ORLANDO DICE...
El lío inició en la UASD, dijo Iván

A CONFESIÓN… .- El rector Iván Grullón reconoce de manera implícita que los incidentes de la semana pasada se originaron dentro del recinto de la UASD. Leo y cito de la edición del periódico Hoy de ayer domingo: “En cuanto a lo que concierne a la universidad, aseguramos a la nación que los organismos competentes de la institución no cesarán hasta identificar a los responsables de los hechos deplorables ocurridos en el seno de la misma y se aplicarán las sanciones contempladas por los dispositivos estatutarios y reglamentarios correspondientes”. Queda claro, pues, “en cuanto concierne a la universidad… los organismos competentes de la institución…identificar a los responsables de los hechos… se aplicarán las sanciones contempladas…”. Esto es, un asunto entre universitarios. Y si hubiera duda, el párrafo siguiente pone en contexto la situación. Habló de la necesidad de un ambiente de unidad y armonía, y más que obvio de que si se necesita, es porque no existe esa unidad y esa armonía. En la UASD, y es lo que se infiere, además de discrepancias y contradicciones, hay agentes que hacen el trabajo del enemigo…
EL HUMO.- Todo empezó con una humareda en el salón de Alma Mater en momentos en que se discutían puntos de vistas encontrados o se coordinaba la marcha hacia el Palacio Nacional. ¿Quién tiró la bomba, quién tiró? Nadie sabe, o se hacen que no saben, y como la ciencia de la UASD no es suficiente para hacer una investigación a profundidad, convendría ayudarla con algunos indicios. Por ejemplo, los organismos de inteligencia manejan un dato que podría ser revelador: la “lacrimógena” se le cayó o fue lanzada a propósito por un miembro de Los Topos, un cuerpo de seguridad interna de la universidad. Si esa unidad existe, las indagatorias pueden avanzar en esa dirección. Aunque entre los interesados se habla de tres, y no de una. Y hay que entenderlo. Una sola no produciría efectos especiales suficientes para sustentar la tesis al uso. Ante la ausencia de armas de destrucción masiva, como las de Saddam Hussein en Iraq, se usa como recurso alterno una combinación de armas arrojadizas. Tres bombas estallando al mismo tiempo en lugares diferentes, aunque todas en el edificio principal…
¿UN DISPARO?.- ¿Cómo explicar que un artefacto lanzado desde la calle, y a mucha distancia, se convierta en un misil aire-tierra, y dando todas las vueltas posibles, penetre en el salón de Alma Marte y estalle entre contertulios? En la UASD hay una escuela de cine, pero sin dudas que al guionista de la película de la semana pasada resultó más creativo de la cuenta. Incluso, conviene decir que el humo no afectó el ánimo y que nadie pensó o planteó dejar sin efecto la movilización. Solo que al iniciarse la marcha, sonó un disparo del que no se habla, y del que tampoco se conoce origen, pero que obligó a un repliegue táctico, o a que uno que otro de los participantes “jalara”, pues aunque no se admita, no todos eran profesores, empleados o estudiantes. En esa confusión vino el después, y el después fue reseñado por los medios. La versión es que la policía atacó, y que lo hizo a mansalva para impedir el reclamo. Y sin dudas que esa parte no será borrada, sea cual que sea el resultado de la investigación de la propia universidad, pues como hecho material fue incontrovertible…
LA JUGADA.- El ataque de las tropas policiales nunca tendrá justificación, pero no hicieron más que lo siempre han hecho: Reprimir manifestaciones públicas, e incluso podrían alegar que por designio superior. No hubo en la ocasión un “sean mis primeras palabras…”, pero la denuncia y acusación del ministro de Interior y Policía, acompañado de su jefe inmediato, fue más que alarma suficiente. Dije la semana pasada que Monchy Fadul la jugó inteligentemente, y ahora, con las declaraciones del rector Iván Grullón, mejor. Aunque la marcha fue decidida y aprobada por el órgano de dirección de la UASD, más que evidente que la movilización tenía vida propia y que no estaba bajo el control de las autoridades universitarias. Fadul politizó el hecho, y lo hizo a conveniencia, y de acuerdo a su condición de funcionario, alto cargo del partido y responsable de la campaña reeleccionista en una región. Pero no solo él. Ahora se descubre que el gobierno tenía interés en sacar el tema de Joao Santana del debate público, y que con la acusación a Luis Abinader lo logró en parte…