REPORTAJE
El difícil camino de una querella tras un asalto
LISTÍN DIARIO NARRA LA FRUSTRADA EXPERIENCIA DE DOS JÓVENES QUE FUERON ASALTADAS, Y QUE DENUNCIARON LO OCURRIDO CON LA ESPERANZA DE RECUPERAR SUS PERTENENCIAS

Preocupación. Abundan las quejas de ciudadanos que alegan recibir poca atención cuando van a querellarse a la Policía.
La ocurrencia de actos delictivos continúa sucediendo a cualquier hora del día. Frente a esa realidad los ciudadanos que han sido despojados de sus pertenencias tienen tres opciones: poner una denuncia ante la Policía; dar el caso como cerrado y tener más precaución para que no vuelva a ocurrir.
La segunda opción es la más utilizada, debido a que muchos ciudadanos tienen la creencia de que poner una denuncia ante la Policía Nacional no les ayudará a recuperar lo que desaprensivos les robaron.
No obstante a eso, otros tienen la esperanza de recuperar sus pertenencias y se desplazan al destacamento más cercano a poner la denuncia que, según esperan, ayudará a apresar al malhechor y a recuperar lo que les quitaron.
El atraco La joven estudiante de Derecho, Andrea Santos, (nombre ficticio por protección), de 17 años de edad, salió a las 9:00 de la noche del sábado 5 de marzo a la esquina de su casa, en La Victoria, junto a su pequeño vecino de seis años a comprar algo de comer, pero lo que nunca pasó por su mente fue que al regresar la iban a interceptar para robarle.
Santos caminaba distraída hablando con el niño, y en un abrir y cerrar de ojos aparece el desaprensivo, quien ignora la cercanía de la cárcel y los policías que se mantienen monitoreando la zona, le quita el celular a la joven y huye.
La estudiante reacciona rápido y se dirige corriendo con su pequeño vecino a su casa, y le cuenta a uno de sus hermanos lo que había pasado.
En cuestión de segundos describe al malhechor. Frente a la vivienda se reúnen decenas de personas y a bordo de un carro y una motocicleta salen a buscar a quien había despojado a la joven de su Samsung Galaxy S4.
El primer lugar que visitan es el Parque Central de esa localidad. De acuerdo a la descripción narrada encuentran un hombre con las mismas características: gorra negra, polo-shirt negro y una bermuda similar al uniforme de la Policía Nacional.
Los jóvenes seguros de que habían encontrado al autor del atraco a la estudiante, lo suben en una motocicleta y lo llevan a la casa de Santos para que ella lo identifique.
Minutos después llega la víctima a su casa junto a su hermano y otros hombres, y ve al joven que los demás tenían prácticamente apresado y dice: “No, ese no fue el que me atracó”.
El sospechoso, el cual estaba acompañado de otro hombre, le pide a la afectada que describa a quien le había robado el celular. Para sorpresa de todos los presentes, le dice: -Creo que sé quién es, vamos-.
A esta travesía se suma otro carro y rápidamente encienden los dos vehículos y la motocicleta. Todos se trasladan a Los Redimidos, un barrio de La Victoria.
Al llegar al lugar y contar a los residentes lo que estaba pasando, ellos no tardan en decir “ese fue Nené, vengan, les vamos a enseñar dónde vive”.
Se desplazan a la vivienda pero estaba cerrada. Las esperanzas que tenía la joven de recuperar su celular morían rápidamente.
Durante la denuncia Desanimada regresa a su casa. Minutos después junto a su madre se dirige al destacamento de La Victoria a las 11:30 de la noche. Solo dos jóvenes policías estaban en el destacamento.
La estudiante junto a su madre cuenta lo que había sucedido para poner la denuncia y la respuesta de los agentes fue que “no aceptamos querellas de atraco a esta hora, porque los agentes de robo trabajan de 9 de la mañana a 6 de la tarde, así que tienen que venir mañana”.
En ese momento, un jovencito que se había unido a la persecución les dice a los agentes que se presume que fue “Nené”. Los policías sorprendidos dicen “que ese Nené está quemado aquí, tenemos más de una hoja de denuncias de robo en su contra, pero las víctimas vienen, reclaman lo que él les robó y cuando aparecen sus pertenencias no continúan con el proceso, por eso no lo dejan preso”. Juntas regresan a su casa, y durante ese lapso una de las personas que habían ayudado a buscar al malhechor se va a una fiesta en una discoteca ubicada frente al parque, y para su sorpresa, uno de sus amigos señala diciéndole: “Mira ese es Nené, el que ustedes están buscando”.
El joven sin pensarlo se sube a una motocicleta y va a la casa de Santos, y cuando llega le dice que lo encontró. De forma rápida se reúnen más de siete hombres junto a la afectada y se dirigen al centro nocturno.
Entran a la discoteca y Nené no para de mirar a quien todos suponían había atracado horas antes.
Se acercan a él y le dicen: ven, vamos para el destacamento. Éste se rehúsa alegando que no había hecho nada y se produce un forcejeo que termina en una pelea entre más de 20 hombres. El supuesto atracador logra salir de la multitud y entra corriendo al destacamento que queda al lado de la discoteca. Los agentes policiales lo apresan y lo llevan a una celda. En ese momento la joven atracada, notablemente nerviosa, llama a su casa para que su madre la acompañara a identificar al agresor.
Era la 1:00 de la madrugada cuando la madre de la joven llega al destacamento, donde había dos oficiales más. De inmediato procede a identificar al supuesto atracador.
En la celda estaban recluidos tres jóvenes. Los policías se los presentan a la afectada uno a uno. Les ve el rostro a los dos primeros y no se les parece, y cuando llega el turno del tal Nené se sorprende y dice: Sí, este es el que me atracó.
Nené trata de confundir a Santos, pero los agentes intervienen mandándolo a callar. Minutos después llega al destacamento el padre de la joven, el cual es abogado y catedrático universitario. Los agentes le explican la situación de que los encargados de robo no estaban trabajando, pero a pesar de eso le reciben la denuncia formal.
Uno de los policías del destacamento juzga la acción de los jóvenes, explicando que debieron ir primero al destacamento policial antes que a la casa de la joven atracada.
A la 1:40 de la madrugada Santos se marcha con su familia a su casa y quedan citados para el día siguiente en horas de la mañana.
El domingo, a las 9:00 de la mañana, la joven y su padre se dirigen al destacamento. Una mujer encargada de transcribir las denuncias era la única presente en el lugar. El padre de Santos explica lo que había ocurrido y la chica dice “pero todavía no han llegado los encargados de robos”.
Sorprendido le explica que un oficial había llamado temprano a su casa. La mujer reacciona “ahora sí, eso fue el teniente que lo mandó a llamar”, se levanta y como una especie de bocina humana grita: ¡teniente, teniente...!
Al destacamento también se presentaron tres hombres, los cuales aseguraron que Nené les había robado. Uno explicó que le había robado un tanque de gas, otro una bomba de agua y el último solo decía que hicieran una denuncia en conjunto para que Nené no saliera de la cárcel.
Se supo que actualmente Nené tiene 18 años, aunque no aparenta esa edad por su contextura física y tamaño.
Uno de los agentes entra a ese túnel oscuro con la joven y el padre para identificar nuevamente al supuesto atracador, y ocurre lo mismo que la noche anterior, la afectada solo reconoce a Nené.
(+) MUCHO PAPELEO Y DEFICIENCIA Se realiza otra denuncia de atraco contra Nené para preparar el expediente. La encargada de escribir la denuncia le pide los datos al padre, pues la víctima es menor de edad.
Escribe la denuncia a mano, la impresora estaba dañada. Tampoco hay fotocopiadora, por lo que pide a un joven que le sacara copia a la acusación.
Los agentes los citan para que vayan en horas de la mañana del día siguiente al destacamento de Sabana Perdida, donde le recibiría un oficial del departamento de robo. El lunes 7 de marzo se dirigieron al destacamento, los reciben y los mandan a la Fiscalía de Invivienda para someter al acusado.
La joven atracada, su padre y el abogado que la familia contrató para el caso, se dirigen a la fiscalía. Allá lo recibe el fiscal quien pide pruebas contra el acusado.
No había, solo el testimonio de la joven y las demás personas que declararon en el destacamento de La Victoria.
Cuando la familia explicó esa situación, el fiscal en tono irónico dijo: “Aquí no se trabaja sin pruebas. Sin ellas no se puede someter a nadie”.
Toda la odisea concluyó en ese preciso momento. La joven no recuperó su celular. Esa misma tarde Nené fue visto libre en La Victoria.
Otro caso es el de Carolina Reynoso, seudónimo, quien ha sido despojada de su celular en tres ocasiones.
La última fue a inicios de febrero, siendo ésta la primera ocasión que realiza una denuncia formal. Se dirigió a la Policía y realizó la denuncia. De ahí, la refirieron al Dicat para dar los datos del celular.
A las 12 del mediodía del primero de marzo fue al Dicat. La afectada explica el motivo de su visita, y le piden la copia de la denuncia y el código que tiene la caja del celular. La joven atracada procedió a entregarlo.
El proceso duró aproximadamente media hora. La encargada del proceso le dice “esto es todo, se puede retirar y a más tardar en 15 días le estaremos dando respuesta”.
El martes 15 de este mes se cumplieron los 15 días y la joven sigue en espera de una respuesta.
