó de -6.4% del PIB en 2012 a -0.2% al cierre de 2017, como resultado fundamental de dos fuerzas.

La primera es el notable ajuste fiscal implementado con responsabilidad por parte del Gobierno, que redujo el déficit del Sector Público No Financiero de 6.9% en 2012 a un promedio de 2.8% en 2013-2017 y la segunda es la evolución que ha tenido el tipo de cambio real, resultado de una política cambiaria favorable para la competitividad de nuestras exportaciones tanto de bienes de bienes como de servicios (turismo), con una depreciación de 12.2% en el índice de tipo de cambio real bilateral con los Estados Unidos de América, principal socio comercial del país.

Otro elemento importante a resaltar en el ámbito de la competitividad del país es que República Dominicana es el país líder en ingresos por turismo de Centroamérica, América del Sur y el Caribe insular. En términos de la llegada de turistas por vía aérea, ocupa la segunda posición en el mismo conjunto de países, únicamente superado por Brasil.

En aras de la objetividad, el señor Pedro Silverio debería procurar un enfoque más equitativo al momento de resaltar los aspectos del Reporte Global de Competitividad que han mejorado, de igual manera como lo hace al destacar las áreas que demandan más atención, ya que el mismo grupo de encuestados de República Dominicana que situó al país la posición 105 de 144 países en términos de “ambiente macroeconómico” en 2012-2013, hoy en día lo ubica en la posición 49 en el último reporte de 2017-2018, para una significativa mejoría de 56 posiciones en este crucial aspecto que constituye una condición sine qua non para la competitividad del país.

El análisis podría ser aún más objetivo si se recurre, en los casos disponibles, a fuentes internacionales como sería el caso de un selecto grupo de analistas de Bancos de Inversión y Analistas Extranjeros independientes. Contrario a la visión pesimista de algunos economistas locales, estas entidades reflejan en sus informes la fortaleza de la economía dominicana y el atractivo que representa para los inversionistas internacionales.

Por ejemplo, en una reciente evaluación realizada por The Bank Of America (BOA)/Merryll Lynch (ML), destacaron que la economía dominicana podría experimentar una aceleración sustancial en 2018 al pasar de 4.6% el año pasado al 6.5% este año, superando las expectativas del mercado de 5.7%. También el informe señala que se espera una moderada depreciación real de la moneda en 2018, impulsada por mayores precios de importación de petróleo y una consolidación fiscal, destacando que en el 2019 el déficit en cuenta corriente se mantendrá moderado y totalmente financiado por la Inversión Extranjera Directa (IED), la cual registra el promedio más alto después de Panamá entre todos los países de Centroamérica y el Caribe en la última década.

Un elemento a destacar por parte del informe del BOA/ML es su positivismo respecto a la posición fiscal del Gobierno Dominicano, señalando que el superávit primario actual y la dinámica de la deuda son ampliamente consistentes con una senda sostenible.

Asimismo, en un comentario del Banco de Inversión OPPENHEIMER en Bloomberg del 10 de agosto pasado, a propósito de los problemas en Turquía y el riesgo de contagio para la selección de lugares para invertir y asignar recursos, destacaron que el peso dominicano podría estar en la misma liga de las monedas más calmadas y menos volátiles como Malasia, Singapur, Chile, Tailandia, y Taiwán, lo cual refuerza el atractivo para los inversionistas internacionales.

Si es así como nos evalúan desde fuera los inversionistas extranjeros con significativos intereses e inversiones en el país, entonces, ¿Por qué evaluar una gestión de Gobierno en base a una encuesta de percepción?

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