CARTA PASTORAL
“Que la justicia y la paz se encuentren”
En este año 2015, nos hemos propuesto como Iglesia, una vez más, hacer nuestras las necesidades de todos y especialmente las de los más pobres.
(1 de 3)Introducción1. Cada año, con motivo de la fiesta de la Independencia Nacional, como pastores del Pueblo de Dios que peregrina en la República Dominicana hacemos una lectura, desde la fe, de la situación presente que vivimos como país. 2. En este año 2015, nos hemos propuesto como Iglesia, una vez más, hacer nuestras las necesidades de todos y especialmente las de los más pobres, y valorar la entrega generosa de los consagrados y consagradas en nuestras periferias geográficas y existenciales con el lema: “Amor y Solidaridad, camino de santidad”. 3. En nuestra labor pastoral escuchamos constantemente el clamor de la población sobre la necesidad de un clima de seguridad ciudadana, dado el aumento de la criminalidad, del sicariato, de la delincuencia de todo tipo y de la violencia intrafamiliar. 4. La causa más profunda la encontramos en el pecado que genera injusticias y desigualdades provocadoras. Por eso nos ha parecido bien dedicar el Mensaje de este año al anhelo del salmista cuando dice: “La justicia y la paz se besan” (Salmo 18). Lo hacemos con el deseo sincero de que con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos los dominicanos y dominicanas se haga realidad plena esta afirmación bíblica en esta Patria marcada con el lema: “Dios, Patria y Libertad”. I. Significado Bíblico de la Paz5. En primer lugar, aproximémonos al significado bíblico de la palabra paz, que en la Biblia aparece con el sonoro nombre de shalom. Con esa palabra saluda Jesús Resucitado a los suyos: “La paz esté con ustedes” (Jn 20,19). Ahora bien, la paz va más allá de la simple tranquilidad o de no tener problemas. 6. El término paz en las Sagradas Escrituras “designa el bienestar de la existencia cotidiana, el estado del ser humano que vive en armonía con la naturaleza, consigo mismo, con Dios; concretamente, la paz es bendición, reposo, gloria, riqueza, salud, vida”. 7. De hecho, shalom proviene de otras palabras que significan “estar sano”, “estar íntegro”, que implica la perfección, la plenitud, es decir, de una condición en que nada hace falta, lo que hoy en día se llama calidad de vida. Se está “en paz” si se goza de salud y de vitalidad, se está “en paz” si está bien ordenada y sus pobladores conviven en prosperidad. I. León-Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica, Barcelona, Herder, 1972. La paz no se reduce a mero bienestar material. Sólo hay verdadero estado de paz si las personas viven de manera recta e íntegra; sin estas virtudes presentes, no se puede hablar de paz verdadera. 8. La Biblia muestra que el israelita consideraba la paz como un regalo de Yahvé. Dentro de esa misma visión teológica, queda claro que quien “está en paz”, es decir, quien ha alcanzado una plenitud de vida, se encuentra en comunión con Dios, que es la fuente misma de la paz. De ahí se entiende que la justicia consiste en la búsqueda de la paz. Los salmos recuerdan que Yahvé desea la paz a las personas que le sirven, y que justo es el que camina en la ley del Señor (cfr. Sal 15, 14). 9. El salmista llega a expresar de manera aún más original este vínculo entre la experiencia religiosa auténtica y la paz. Comunica la idea de que, por así decirlo, “Dios habla paz” a su pueblo. Las palabras divinas “realizan” la paz, señalando un futuro promisorio para todo el pueblo. Por eso “la justicia y la paz se besan” (Sal 85, 11), o sea, se saludan cordialmente para caminar juntas. 10. La paz no es un estado logrado, sino siempre por lograr. El futuro promisorio al que se refiere la paz bíblica implica una gran variedad de cosas. Está detallada en un pasaje del libro del Levítico: 2. Cfr. Núm 6, 26; Sal 122, 6-9. 3. Cfr. Sal 35, 27. 4. Cfr. Sal 85, 9-14. Sueño tranquilo, desaparición de bestias feroces, ausencia de guerras con los vecinos, fecundidad de vida, crecimiento poblacional, cosechas abundantes, cumplimiento de la Alianza, presencia espiritual de Yahvé en medio de su pueblo y disfrute de libertad plena (cfr. Lev 26, 6-13). 11. Por eso, obedecer los mandatos de Yahvé hará que la paz en Israel fluya como un río caudaloso (cfr. Is 48, 18). La paz es lo que debe gobernar a Israel; sólo habrá prosperidad si se practica la justicia que entraña la paz. No habrá paz para los malvados, ya que su maldad los afecta en primer lugar a ellos mismos, llenándolos de violencia. El profeta Isaías ya anuncia la idea de que la paz es fruto de la acción mesiánica. Así, el Mesías recibe el título de “Príncipe de la paz” (cfr. Is 9, 5ss), un título que la Iglesia cristiana primitiva adjudica a Jesucristo. 12. En Lucas, el término “paz” es utilizado para referirse específicamente al acontecimiento que se cumple en Jesucristo: “Harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. 13. Jesús mismo es la comunicación efectiva de esta paz divina por encima de las fronteras que ha construido la humanidad a través de la historia, “porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio, la enemistad, anulando en su carne la Ley con sus mandamientos y decretos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo las paces, y reconciliar a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo la muerte a la Enemistad. 5. Cfr. Is 60, 17. 6. Cfr. Is 54, 13-17. 7. Cfr. Is 48, 22. 8. Ver especialmente Lc 10, 6. 9. Lc 1, 78-79; cfr. Lc 2, 14; 19, 42. Vino a anunciar la paz: paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. Por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. Así pues ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Col 2, 14-19). II. ¿Se encuentran la justicia y la paz en la República Dominicana?14. A partir de la concepción bíblica de la paz y de la justicia, hagamos un análisis de nuestra realidad dominicana para descubrir conforme a la verdad en qué medida la justicia y la paz caminan juntas o no. III. Sí, la justicia y la paz caminan juntas15. Creemos que en la República Dominicana la justicia y la paz caminan juntas en estas situaciones que deseamos destacar: a) En los valores que nos caracterizan como dominicanos16. Entre nosotros existe mucha familiaridad, sentido de vecindad, preocupación por los que sufren, solidaridad espontánea con los que nos rodean, paciencia para enfrentar las dificultades, saber “buscársela”, espíritu festivo, sentido del humor, hospitalidad, buscar la vuelta ante situaciones conflictivas... b) En el crecimiento de nuestras organizaciones comunitarias17. Crecen las organizaciones comunitarias en nuestros campos, ciudades, barrios, residenciales y urbanizaciones que buscan mejorar la calidad de vida. Los que en ellas participan se esfuerzan por hacer valer sus derechos de modo pacífico y crece la conciencia de participar en los debates políticos y en las decisiones públicas. 18. Surgen grupos de ciudadanos que luchan por la defensa de la ecología; que se afanan por la justicia en búsqueda de sanciones ante la corrupción, el fraude y el robo de los bienes públicos y que proponen soluciones concretas a las diferentes situaciones de desigualdad e injusticia. c) En los esfuerzos por mejorar la educación19. Un buen propósito que gradualmente ha comenzado a hacerse realidad es el esfuerzo que viene haciendo el gobierno por mejorar la calidad de la educación. Reconocemos que se han dado pasos importantes en elevar el nivel educativo de nuestra gente. Con la tanda extendida y la comida escolar son muchas las familias que se benefician de una mejor educación para sus hijos y de un aliciente en la alimentación, lo que ayuda indirectamente al rendimiento del presupuesto familiar de los sectores de menos ingresos. Valga también un reconocimiento al Plan Nacional de Alfabetización, con el cual se está contribuyendo grandemente a la paz como bienestar y calidad de vida de una gran parte de nuestra población. d) En el sistema nacional de atención a emergencia y seguridad20. Los ciudadanos valoramos la puesta en marcha del sistema nacional de atención a emergencia y seguridad 9-1-1, un verdadero logro del gobierno, que ya funciona y está dando sus resultados en las diversas situaciones requeridas: emergencia de salud, incendio, atentado a personas, agresiones, delito ambiental, entre otros. Ojalá se continúen haciendo esfuerzos para que este sistema tan importante pueda abarcar, en el más breve tiempo, toda la geografía nacional. e) En las iniciativas que incentivan la economía agrícola y la microempresa21. Valoramos también como una contribución significativa a la paz todas las iniciativas del gobierno por mejorar la economía de nuestros trabajadores del campo y los diversos proyectos destinados esencialmente a crear fuentes de trabajo en los sectores de más bajos ingresos. En este sentido animamos a que se continúen los proyectos de economía solidaria con los préstamos de bajos intereses a los pequeños y medianos emprendedores y que se siga dinamizando la producción nacional. De igual modo reconocemos que hay muchos empresarios con vocación social que desde sus empresas procuran mejorar la suerte de sus trabajadores y que manejan sus riquezas e inversiones con un sentido de solidaridad humana y responsabilidad social. f ) En las actitudes responsables de nuestros ciudadanos y ciudadanas:a. En tanta gente que se levanta de mañana a su trabajo, a ganarse el pan de cada día con sacrificio y empeño; b. En el esfuerzo de tantos jóvenes que en el día a día preparan sus tareas para alcanzar el éxito en sus estudios básicos, medios, en una carrera universitaria o en el aprendizaje de un oficio; c. En la responsabilidad y sacrificio de tantos maestros y maestras que no escatiman esfuerzo para preparar bien sus lecciones y llevar, como manjar sabroso, la enseñanza a sus estudiantes; d. En la verdad que instruye y forma conciencia recta de tantos comunicadores sociales y periodistas que investigan, trasmiten y orientan apegados a la verdad y la justicia, respetando la integridad moral y buena fama de las instituciones y personas. e. En tantos obreros y jornaleros, que se levantan bien temprano para comenzar sus faenas y ganar el sustento de sus hijos con el sudor de su frente; f. En el trabajo de los hombres del campo que siembran con esperanza y le arrancan a la tierra los alimentos que nutren a todos. g. En la atención y trato cortés de tantos oficinistas públicos y privados que cumplen con su deber en el puesto asignado y son el verdadero soporte de la administración pública y de la empresa privada. h. En el riesgo y sacrificio de los hombres y mujeres de nuestros cuerpos de seguridad, que a pesar de su bajísimo salario, no se dejan corromper, y se esfuerzan por cumplir sus tareas y mantener el orden público; i. En el discernimiento y la justa toma de decisiones de políticos, jueces, y otros funcionarios públicos honrados que batallan en medio del juego de intereses individuales y colectivos por conquistar el bien común; j. En el esfuerzo tenaz de tantos médicos y enfermeras que aguantan trasnoches y desvelos por lograr la salud de sus pacientes. k. En la ciencia y el cálculo esmerado de tantos arquitectos e ingenieros que edifican con seguridad nuestros hogares y los espacios de trabajo, comunicación y diversión de nuestras ciudades y campos. l. En los servicios y atenciones de tantos comerciantes, técnicos, sastres, ebanistas, plomeros, electricistas, carpinteros, albañiles, modistas, estilistas, barberos, mecánicos, choferes, transportistas, camareros servidoras del hogar y otros tantos, que sin engaños y diligencias ofrecen su talento en las múltiples tareas que brindan a la sociedad y que hacen posible un justo desenvolvimiento de todos.