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ENFOQUE

Experiencia de viajes a las dos Chinas

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Víctor Gómez BergésSanto Domingo

-II-

Nuestra inquietud por conocer aquel gran País nos llevó a solicitar visitas a algunas fábricas y observar cómo se desenvolvían los trabajadores en ellas y nos llevaron a una que confeccionaba alfombras, telas, cloisonet, pinturas y en todas se advertía la virtuosidad de las manos de estos maestros de la artesanía. Nadie en el mundo es capaz de hacer lo que solo los chinos realizan, y no hay dudas, en ello interviene ese exquisito don que hemos dado en llamar “paciencia china”, que no es solo una expresión, sino una realidad.

Conversando con un artesano, a quien veía hacer su trabajo con la parsimonia de un ritual, le preguntaba el tiempo que llevaba tallando una hermosa pieza de dos pies de longitud de coral rojo, una de las joyas chinas, y nos contestó que había invertido 8 años trabajando en esa sola pieza y pensaba concluirla en cuatro más.

La misma tenía un valor bruto de US$40,000 y cuando termine su filigrana, costara US$140,000.00, según me afirmó con discreto orgullo.

“No he trabajado en ninguna otra en ese lapso”. Era un hombre cifrando los 75 años.

Este ejemplo bastaría para describir esta raza, que posee una enorme capacidad de trabajo y labora sin descanso.

Se advertía una carencia de servicios médicos digna de comentario. A un Senador miembro de la delegación dominicana de la que ya hablamos, se le quebraron sus lentes de lectura el día de nuestro arribo a Pekín y no fue posible encontrar una óptica que los reparara en quince días que ésta permaneció en China, no obstante, las gestiones que al más alto nivel se realizaron. Otro Senador sufrió algunas dolencias de salud durante la estadía, pues el clima fue bajo cero durante toda la permanencia en ese país, y no pudo ser asistido adecuadamente por un médico. Apenas apareció alguien que le tomara la presión, con un equipo de estetoscopio que, a una pregunta de los visitantes, tenía más de treinta años en uso. Empatado por todos los lugares. No creo que pudiera tenerse fe en la efectividad de un diagnostico dictado al amparo de ese antiguo equipo.

Otro detalle digno de destacarse igualmente, es el de haber tenido el valor de admitir, por lo menos en privado, las grandes limitaciones y fracasos que en muchos ordenes había tenido la “Revolución” y aun cuando no profundizan en las causas, uno de los funcionarios que nos asistió, admitió que estriban en las “deficiencias del sistema”.

La mayor parte de los recursos que captaba el Gobierno para ese tiempo, estaban destinados a la defensa nacional. China Continental posee el Ejército más grande del mundo. Con motivo de la intervención rusa en Afganistán hacia el 1979, movilizaron en solo dos días un millón de soldados a todo lo largo de la frontera de 6,400 kilómetros con la Unión Soviética, país con el que no ocultaban sus diferencias políticas. Ese dato nos serviría de clara diferencia. Otra de las “modernizaciones” a que le otorgaban alta prioridad los chinos, es precisamente a la defensa nacional. De ahí la apertura que estaban propiciando con Occidente y la intensificación de sus relaciones diplomáticas y comerciales con los Estados Unidos. Ello tenía entre otros motivos, la finalidad de buscar el fortalecimiento de sus defensas.

Estados Unidos ha venido prestando atención prioritaria a sus relaciones internacionales y comerciales con China Continental y hace unos días vimos en cable de la Agencia EFE desde Pekín, el lunes 23 de julio de 2018, que China había advertido a Estados Unidos, que las amenazas e intimidación en el aspecto económico nunca funcionarán, a la vez que pedía resolver los conflictos comerciales “de forma razonable”, ante una reciente intención de imponerle aranceles adicionales por valor de 500,000 millones de dólares.

Tradicionalmente, sobre todo después de concluida la II Guerra Mundial, China ha mantenido en sus relaciones con la Unión Soviética una actitud de reservas, no obstante, ambos países estar regidos por sistemas políticos similares, actitud que viene recrudeciéndose desde 1956 a raíz de la propuesta que Krushchev le hizo a Mao Tse Tung para la integración de una flota marítima en que iba envuelto el interés de los rusos para manejarla a su discreción, quedando China en una débil posición frente al poderío naval de los soviéticos. No es ocioso consignar aquí, que la diferencia entre estos dos países en materia de armamentos es notable.

La negativa china a tal propuesta agrió aún más las relaciones, ya de por sí tirantes, y podemos señalar que, de esa fecha hasta hoy, los dos grandes mantienen sus relaciones regidas con extremas limitaciones.

Hoy día la situación se torna más difícil, pues el afán hegemónico que los chinos advierten en la política de la Unión Soviética, tanto en Asia Central, como en África y el Caribe, ha colocado a China Continental en actitud firme de defensa de su territorio y soberanía.

Es ostensible, se advierte fácilmente, que China Continental viene enfrentando la lucha expansionista de la Unión Soviética. Le teme a ello, es evidente, sobre todo a la superioridad militar de estos. Criticó severamente la intervención rusa en Afganistán para el 1979 y en las Naciones Unidas fue uno de los 118 países que votó condenando a Rusia por ese hecho.

La mano de obra era increíblemente barata y la finura y exquisitez de los trabajadores en telas y artesanía, nadie las podía igualar para la época no tan solo por su bajo costo, sino por su calidad.

El salario promedio de un obrero era de US$55.00 mensuales, el equivalente a 664,000 yuanes, según afirmara el Primer Ministro Deng Xiao.

Los ciudadanos chinos pagaban para la época del viaje por su vivienda, el equivalente a US$2.00 dólares al mes. Por el servicio de energía eléctrica, pagaban el equivalente a US$1.00 y el resto destinado para su alimentación, vestimenta y demás necesidades.

La adquisición de bienes y servicios estaba sujeto al sistema de tickets.

En muy pocos hogares chinos se veía televisión.

Las madres al salir cada día al trabajo, dejaban a sus hijos en guarderías infantiles, donde recibían educación y enseñanza gratuita a cargo de un equipo de profesores que les enseñaban entre otras cosas las “grandes ventajas” de la “Revolución Popular”. En cada hogar se podía ver una foto gigante del Líder de la Revolución Mao Tse Tung y de Deng Xiao Ping, primer Ministro y Presidente del Partido Comunista.

Tuvimos ocasión de visitar una Comuna Popular en la ciudad sureña de Cantón, donde nos explicaron su funcionamiento, todas están a cargo del Secretario General del Partido Comunista, en cada ciudad.

Toda actividad pública o privada tenía un alto porcentaje de intervención política.

El tema político más socorrido era el de la actitud de la viuda de Mao, Ling Piao y los otros miembros de la ya famosa “Banda de los Cuatro” a quienes se atribuye la responsabilidad de los fracasos de la

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Víctor Gómez Bergés

Santo Domingo

Nuestra inquietud por conocer aquel gran país nos llevó a solicitar visitas a algunas fábricas y observar cómo se desenvolvían los trabajadores en ellas y nos llevaron a una que confeccionaba alfombras, telas, cloisonet, pinturas y en todas se advertía la virtuosidad de las manos de estos maestros de la artesanía. Nadie en el mundo es capaz de hacer lo que solo los chinos realizan, y no hay dudas, en ello interviene ese exquisito don que hemos dado en llamar “paciencia china”, que no es solo una expresión, sino una realidad.

Conversando con un artesano, a quien veía hacer su trabajo con la parsimonia de un ritual, le preguntaba el tiempo que llevaba tallando una hermosa pieza de dos pies de longitud de coral rojo, una de las joyas chinas, y nos contestó que había invertido ocho años trabajando en esa sola pieza y pensaba concluirla en cuatro más.

La misma tenía un valor bruto de US$40,000 y cuando termine su filigrana, costará US$140,000.00, según me afirmó con discreto orgullo.

“No he trabajado en ninguna otra en ese lapso”. Era un hombre cifrando los 75 años.

Este ejemplo bastaría para describir esta raza, que posee una enorme capacidad de trabajo y labora sin descanso.

Se advertía una carencia de servicios médicos digna de comentario. A un senador miembro de la delegación dominicana de la que ya hablamos, se le quebraron sus lentes de lectura el día de nuestro arribo a Pekín y no fue posible encontrar una óptica que los reparara en quince días que ésta permaneció en China, no obstante, las gestiones que al más alto nivel se realizaron. Otro senador sufrió algunas dolencias de salud durante la estadía, pues el clima fue bajo cero durante toda la permanencia en ese país, y no pudo ser asistido adecuadamente por un médico. Apenas apareció alguien que le tomara la presión, con un equipo de estetoscopio que, a una pregunta de los visitantes, tenía más de treinta años en uso. Empatado por todos los lugares. No creo que pudiera tenerse fe en la efectividad de un diagnóstico dictado al amparo de ese antiguo equipo.

Otro detalle digno de destacarse igualmente, es el de haber tenido el valor de admitir, por lo menos en privado, las grandes limitaciones y fracasos que en muchos órdenes había tenido la “Revolución” y aun cuando no profundizan en las causas, uno de los funcionarios que nos asistió, admitió que estriban en las “deficiencias del sistema”.

La mayor parte de los recursos que captaba el Gobierno para ese tiempo, estaban destinados a la defensa nacional. China Continental posee el Ejército más grande del mundo. Con motivo de la intervención rusa en Afganistán hacia el 1979, movilizaron en solo dos días un millón de soldados a todo lo largo de la frontera de 6,400 kilómetros con la Unión Soviética, país con el que no ocultaban sus diferencias políticas. Ese dato nos serviría de clara diferencia. Otra de las “modernizaciones” a que le otorgaban alta prioridad los chinos, es precisamente a la defensa nacional. De ahí la apertura que estaban propiciando con Occidente y la intensificación de sus relaciones diplomáticas y comerciales con los Estados Unidos. Ello tenía entre otros motivos, la finalidad de buscar el fortalecimiento de sus defensas. Estados Unidos ha venido prestando atención prioritaria a sus relaciones internacionales y comerciales con China Continental y hace unos días vimos en cable de la Agencia EFE desde Pekín, el lunes 23 de julio de 2018, que China había advertido a Estados Unidos, que las amenazas e intimidación en el aspecto económico nunca funcionarán, a la vez que pedía resolver los conflictos comerciales “de forma razonable”, ante una reciente intención de imponerle aranceles adicionales por valor de 500,000 millones de dólares.

Tradicionalmente, sobre todo después de concluida la II Guerra Mundial, China ha mantenido en sus relaciones con la Unión Soviética una actitud de reservas, no obstante, ambos países estar regidos por sistemas políticos similares, actitud que viene recrudeciéndose desde 1956 a raíz de la propuesta que Krushchev le hizo a Mao Tse Tung para la integración de una flota marítima en que iba envuelto el interés de los rusos para manejarla a su discreción, quedando China en una débil posición frente al poderío naval de los soviéticos. No es ocioso consignar aquí, que la diferencia entre estos dos países en materia de armamentos es notable.

La negativa china a tal propuesta agrió aún más las relaciones, ya de por sí tirantes, y podemos señalar que, de esa fecha hasta hoy, los dos grandes mantienen sus relaciones regidas con extremas limitaciones. Hoy día la situación se torna más difícil, pues el afán hegemónico que los chinos advierten en la política de la Unión Soviética, tanto en Asia Central, como en África y el Caribe, ha colocado a China Continental en actitud firme de defensa de su territorio y soberanía.

Es ostensible, se advierte fácilmente, que China Continental viene enfrentando la lucha expansionista de la Unión Soviética. Le teme a ello, es evidente, sobre todo a la superioridad militar de estos. Criticó severamente la intervención rusa en Afganistán para el 1979 y en las Naciones Unidas fue uno de los 118 países que votó condenando a Rusia por ese hecho.

La mano de obra era increíblemente barata y la finura y exquisitez de los trabajadores en telas y artesanía, nadie las podía igualar para la época no tan solo por su bajo costo, sino por su calidad.

El salario promedio de un obrero era de US$55.00 mensuales, el equivalente a 664,000 yuanes, según afirmara el primer ministro Deng Xiao.

Los ciudadanos chinos pagaban para la época del viaje por su vivienda, el equivalente a US$2.00 dólares al mes. Por el servicio de energía eléctrica, pagaban el equivalente a US$1.00 y el resto destinado para su alimentación, vestimenta y demás necesidades.

La adquisición de bienes y servicios estaba sujeto al sistema de tickets. En muy pocos hogares chinos se veía televisión.

Las madres al salir cada día al trabajo, dejaban a sus hijos en guarderías infantiles, donde recibían educación y enseñanza gratuita a cargo de un equipo de profesores que les enseñaban, entre otras cosas, las “grandes ventajas” de la “Revolución Popular”. En cada hogar se podía ver una foto gigante del Líder de la Revolución Mao Tse Tung y de Deng Xiao Ping, primer ministro y presidente del Partido Comunista.

Tuvimos ocasión de visitar una Comuna Popular en la ciudad sureña de Cantón, donde nos explicaron su funcionamiento, todas están a cargo del Secretario General del Partido Comunista, en cada ciudad.

Toda actividad pública o privada tenía un alto porcentaje de intervención política. El tema político más socorrido era el de la actitud de la viuda de Mao, Ling Piao y los otros miembros de la ya famosa “Banda de los Cuatro” a quienes se atribuye la responsabilidad de los fracasos de la Revolución.

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