La República

Vecinos de Najayo bajo asombro ante medidas de seguridad y privilegios

Ramón Cruz BenzánSanto Domingo

Para Bernardo López Lebrón, un hombre con cerca de 20 años vendiendo mango, jugo, agua y otras mercancías frente a la cárcel de Najayo-Hombre, en San Cristóbal, se asombra ante el hecho de que nunca antes se había registrado tantas medidas extremas de seguridad y de privilegios, como se observa ahora con los nuevos inquilinos de ese recinto, el grupo de procesados por el escándalo de los sobornos de Odebrecht.

Lebrón dice estar a espera de los próximos nuevos ocupantes de celdas en Najayo irán a los espacios donde anteriormente guardaban prisión los sentenciados por fraude bancario.

Así como Bernardo, otros residentes en el sector relatan que desde el mismo día en que el juez de la instrucción especial de la Suprema Corte de Justicia, Francisco Ortega Polanco, dictó prisión preventiva contra los imputados, se han estado tomando medidas en Najayo-Hombre, situado a unos 20 kilómetros de Santo Domingo.

La prisión fue dictada en contra de Temístocles Montás, Andrés Bautista, Víctor Díaz Rúa, Conrrado Pittaluga, César Sánchez, Máximo D’Oleo Ramírez y Ruddy González, quienes están recluidos en la cárcel preventiva del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva hasta tanto sean trasladados a Najayo.

Desde una gallera, banca de apuesta, ventorrillo y colmado funcionan en los alrededores de esa cárcel, donde también funciona la prisión de Mujeres y de menores infractores de la ley.

Un motociclista que pasó cuando en este redactor conversaba con Bernardo vociferó, a manera de pregunta: “¿Por fin, cuándo es que traen a esa gente; ya le tienen celda preparada?”.

A la entrada de la calle que da acceso a la cárcel de Najayo, varios hombres colocaron una funda de cemento con una carretilla de arena, pidiendo dinero a las personas que pasan por el lugar, para, supuestamente, reparar hoyos.

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